La obra de Santiago Paredes propone un entrecruzamiento de diferentes lenguajes y materialidades. Pequeños objetos se recortan de un fondo rojo y de colores juegan con nuestra mirada. Está en ellos la necesidad de desplegarse porque solo ellos guardan la precisión del universo, bello e inútil. En definitiva, se trata solo de finales y comienzos en una realidad que vemos distorsionada, en forma de reflejo. Colores y figuras que nos interceptan de manera casi perfecta, casi inocente construyen este espacio para atravesar el tiempo incompleto entre lo natural y lo artificial. En esta entrevista para Llegás, nos dejamos llevar por la cadencia del mundo Paredes, su intimidad y sus múltiples versiones.
Teniendo en cuenta el título de tu muestra, me resulta imposible evitar preguntar: ¿Qué significa el tiempo para vos?
Es interesante porque ¨Tiempo¨, para ser un código que todos podamos compartir, necesita responder a una imagen concreta, una síntesis gráfica: ya sea un reloj de agujas, el glifo de un número o hasta una cuestión cromática (como cuando baja el sol). Es un concepto tan humano que no puede existir sin un símbolo que lo represente. Difícil pensar el tiempo sin imagen. Siempre pienso en las civilizaciones antiguas, antes del reloj donde solo existía el día y la noche, antes de la revolución industrial donde no había un pilar gigante con un reloj dictando cuando empieza y acaban las cosas. ¿Cómo era el tiempo? En el arte, por ejemplo, el tiempo es muy capcioso como cuando ¨te lleva dos minutos hacer algo¨, que realidad estuviste incubando o entrenándote ¨toda la vida¨.
Creo que tu imagen deja entrever lo lúdico y, por momentos, cierta ironía. Quizás, la ironía que trae consigo el juego de lo bello. En este sentido, me interesa mucho saber cómo es tu proceso de trabajo.
Para esta exhibición justo cambié un poco mi manera de trabajar. En paralelo a esta muestra estaba haciendo otra de mis pinturas en Moria galería y quería proponer otro juego, otra espacialidad. Quería que la sala esté bastante vacía y que la acción suceda, digamos, en ese terreno virtual que son los espejos.
Al entrar al espacio, nos encontramos con estos espejos con forma de vasija que nos devuelven justamente una versión mimética y distorsionada de la realidad. Los jarrones, ánforas, urnas y vasijas siempre fueron un recurso en la historia de las imágenes para contener y narrar.
Después, está la parte de los objetos ensamblados sobre el fondo rojo. Eso es casi doméstico, te diría, esas obritas las empecé haciendo para para poner en mi casa, las iba apoyando en el living o por ahí. Cuando tuve taller para hacer la muestra fueron creciendo y proliferando hasta pasar a ser parte de la exhibición. No sé si significan algo, me gusta verlos.
Si bien tu obra está basada en el diálogo entre arte y diseño, tal vez, el armado de una propuesta para la Bienal te puso en un nuevo lugar de interacción. ¿Cómo fue esa experiencia?
El desafío era salir al espacio, mis obras por lo general son muy planas. Muy como la pantalla, donde las hago.
En esta muestra traté de pensar el espacio como si directamente fuera el Photoshop. Una especie de canvas 3D donde ir aplicando los elementos e ir componiendo. En una parte de la muestra hay como un grupito de cosas naranjas, es el momento más naif e indie porque no propone nada muy en particular. Yo lo veo como si eso fuera la paleta, un pedacito de plástico donde si estuviera pintando mezclaría los colores. Pero en sí mismo, en su conjunto, no son más que un montón de pedazos de goma de formas parecidas, teñidos de naranja.
¿Existen los días perfectos? En caso de que sí, ¿cómo es un día perfecto?
No, y cuando ocurre es muy sospechoso. Siempre tiene que haber algo medio bajón para apreciar lo bueno. Sino, es todo medio como jugar al SIMS. Es todo tan perfecto que la gente se aturde y empieza a prender fuego el microondas.
Por Luz Marchio
SOBRE LA BIENAL
La Bienal es la plataforma de promoción de la Ciudad de Buenos Aires para artistas jóvenes de todo el país, programa impulsado por la Subsecretaría de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Es un proceso integral de formación, creación y exhibición que busca dar visibilidad a las producciones de artistas jóvenes y generar los mejores contextos para la creación de nuevas obras. Sus objetivos centrales son: promover la formación práctica y teórica de artistas, propiciar encuentros, pensamiento crítico e intercambios que den origen a nuevas creaciones, apoyar el desarrollo de nuevas producciones y su circulación dentro y fuera del país. También se propone acercar nuevos públicos a las distintas manifestaciones del arte contemporáneo.
El futuro es como la gelatina, transparente
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