Variaciones del estar
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Variaciones del estar

Catorce artistas contemporáneos resignifican elementos de su entorno cotidiano para contar diferentes experiencias de mundo

25 de julio de 2022

Hay lugares cotidianos donde la luz guarda un secreto para el cuerpo; una luz que crece por lo bajo cuando nadie lo espera. Sin ningún atractivo particular, estos lugares contienen objetos con rastros del tiempo, imperceptibles para algunos, reveladores para otros. Indefectiblemente, cada espacio se completa con una mirada que nunca viene vacía y siempre es distinta. Los objetos se unen como eslabones para crear una narrativa paralela sobre nuestra vida. Si pensamos que habitar un lugar es mantener una relación con los objetos que nos rodean y con su historia, cabe preguntarse, entonces lo siguiente: ¿existe algún espacio que no tenga rastros de nuestros ritos cotidianos? En todo caso, habitar es la manera en que nos relacionamos con las cosas es la forma que tenemos de apropiarnos de un territorio.

En el Espacio de Arte de la Fundación OSDE, se desarrolla la exhibición NO HE VISTO ÁRBOLES DE TAL NATURALEZA, donde catorce artistas contemporáneos resignifican elementos de su entorno cotidiano para dar lugar a una nueva afectividad. Viviana Blanco, Julian Brangold, Nacha Canvas, Camila Carella, Jimena Croceri, Emilia de las Carreras, Lucila Gradín, Julia Levstein, Enzo Luciano, Sabrina Merayo Nuñez, Magdalena Molinari, Lola Orge Benech, Andrea Ostera y Hernán Salvo abren, así, sus propuestas para reflexionar sobre mundos posibles, sobre variaciones del estar en este y otros  planos.

La sala se divide en dos grandes núcleos. Por un lado, la relación de lo natural y lo orgánico, por el otro, los entornos digitales y las pantallas. Parece simple y, sin embargo, en esta apertura está representada la marcha y contramarcha a través de la compleja relación que mantenemos con el territorio.

Cada obra de esta exposición transmite la experiencia de naturaleza. De esta manera, la tierra, el agua, el fuego y el viento son puntos de partida para pensar las diferentes formas que tenemos de atravesar el tiempo. Madera que sobreviene en mobiliario, seres y objetos de diferentes tiempos que combinan tiempos y texturas, lo onírico y su capacidad creativa, la fragilidad como resistencia, lo urbano resituado a través de la materia, la fragmentación del cuerpo/territorio. Lo pequeño, lo gigante. La potencia del color. El pasado que vuelve en forma de estrella.

Se trata, más bien, de perderse en los propios caminos. Quien visita esta exposición no es meramente un espectador sino un co-creador en el diálogo con lo natural. ¿Y qué es la naturaleza sino la energía radical que nos atraviesa y nos une? Quizá, la idea de volver a pensar los vínculos nos obliga a revisar el contexto de aparición de la afectividad como condición de creación.  Así, en la honestidad de la naturaleza, el presente se vuelve tangible para dar lugar a nuevas formas de pensar, de sentir y de estar.                                                         

Por Luz Marchio

 

Hasta el 27 de agosto

Fundación OSDE – Arroyo 807

Lunes a sábado de 12 a 20

GRATIS

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