Es la tesis doctoral presentada por Mark Fisher en 1999 en la Universidad de Warwick. A diferencia de otros textos del autor (Realismo Capitalista. Ed. Caja Negra), Constructos Flatline requiere una lectura más detenida debido a cierto barroquismo de la prosa que persigue la fundamentación más precisa. Sin embargo, el autor escapa de la dureza del academicismo, e introduce elementos de la cultura de masas: el cyberpunk vía la novela Neuromante de Gibson, la teoría cibernética de Norbert Weiner, Burroughs, Philip Dick y Videodrome de Cronenberg; y los aparea in vitro (no podría ser de otra forma) con la dupla “posfordista” Deleuze y Guattari, el ambiguo crítico de la posmodernidad Fredric Jameson y con Baruch Spinoza. Entre los pliegues de esos cruces Fisher desarrolla las bases de su Materialismo gótico: una episteme decidida a disolver las diferencias entre orgánico y no-orgánico y pensarlos como un continuum. El autor utiliza el género gótico (“participación contra-natura, fuga de lo inhumano, el despliegue de lo orgánico en lo inorgánico”) para oponerse al realismo, siendo éste la estructura base del capitalismo (para Fisher el realismo capitalista, concepto que desarrollará más adelante pero que puede vislumbrarse ya en esta tesis, representa al realismo en sí).
Acercar la teoría a la ficción y ( fundamentalmente) usar la ficción como teoría. En su lectura de Neuromante Fisher concibe la noción de Flatline: “señala un término vernáculo para la lectura del electroencefalograma, que indica la muerte cerebral (…) Para el materialismo gótico la flatline es donde todo sucede, detrás o más allá de las pantallas”; este término encuentra eco en el “Cuerpo sin órganos” de Artaud, Spinoza, Deleuze y Guattari. Este Golem teórico transita por todo el libro dialogando con los replicantes de Blade Runner, y en cierto punto en la fricción de estos y otros personajes el propio texto se convierte en una diégesis de sci-fi alterando la realidad del lector.
Mark Fisher nos conduce a una distopía privada en nuestro propio tiempo: “la ficción ya no es meramente representativa sino que ha invadido lo Real hasta el punto de constituirlo”. Constructos Flatline puede ser leído como los repliegues y despliegues del cuerpo en circuitos integrados electrónicos poniendo en crisis la separación entre orgánico y técnico, disolviendo “el yo” aferrado a las lógicas del ser trascendental en un mundo donde “las máquinas están inquietantemente vivas y nosotrxs aterradoramente muertxs”.
Constructos flatline. Materialismo gótico y teoría-ficción cibernética.
Mark Fisher.
Editorial Caja Negra.