Si esta nota fuera parte del libro al cual refiere, tal vez podría haber empezado así: “Del universo de todas las notas posibles, ésta es el que me tocó a mí”. La estructura de esa frase, así como distintas variantes de una lista de deseos, preguntas y tentativas de respuesta, se van replicando y entrelazando a lo largo de "Medias de unicornio", primera novela de Yaiza Conti Ferreyra en la que describe un capítulo de su vida que, definitivamente, marca un antes y un después para todo.
"Medias de unicornio" es la historia de una transformación personal que usa a la propia literatura como medicina en la alquimia de ese cambio. Sin novela, seguramente la vivencia de lo traumático no habría sido la misma. El proceso de digestión del trauma está a la vista del lector, y es hasta allí, tan adentro, que Conti Ferreyra deja entrar a quién la lee, a lo más íntimo de su ser, a sus partes dolorosas y terribles pero también a las bobas y sonsas, a las pavadas que dice cuando anda por su casa en calzas viejas y sin maquillaje, a los pensamientos que tiene cuando sube un ascensor.
En casi todo momento la autora llama a las cosas por su nombre. Sus reflexiones y maneras son directas, sin vueltas, tan profundas como accesibles a cualquiera que quiera acompañar el intransferible proceso de haber perdido un hijo. El recorrido por su pathos personal junto a su inseparable compañero es un viaje lleno de sinceridad, dolor y gracia. Gracia en el amplio sentido: los 600 pesos que duda pagar para una absurda terapia menstrual resultaron finalmente una gran inversión y terminaron convertidos en el capítulo más delirante y divertido de su tragedia. Aún en la oscuridad más temerosa, sus palabras están sostenidas sobre un fondo de calidez y empatía.
El desdoblamiento es uno de los ejes sobre los cuales se organiza el relato. Por un lado, el temporal: la autora encuentra la manera de trazar una línea que la une a otros seres, otras tragedias, y esa conexión no es caprichosa sino que otorga un hilo de sentido que universaliza su sufrimiento personal y que puede expresarse a través de una sobreviviente del holocausto o una madre de plaza de mayo, en un largo linaje de madres ligadas al dolor. Y, a su vez, deja ver bien sus pies sobre esta tierra cuando por el costado del relato trae la localidad contemporánea en detalles como el pañuelo celeste del doctor de turno, cuando camina por la Avenida Triunvirato, o simplemente a través de su manera de narrar, muy fácil de identificar y ubicar en el tiempo-espacio porteño.
Ese desdoblamiento sucede también en la estructura literaria. Antes de que “pasara lo que pasó” la novela es contada en tercera persona; una vez que “pasó lo que pasó”, el relato es contado en primera. El cambio de sujeto no es ingenuo pero tampoco fuerza una lectura cerrada. Abre, justamente, interpretaciones que dependerán ya del lector, porque ella no explica nada, sólo cuenta. Y ahí radica la habilidad. Aún desde el sufrimiento más arquetípico no hay línea por bajar, estamos acá -parece decir el libro- y no tenemos idea de nada, vamos haciendo lo que podemos, chapuceando por la vida a como dé lugar. Eso hace y así lo cuenta. Y la gran virtud de "Medias de unicornio" no es que su autora haya atravesado por la terrible experiencia que pasó, sino que deja ver su enorme talento para narrarlo sin pararse sobre ningún pedestal.
Esta mujer, que tan bien llama a las cosas por su nombre, no es sino hasta el final de su novela que recién puede nombrar con todas las letras al hecho que dio pié al libro. Su séptima lista, la única escrita en tercera persona (en correspondencia con la línea de tiempo que narra el antes de que “pasara lo que pasó”) empieza con la contundente muerte del hijo nombrada como tal. Hasta ese momento, sólo un niño, un alumnito, había referido al hecho tan claramente como sólo los niños pueden hacerlo. Tal vez en ese pasaje de sujeto narrativo, la séptima lista arroje una clave o un giro posible en el proceso de madurez para la transformación. O tal vez no; ésa sería sólo una de las lecturas a las que invita el relato, ya que que por suerte la autora no saca conclusiones ni tira verdades a las que la autorizarían su tragedia sin igual. No. Ella se encarga de compartir su experiencia y deja en claro que lo que acá hay es una autora que entiende perfectamente dónde radica su fuerza literaria y entonces, simplemente, se atreve a contar.
18/05/2021
Libro Medias de unicornio, de Yaiza Conti Ferreyra.
Yaiza Conti Ferreyra nació en Nueva York en 1984. Estudió actuación en la Universidad Nacional del Arte. Es profesora de teatro y actriz. Participó en las obras El público, Canadá, Eduardo, la pelopincho, Inundación y Es mi fiesta, esta última con texto de su autoría. Escribió las obras Anahí y Animalia, aún sin estrenar. Medias de unicornio es su primera novela.
El libro es de Ediciones Hasta Trilce y Puede ser adquirido por internet, con envío a todo el país, en https://www.edicionesht.com/medias-de-unicornio.
En Librerias:
CABA
Calidoscopio, Echeverría 3268 (Belgrano)
Medio Pan y un libro, Virrey Avilés 3700, (Villa Ortuzar)
La paz arriba, Montevideo 421 (Congreso)
La casa del árbol, av. Córdoba 5217 (Palermo)
Eterna cadencia, Honduras 5574 (Palermo)
La gata y la luna, Manuela Pedraza 2365 (Núñez)
Mandrágora, Vera 1096 (Villa Crespo)
Hasta Trilce, Maza 177 (Almagro)
GBA
La Musaraña, General María Paz 1530, Vicente López.