Artistas argentinas de la cultura Hip Hop
Sección Danza - Revista Llegás
Danza

Artistas argentinas de la cultura Hip Hop

9 de abril de 2021

Una vez pasado marzo, tan nombrado mes de la mujer, nos preguntamos por el rol que ocupa en la cultura de nuestra ciudad. Desde el área de danza de Llegás, nos interesamos por lo que sucede en los espacios públicos, lo que circula en la calle y se propaga en distintos ámbitos y generaciones. Por eso, nos sumergimos en el Hip Hop a través de una charla con diversas artistas de los cuatro pilares de su cultura: la danza (breakdance), la lírica (mc), la música (dj) y la plástica (grafiti).

El Hip Hop surge a finales de los años ’60 como movimiento cultural que refleja la realidad social, económica y política de la juventud marginada de las comunidades latinas y afroamericanas migrantes de Estados Unidos. Desde ese entonces, se convierte en un poderoso vehículo de expresión de estas zonas con menos recursos económicos. “En lo personal, opino que la idea de ‘generación hip-hop’ unifica tiempo y raza, ubicación y multiculturalismo, ritmo e hibridez. Describe el giro que va de la política a la cultura, el proceso de entropía y reconstrucción”, dice Jeff Chang en su libro Generación Hip Hop (2014)

 

En Argentina, como en otros países del mundo, se dice que existen características similares que llevan a determinados grupos sociales a acercarse al hip hop, “un movimiento ligado con la marginalidad de los sectores más humildes de la sociedad, similar en su concepto al que representa en nuestro país la cumbia villera, aunque con una más clara conciencia de clase”[1].              

Gaby Pardo, coreógrafa, bailarina y docente, destaca esta cultura que nació en las calles, porque para ella, ahí está su carácter revolucionario. “Para mí es una danza poderosa, llena de energía positiva. El Hip Hop real está en las calles, y se basa en el freestyle, es una danza esencialmente musical, que evoluciona y cambia, porque es el reflejo de su contrapartida musical y del entorno social e histórico”.

Brenda Mutix, bgirl y activista, sostiene que, aunque sea una cultura de otro país, la idea de sacar la voz afuera nos representa. “Es la voz afuera de un pueblo que no puede manifestarse de otra forma. Yo vengo del conurbano y somos gente de pocos privilegios, el Hip Hop me representa en eso, en pensar que sí puedo sacar mi voz. Es parte de mi vida”, afirma. En esto coincide Laura Concina, bgirl que forma parte de Casa Chaco Stylo, la casa del Hip Hop en la provincia de Chaco, lugar donde también se promociona la cultura autóctona. Ella dice que el Hip Hop representa su comunidad, es un espacio donde se puede desarrollar y ser ella misma, que le produce libertad.

En ese sentido, todas las entrevistadas coinciden en que el Hip Hop es una cultura que promueve valores, “hermosos y poderosos como paz, amor, unión y diversión”, según expresa Cielo, otra bgirl que, además, señala las posibilidades de empoderamiento de esta forma de danza: “algo que me llamó fuertemente la atención es la capacidad de empoderar los cuerpos ya que para bailar breaking no necesitamos tener un ‘cuerpo ideal’, baila el/la que quiere/a y gana ¡el/la que la rompa!”. Cuenta que empezó con el Hip Hop en Asunción de Paraguay en 1997 y considera que el breaking transmite todo lo que tenemos adentro, “si estamos enojados, si estamos tristes o si estamos felices, es una buena forma de sacar con fuerzas lo que sentimos y de conectar con otras personas”.

De acuerdo a las artistas, el Hip Hop está en proceso de profesionalización y el rol de la mujer continúa avanzando en busca de mayor paridad con respecto al hombre. “Las mujeres siempre fuimos una minoría poco visibilizada”, relata PAMTA, graffitera de la crew RABYAS de Buenos Aires, que sostiene que pintar graffiti es apropiarse del espacio público. “El feminismo está logrando que seamos todas más conscientes de esto y actualmente estamos tejiendo redes. A nivel latinoamericano, desde el año pasado existe la red Graffitodas, de graffiteras y artistas callejeras, mujeres y disidencias, que busca conocernos, unirnos y potenciarnos como artistxs”.

Para Gaby Pardo, en la cultura Hip Hop no hay roles establecidos como en la mayoría de las danzas sociales y tradicionales (tango, folklore, salsa, etc.), pero sí hay diferencias en las batallas de ‘gallos’, donde la mayoría que compite es masculina (hasta el nombre, señala). Ella considera que el camino se está haciendo más allá de una generación que ha definido su lugar desde la igualdad, y destaca el aumento de la producción de rap femenino. En ese sentido, la bgirl Cielo recuerda sus comienzos haciendo alusión a una rapera: “Escuché la Mc Karen Pastrana usar el término ‘disruptivo’, y creo que es el que mejor representa a muchas generaciones de mujeres dentro del Hip Hop. Un rol disruptivo desde el uso de una estética y/o comportamientos, hasta ocupar el espacio público, la calle, ‘como varones’, y junto a ellos disputar el uso del mismo”. Aunque percibe las diferencias que existen en las batallas y los premios, destaca el sentido de comunidad y los valores que promueve el Hip Hop. “Somos parte de una cultura que tiene como premisa el cuestionar pero también accionar y tejer redes, todxs tenemos que estar activxs, y aportar cada unx desde nuestros lugares a la construcción de la comunidad que queremos, ya que esta cultura salió de los barrios más castigados por la desigualdad social, el racismo, machismo, violencia institucional entre otros, como respuesta superadora y transformadora de esas realidades”, enfatiza.

La  DJ Sista V, de la Asociación Breaking de Argentina, opina que la mujer tiene que ocupar más lugares en el ámbito cultural porque todavía falta equidad en la cantidad de mujeres que ocupan espacios importantes, como en los line ups de las batallas de freestyle, o en producción. Piensa que si bien se está trabajando para cambiar eso, es necesario que haya más hombres que colaboren a potenciar a las mujeres de la cultura. “Necesitamos mayor visibilidad y más lugares, salió la ley de cupo femenino en los festivales en general pero no se respeta en los de hip hop, hay que empezar a militar esa cuestión, porque tiene que cambiar”, puntualiza mientras reconoce que a ella le costó muchísimo hacerse un lugar en la escena: “tuve que aprender muchas cosa por mí misma, por eso siempre emprendo acciones que tengan que ver con dar posibilidades a las mujeres”.

El Hip Hop es una cultura que todas defienden como inclusiva, y que nace de rebelarse contra el sistema, las imposiciones e injusticias, donde unx no necesita nada más que ser unx mismx y aprender de la cultura. “El Hip Hop actúa como agente de transformación social. He ido a barrios y veo cómo los jóvenes se enganchan, te hace ver que hay esperanzas y otra realidad”, agrega la DJ Sista que cree que los gobiernos están empezando a incluir la cultura Hip Hop en su grilla cultural porque entienden que la mayoría de los jóvenes sienten una atracción porque el Hip Hop produce motivación, “a mí me motiva todos los días a salir adelante, a querer ser mejor persona, mejor artista, a querer saber más, aprender sobre la cultura en la que me estoy desarrollando”.

En consonancia con la idea de generar cambios, sean reglas de convivencia o económicos, la bgirl Florencia Nena percibe un avance. “Siento que en los últimos 5 años empezamos a generar más espacios entre nosotras o con otros varones para tener un lugar más visible y respetable, antes la cultura tenía una connotación más machista, y ahora existen competencias entre hombres y mujeres, hay conversatorios sobre situaciones de violencia que estaban ocultos. Ahora hay un entendimiento más grande respecto a que la cultura se hace entre todxs”.  

Desde el ámbito de la lírica, la producción de las mujeres en el rap es la que más ha crecido. Karen Pastrana, que se concibe como una rapera de la Abya Yala, piensa que la concepción de la música en el Hip Hop es distinta, “nosotras existimos a través de las letras, lo que nos hace empezar a escribir, a concebirnos como escritoras, como  poetas, y cruzar barreras muy grandes con respecto a la estigmatización del género, al miedo que genera la denuncia”.  Además de vincular al rap con costumbres ancestrales cuyas letras transmiten cuestiones que tienen que ver con la realidad que atraviesa al barrio y al mundo, sostiene que es una sabiduría propia de la calle que tiene que ver con la necesidad de decir con urgencia, poner en alerta, moverse para hacer algo. “Los elementos de la cultura Hip Hop están en todas partes, el rap es como la payada, una práctica ancestral llamada de otra manera, incorporada en nuestra historia, y que deviene cultura Hip Hop. Como el cypher, el círculo donde los pibes hacen freestyle, que es el mismo círculo que formaban las mujeres en las comunidades para elevar sus cantos y contribuir en la formación de mensajes e historias a través de esos cantares. Mis padres son de Salta y Catamarca y ahí la práctica de las rimas está incorporada en la comunidad, la caja y el bombo también tienen que ver con estas pistas que hoy en día suenan y son el Boom Bap del Hip Hop, del rap”, agrega Karen, que propone esta cultura como una educación alternativa, una manera más libre de percibir el arte y el conocimiento.

El Hip Hop se propone en constante movimiento, desafía a ‘no bajar los brazos’, a aprender y seguir, como expresan estas mujeres artistas que forman parte de su cultura.

Una propuesta de expresión creativa y combativa desde el arte, para la vida.

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[1] Según una nota realizada por el periodista Daniel Castelo y publicada en el diario Zeta (www.diarioz.com.ar)

Dulcinea Segura Autor
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