Dejarás una huella infinita
Sección Danza - Revista Llegás
Danza

Dejarás una huella infinita

14 de octubre de 2024

Juego del tiempo es un caso extraordinario. La pieza que dirigen Margarita Bali y Gerardo Litvak en el Teatro Nacional Cervantes es una retrospectiva de la artista que festeja sus 81 años danzando. La coreógrafa despliega sus memorias corporales en un nuevo montaje con el que recorre toda su trayectoria, desde las obras coreográficas con Nucleodanza hasta las piezas audiovisuales propias. 

Lo extraordinario surge de varias situaciones. Por un lado, que un teatro nacional programe danza es inusual (más en estos tiempos), pero Juego del tiempo fue seleccionada en una convocatoria de la gestión anterior, que tenía en su mirada la producción de danza.  Por el otro, la obra es memorable, no porque es impresionante ver a una mujer de 81 años bailar profesionalmente en un escenario oficial sino por la dramaturgia impecable para poner en escena el tema del tiempo, tópico central de la vida humana.  

La obra trae al presente diversos momentos de Nucleodanza, grupo clave de la danza local creado en 1974 junto a Susana Tambutti y Ana Deutsch que duró 25 años y atravesó la dictadura, el retorno de la democracia y el neoliberalismo de la década del 90. También pone en escena las creaciones fílmicas que Bali desarrolló como videoartista, con todos los temas que le interesaban como bióloga. 

En esta obra, Margarita baila su vida: “Cada artista mantiene una relación particular con su historia artística. Si en los archivos de las obras se narra el recorrido histórico, es desde ahí también donde se pueden inscribir otros pasados, inventar nuevos presentes e imaginar posibles futuros”, expresa la gacetilla con tono agustiniano.

La obra juega con el tiempo en ese relato de vida que Bali realiza a través de danzas e imágenes que ella misma edita. La intérprete baila y reflexiona  sobre el tiempo entre los pasos que intenta recordar y los pasos originales.  

A nivel de la dramaturgia, el tema del tiempo está abordado detalladamente en la dimensión escénica. Desde el correr de una tira de película con fotos que rueda en la pantalla y atraviesa su cuerpo como metáfora posible de todas las danzas que la atravesaron, hasta los recorridos en la escena seguidos por su doble silueta y sombra, como símbolo de aquello que trae y queda en los espacios por los que ha pasado su cuerpo. 

Ese cuerpo archivo traslada la noción de la finitud al presente con toda la potencia simbólica de la danza. Las imágenes recurrentes del corpus audiovisual de Bali como el océano o la galaxia evocan un origen mítico. También aluden al tiempo a través del ritmo de las olas, de la pulsión de las medusas en el fondo marino, del girar de las esferas celestes así como lo hacen las proyecciones de escaleras interminables. 

El tiempo cíclico que propone nos lleva del mito del origen inicial a una especie de vuelta al final, como si la temporalidad de la vida fuera solamente un transcurrir que se nombra. La narración es una necesidad fundamental del ser humano, nombrar es contar la vida, es jugar con el tiempo y dar sentido a la existencia. Ya señalaba Ricoeur: “el tiempo se hace tiempo humano en cuanto se articula de modo narrativo; a su vez, la narración es significativa en la medida en que describe los rasgos de la experiencia temporal”. 

Juego del tiempo articula la experiencia de una bailarina que forma parte de la historia de la danza espectacular de Argentina y le da sentido al tiempo transcurrido de manera coreográfica. A través de la dramaturgia, la coreógrafa hace visible ese tiempo humano y crea una danza significativa porque modifica “los puntos de referencia de la experiencia temporal”, como expresa la mirada coreográfica de Geisha Fontaine.

En una sociedad tan consumista, en la que todo es descartable, darle valor al archivo en tanto memoria y reservorio de nuestra historia es un acto político. Estamos en un momento en el que parece que los cuerpos sirven solo si son jóvenes y bellos.  Las personas somos desechables y el paso del tiempo intenta borrarse, ocultarse, eliminarse. 

La obra de Bali y Litvak nos recuerda el valor de la experiencia, algo que únicamente ofrece el tiempo con su tránsito, errores, aciertos, aprendizajes. Eso deja sus marcas, huellas que son memoria de vida y que en la danza, también son expresión simbólica de un contexto. En ese sentido, el corpus de obras constituye una serie de pistas de diferentes momentos históricos, tanto a nivel sociocultural como de las gramáticas de movimiento de nuestra propia historia de la danza argentina (tan colonizada por un lado, pero tan singular y latinoamericana por otro). 

Juego del tiempo es parte del patrimonio artístico local que va a contracorriente de la normativa de la danza. Una batalla ganada en la danza profesional independiente, un paso que lleva a bailar el infinito.

Foto de nota: Alejandro Carmona

JUEGO DEL TIEMPO
Interpretación, coreografía y realización de video: Margarita Bali
Dirección: Margarita Bali, Gerardo Litvak

TEATRO NACIONAL CERVANTES
Libertad 815
Jueves, viernes, sábados y domingos 18 h

Dulcinea Segura Autor
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