El año llega a su fin y la soberanía parece ser un país lejano que alguna vez habitamos, pero el movimiento cultural que caracteriza estas tierras continúa resistiendo como un ave fénix argentina.
Este fin de semana, 13 y 14 de diciembre, de 16 a 21 hs., se va a realizar el Festival Cuerpo Huella, un encuentro de artes performáticas “que explora la materialidad del cuerpo, del espacio y de los objetos, generando experiencias sensibles que dejan huella en quienes participan”, tal como anuncian desde Vibramujer, plataforma de investigación artística a cargo del evento.
El espacio Vibramujer nace en 2017 de la mano de Johana G. Novarin, performer, artivista y directora artística, diplomada en Ecofeminismo. Desde su creación propone el cruce entre disciplinas audiovisuales y escénicas, y se pregunta por el impacto de los mecanismos de poder y de represión en el cuerpo femenino, algo que la propia fundadora investigó en un principio: “empecé a hacer intervenciones en el espacio público donde bailaba y jugaba con mi cuerpo también explorando la sensualidad, el placer y el deseo, observando cómo había impactado el disciplinamiento y la represión en mi cuerpo”, recuerda. Luego se fueron sumando otras mujeres y así nació este espacio que hoy es una Asociación Civil.
El Festival surge en el marco del Laboratorio Pedagógico que coordina Novarin, dedicado a la performance, las artes escénicas y la intervención artística, que concluye con la idea de generar una huella colectiva a partir de interrogarse sobre la posibilidad de una humanidad diferente a la violencia que se vive en el mundo.
Esta primera edición de apertura contará con más de más 30 intervenciones performáticas argentinas e internacionales (Cuba, Colombia, Chile, Brasil y España). “Trabajamos la performance desde una perspectiva de intervención social”, apunta Novarin que la propone como “una vía de conocimiento del mundo, del entorno y de lo propio y ahí el arte se vuelve una herramienta muy concreta para transformar la realidad”.
Todas las actividades tendrán lugar en Tacha, una galería de arte del barrio de Palermo que participa en la organización del Festival y que funciona como residencia, laboratorio y plataforma de experimentación para artistas locales e internacionales, con foco en las prácticas contemporáneas.
La curaduría estuvo a cargo de la propia Novarin, Rocío Zaldumbide, asistente y productora en Vibramujer y Solange Guez, gestora a cargo de Tacha. Las tres trabajaron para poder realizar la selección luego de una gran convocatoria de propuestas que tuvieron que reducir por motivos de espacios y recursos disponibles, ya que no contaron con ningún apoyo económico. “Nos presentamos en diferentes convocatorias con el Festival y no salió en ninguna, por lo que decidimos hacerlo igual de manera autogestiva”, explica Novarin.
En estos tiempos en los que parecen gobernar las infotecnologías y la híper conexión que proponen las redes sociales, vivimos conectadxs por millones de redes que en realidad producen una gran desconexión. Frente a la evanescencia de la virtualidad, poner el cuerpo en los espacios de la ciudad es una manera de apropiarse, y allí, todo acto es performático. “Creo que la performance es una disciplina fundamental para estos tiempos, porque lo que busca es la presencia y este lugar del despojo y la crudeza donde no habita la máscara, no habita el filtro, y donde podemos ver un artista vulnerable”, sentencia Novarin señalando el poder de provocación que tienen las intervenciones, y el deseo de tocar alguna fibra sensible que nos traiga de vuelta al estado de presencia.
La directora también propone recuperar el acto vivo y ritual de la performance en una sociedad tan mediada por múltiples estímulos visuales. Defiende desde la propuesta del Festival, la importancia de recuperar lo sutil del ritual en tanto idea de ser testigos, de compartir ese momento efímero: “por eso en momentos de crisis las performances empiezan a aflorar con más fuerza”, sostiene, porque pueden trabajar con la precariedad y usarla como motor para seguir creando.
El Festival Cuerpo Huella emerge en este fin de año como “un gesto de resistencia poética”, para intentar generar redes de conexión y dejar huellas que puedan construir otros caminos.
Dirección general: Johanna G. Novarin.- Organizan: VIBRAMUJER & TACHA.- Con el apoyo de: Estudio Los Vidrios, Rosetti, Fundación Kunayan, Andamio 90, Moscú Teatro y el Equipo de Antropología del Cuerpo y la Performance (FFyL – UBA).-
PH: Carla Nigrot
TACHA: Humboldt 1271 – Chacarita – CABA
@vibramujer
@johanna_gnovarin
@ro.zaldum
@tachabsas