Makinas de romper: un paisaje de acontecimientos

MÁKINAS DE ROMPER es un proyecto de investigación multidisciplinar, a partir de la interacción de diversos lenguajes. La propuesta invita a una reflexión vivencial sobre los límites físicos, tanto matéricos, como íntimos y sociales. Se presentan los sábados 9 y 16, domingos 10 y 17 de Septiembre en Chela, Iguazú 451.

Este es un trabajo producido por NEEELI, una plataforma de creación conformada por Manuela Pique y Mariana La Torre, quienes vienen trabajando juntas hace 10 años en la investigación, creación y montaje en danza y performance, con el foco puesto en híbridos escénicos. Para Mákinas de romper, se sumaron al equipo Javier Olivera, Ale Perci, Estanislao Ortíz, Florencia Martínez, Julieta Cutta, Daniela Haikins.

Mákinas de romper se gesta en Chela, una ex fábrica de amianto, en Parque Patricios, una planta de investigación de Ciencias, Tecnología y Artes, que aloja algunos proyectos que son propios del lugar y algunos proyectos de invitados.

Dialogamos con Manuela Piqué, la directora de este proyecto multidisciplinario sobre como fue el proceso creativo y nos dice: ”Venía vibrando con el estallido social de Chile del 2019, estuve ahí, viví esa experiencia y personalmente me atravesó esa atmósfera social de aguantar, de tensar y tensar hasta que estalla, y cuando explotó salir a la calle. Me impactó tanta energía contenida, y vivenciar la potencia de esa fuerza manifestándose en la calle. Sin pensarlo mucho noté que las había puesto a trabajar en este proceso. Por otro lado, siento que estaba atravesada por un gesto pandémico de desarticular los modos de hacer. Nos pasamos horas rompiendo cosas. Hicimos un trabajo de investigación con los materiales, nos propusimos junto con todo el equipo, estudiar cómo se rompen las cosas y cuál es el vínculo que iban teniendo los performers con esas instancias de rotura, digamos, con la experiencia de y con los materiales, y contar con un espacio para darle lugar a esa investigación, fue fundamental”.

¿Cómo se acoplaron esas imágenes con al espacio Chela?

Para romper cosas teníamos que tener un lugar donde pudieramos desplegar esas fuerzas, y sin dañar un piso de danza. Teníamos que corrernos de esos espacios tradicionales de creación que tanto nos alojaron. Por este motivo, el dispositivo se montó Chela que es un galpón y claramente, el espacio tiene que ver mucho en la experimentación del proyecto. Todo el proceso fue ahí, en ese piso, con ese frío y el cuerpo se empezó a acondicionar a esas condiciones. Con Ale Perci, quién trabaja con las materialidades, pensamos en dispositivos que abracen columnas, vigas, etc. Entonces, nos instalamos en Chela, dónde creo que el trabajo se potencia. Nos acoplamos al espacio como una verdadera máquina.

Para la directora, el trabajo se completa con la presencia activa del público, con qué lugar ocupa para mirar y de ahí cómo quiere y puede vivirla cada espectador y eso en particular se define en cada función, reconociendo que “la obra está pensada como un paisaje de acontecimientos, esa es la idea que contiene al dispositivo escénico. Me interesaba que no haya jerarquías entre cuerpo y materia, entre escena y público, que haya una energía que esté circulando entre todes, un clima de desorientación, cómo poniendo el jaque la comodidad de les espectadores”.

Mákinas de romper tiene por delante estas cuatro funciones en Chela con la intención de que el proyecto no se termine con esta temporada, sino, que la idea del grupo es poder seguir interviniendo y acoplando el dispositivo a otros espacios.

danza y performance Javier Olivera y Mariana La Torre