
El temporal del pasado 7 de marzo arrasó Bahía Blanca. Diez días después algunas zonas seguían sin luz. Cuando el agua baja, después de las tareas de saneamiento, cuando la limpieza termina, los desechos desaparecen y los servicios retoman su funcionamiento, aún es mucho lo que queda como huella del desastre. La humedad trabaja despacio y demanda tratamientos de cuidado y restauración. Paredes, electrodomésticos, autos, muebles, telas, libros… Todo requiere una atención minuciosa y especializada.
Elisardo Tunessi y Juan Antonio Rivera, presidente y tesorero respectivamente de la red de Espacios Culturales Independientes (E.C.I), reportan un 85% de espacios con destrucción parcial de carácter edilicio, además de múltiples pérdidas en equipamiento y materiales. Señalan que algunos espacios ya se habían visto afectados por el temporal de 2023 y el granizo de febrero.
Aseguran que la comunicación con el Instituto Cultural de Bahía y el Instituto Cultural de la Provincia fue inmediata. Se solicitó un relevamiento y se está dialogando en torno a programas de asistencia enfocados no sólo en la recuperación de instalaciones sino de cara a la continuidad de la actividad. El 50% de los espacios debe abonar un alquiler que para algunos hoy resulta imposible cubrir. También están en situación crítica los sueldos de más de un centenar de trabajadores fijos de la red, así como el entorno laboral de los elencos.
A la preocupación por el hábitat espacial se suman la fractura y el empobrecimiento del tejido social que afectarán directamente al número de participantes en talleres, así como al público cuando las funciones se retomen.
La necesidad es y será mucha durante los próximos meses. Están recibiendo apoyos de otras provincias y el exterior. El alias oficial habilitado es: red.espacios.bahia
El centro cultural La Panadería, hervidero de creatividad fundado por el grupo Nuevo Drama hace veinticinco años, ubicado en el centro de la ciudad, sufrió grandes pérdidas. Verónica Iglesias, una de sus integrantes y trabajadora de Don Osvaldo, su mítico bar, comenta que el piso de la sala será lo más complejo de recuperar. Apuestan por retomar los talleres en un espacio alternativo, más pequeño y en el fondo, que inauguraron el año pasado.
Iglesias destaca cómo encararon la emergencia gracias al apoyo inmediato de las redes comunitarias. Todos los días se acercaron voluntarios. Pasó tanta gente que comenzaron a enviar ayuda a otros lugares. La solidaridad, la disposición y el buen ánimo se impusieron.
El 23 de marzo la Panadería convocó como siempre a una vigilia por el día de la Memoria. Fue todo un reencuentro, un abrazo colectivo que se resignificó en este contexto. Muchos artistas se ofrecieron para organizar una recaudación de fondos y se anuncia en redes una función a beneficio el 13 de abril.
Espacio Vitro, liderado por Cecilia Gismano, tuvo pérdidas importantes de equipamiento y una parte del techo se cayó. Gradas y piso fueron desarmados y necesitarán tratamiento. También recibieron apoyo de amigos y colaboradores para las tareas de rescate y limpieza, pero la inversión que precisan ahora no es algo que puedan afrontar sin apoyo estatal.
Otros espacios gravemente afectados son La Nave Circo, Refugio Dutsi, Motor Colectivo, Lisboa y El Núcleo. La imposibilidad de volver a trabajar acentúa el crítico panorama.
Quienes no sufrieron el impacto del agua, como Kanika, Juanita Primera, Maroma o Pez Dorado, estuvieron afectados por el corte de servicios y tuvieron a sus equipos abocados en tareas de emergencia asistiendo a familiares y amigos. Lentamente están reactivando los talleres. Conscientes de que tardarán en recuperar algo parecido a la normalidad, comienzan a anunciar actividades, no sólo con el objetivo de recaudar fondos, sino también para incentivar el reencuentro entre elencos y público.
En Juanita Primera el 28 de marzo habrá una noche con obras de pequeño formato, producidas en la sala. Kanika recibirá en abril a Juan Falú con dos conciertos a beneficio del Conservatorio de Música.
Por su parte, el Teatro Municipal anunció el 18 de marzo en sus redes sociales la suspensión de visitas guiadas, funciones y convocatoria anual hasta nuevo aviso. Su director Gustavo Kamerbeek y el jefe técnico José Luis Gaddi confían en sus trabajadores para encarar este enorme desafío, pero es obvio que el apoyo estatal para la total recuperación resulta imprescindible. Es destacable el vínculo que el Teatro Municipal ha sabido forjar con la comunidad. En él trabajan los Organismos Artísticos del Sur conformados por el Ballet del Sur, la Orquesta Sinfónica Provincial y el Coro Estable. Además, el Municipal realiza convocatorias abiertas para su programación y alberga a menudo propuestas del circuito independiente.
El hecho de que un barrio cuente o no con un espacio cultural y/o teatral supone una enorme diferencia. No sólo generan trabajo y fomentan una actividad extraordinaria que beneficia a vecinos y negocios cercanos. Son puntos de encuentro, socialización, dinamizan un flujo de intereses y producciones que testimonian su pasado y presente. En ellos hay un espíritu de formación constante, exploran y afianzan la creación de voces colectivas. Su existencia, a menudo invisible a los neones del mercado, garantiza un territorio donde saberse a salvo. La red cultural forma parte de esa sociedad civil que tantas veces se ve obligada a cubrir la ausencia del Estado.
Bahía Blanca ha visto cómo durante los últimos años su paisaje cultural se enriquecía y diversificaba gracias a la variedad de iniciativas de estos espacios. Su red, la ECI, prueba esa evidencia que debe repetirse a cada rato: nadie se salva solo.
La comunidad escénica es y debe ser federal. Somos público, creadores, productores y gestores que están potencialmente, en todas las provincias. Allá donde hay una sala, hay un faro hacia el que podemos caminar, una parada en la ruta de la próxima gira. Lo que hoy sucede en Bahía Blanca, ya nos pasó, nos está pasando a todos.
Foto: Lourdes López
Colaboraciones: red.espacios.bahia
E.C.I en IG: redecibb