En el barrio porteño de Almagro la oferta gastronómica siempre fue de la mano con el espíritu cultural que inunda sus calles. Alejado de la movida palermitana, este circuito propone un mix de sabores en cada esquina, donde el teatro independiente y la milonga conviven con bares históricos y nuevos rincones que convocan a un público de amplio rango.
Las propuestas gastronómicas almagrenses hacen eje en la cocina tradicional local y rinden homenaje a la herencia culinaria italiana. Algunas de sus esquinas, con calles de adoquines y balcones franceses no tienen nada que envidiarle a ciudades como París o Roma. Sobre una de ellas se ubica Musetta, un sitio ideal para tomar un tazón de café espumoso mientras se lee un libro (cuenta con una biblioteca poblada de clásicos a disposición), tomar un aperitivo al atardecer o disfrutar de una auténtica burrata con sello italiano. El espacio atrae a vecinos del barrio, artistas, escritores y parejas recién salidas del teatro. Hay noches en la que se puede disfrutar de un improvisado recital a cielo abierto mientras se saborean las bruschettas de la casa acompañadas por una copa de vino o un negroni.
A pocas cuadras de Musetta se encuentra Pierino, una cantina histórica que abrió sus puertas en 1909, donde es habitual ver gente afuera esperando para degustar lo mejor de la cocina italiana. La propuesta incluye pastas caseras variadas, entre las cuales se destacan los ravioles de cordero y sus salsas, así como el infaltable tiramisú. La esquina de Lavalle y Billinghurst es una parada obligada en el barrio.
Unos metros más adelante está Lupo, la herencia de Pierino, a cargo de los hijos de su dueño, quienes crecieron trabajando en el negocio familiar y decidieron ampliarlo al incorporar este espacio de estilo más gourmet. El fuerte de la carta son las pizzas que se cocinan en horno a leña, de masa crocante y finita. Se puede elegir entre varios sabores e incluso optar por salsa “bianca” o “rossa”. A su vez, el menú incluye entradas para degustar (exquisita la burrata y la empanada de cordero), platos del día, vinos y cerveza artesanal.
El corredor de Guardia Vieja
Entre los árboles y las mesas que copan las veredas de la calle Guardia Vieja se encuentra otro de los puntos destacados del barrio: La Vieja Guarida. Este Ph antiguo de techos altos que, de la mano de un grupo de amigos, supo capturar la esencia almagrense con una mirada renovadora. Con su enorme mural en el patio y cuadros de artistas que se renuevan mes a mes en su interior, este bar se ganó el corazón de los vecinos hace años y hoy atrae al público porteño.
La Vieja Guarida apostó a un relanzamiento de su propuesta gastronómica durante la pandemia, y mal no le fue. Sumaron hornos ahumadores y fiambres curados artesanalmente que se deshacen en cada bocado. Imperdibles las pizzas caseras y la milanesa de bife de chorizo. Este “refugio de artistas” -como lo definen sus dueños- ofrece además una amplia oferta de coctelería a precios razonables para quedarse brindando hasta la madrugada.
Sobre la misma calle aparece en la esquina Guarda la Vieja un comedero y bebedero con más de 10 años en la zona, donde se puede disfrutar de una variada carta que va desde las picadas tradicionales, unos falafel, tortillas y ensaladas varias o un riquísimo risotto. Asimismo, para días frescos no hay que dejar de probar guiso de lentejas o locro que son las especialidades de la casa.
Una de las propuestas más convocantes de este epicentro gastronómico es Lo de los Rusos, un pequeño espacio multirubro que funciona como cafetería/bar/despensa gourmet. Durante el día, las conservas, quesos y sandwiches salen como pan caliente, mientras que por la noche el lugar reúne a muchas más personas de las que sus sillas pueden sentar. Sin embargo, a nadie parece importarle, con sus variedades de cervezas y sidra artesanal que acompañan las picadas, este lugar se ganó el premio revelación del barrio y es el punto de encuentro para los sub 35.
Los clásicos
Fundada en 1927 por inmigrantes italianos, Pin-Pun es la pizzería más popular de Almagro. Este clásico de la Av. Corrientes es ideal para comer una porción de muzzarella al paso, un manjar que sigue vigente tras 90 años y que en el 2018 ganó el título a la Mejor Pizzería de Buenos Aires.
Le compite en historia, aunque con una impronta diferente, el café declarado Bar Notable “El Banderín”, fundado hace casi 100 años. Un reducto con herencia tanguera y una parada obligada para los amantes del vermú con “picadita”. En un recorrido por Almagro (y por el pasado), no puede faltar la visita a la esquina de Billinghurst y Guardia Vieja.