La edición artesanal ha crecido muchísimo desde el primer día que me puse a armar libros con mis propias manos. La diversidad de editoriales hace que la visual lectora y editora motive a encontrar múltiples opciones de lecturas. Cantidad de identidades y catálogos han ido aflorando en las ferias de circuito y la premisa es hacer libros interesantes (primeras traducciones, inéditos, libro objeto, de artista, experimentales y fuera de género, poesía visual, etc.) y bellos desde su formato y estética (*definamos “belleza” sin caer en un canon banal: “gratitud en la experiencia lectora”, suena bien). Entonces creo que podría afirmar que la gran oferta de editoriales artesanales no genera competencia de mercado (como sería en la economía tradicional) sino que potencia y construye comunidad, lo cual en el panorama general y particular considero que hacer libros desde el oficio y hechura manual es algo que se expande sin barreras.
La accesibilidad al método de producción artesanal es algo que cautiva a editorxs y motiva la autogestión e independencia. Poder imprimir en pequeños talleres y en muchos casos hogareños, hace que la posibilidad de realizar libros sea alcanzable. Coser, plegar, estampar, entelar es el léxico que se hace carne y cotidianeidad en todxs lxs que creamos estos soportes. Pensar en publicar varios títulos en un año son cosas que de otra manera sería difícil imaginar con un capital económico pequeño. En cambio, la edición artesanal toma el recurso humano (y el oficio que cada unx traiga o adquiera en el andar) y lo potencia. Lxs lectorxs no pierden oportunidad en buscar libros de ésta índole, valorando el objeto que, en su mayoría, se han realizado con técnicas de antaño.
Ahora, pensando en mi proyecto editorial (en un contexto de amplia demanda positiva, tanto en ganas de publicar en la editorial, como en la de adquirir ejemplares), constantemente me replanteo cómo mantener una lógica artesanal sin llegar a los números y paradigmas industriales, pero sí ansiando en que las tiradas que hoy son de doscientos ejemplares para la primera edición, en unos años se pueda ampliar a más del doble. Eso favorecería el crecimiento editorial tanto desde el reconocimiento simbólico como el económico. Siempre aclaro que la edición y la publicación me apasiona, pero también la considero un trabajo, sacando la romantización por un rato.
Para reafirmar estas ideas, me gustaría pensar y tengo la mirada inquieta, que hay suelo fértil para muchas editoriales futuras y crecimiento más allá de la coyuntura actual, ya que lxs editorxs artesanales tenemos la “cintura” necesaria para sostener e innovar de manera práctica, y desde el oficio, las dificultades que suelen aparecer en el camino. Cuando nos encontramos con altos costos de insumos, faltantes de algunos materiales, siempre se le encuentra la vuelta para poder publicar ese ejemplar de la mejor manera, alternando elementos en la encuadernación, por ejemplo. Saber encuadernar es romper la matriz de lo convencional. Poder ser parte de todo el proceso de un libro es lo que hace que el universo de papel se pueda ver de otra manera. Tener la posibilidad de crear con las manos es algo que no se compara con nada y creo que esa es la clave motora para brillar y empoderarse ante todo lo que venga.
Si tuviera que decir qué ayuda a que circulen los libros, diría, sin dudar, que son las ferias las aliadas de todas las editoriales; el tener un cronograma anual en lugares muy concurridos, de convocatoria masiva y con un trato amigable, es lo que otorga a los proyectos continuidad y estabilidad en la venta de ejemplares. El público lector convive naturalmente entre editoriales de toda índole, recorre páginas con entusiasmo y se puede ver en sus miradas ganas de “más”, entonces podríamos destacar que lo Artesanal no es una moda incómoda.
PREGUNTA A EDITORE INVITADE: FERNANDO MARIN
En estos últimos años las editoriales artesanales han encontrado muchos espacios de difusión en medios pero también en ferias. ¿Qué estrategia usa Artefacto para esta agenda nutrida de ferias y encuentros? ¿Trabajás en conjunto con la gente de UNA para armar agenda?
Las ferias editoriales y de arte gráfico resultan fundamentales para proyectos a escala humana como Artefacto. Representan el lugar de encuentro con los lectores pero también con colegas. La interacción con los compradores es clave para entender hacia dónde se mueve el público, y el intercambio con compañeros ayuda muchísimo para conocer cómo se manejan ciertas ferias y cómo acceder a ellas, no es fácil entrar a todas. Por otro lado, las ferias son el lugar ideal para darse a conocer a librerías pequeñas, barriales o independientes. Al entender a estos espacios como lugares claves para el desarrollo, crecimiento y sustentabilidad de una pequeña editorial autogestiva decidí abordar un catálogo que pudiera hacer pié en distintos ámbitos, ya sea en ferias específicamente literarias como también de arte gráfico, fotografía y artes visuales, en general.
El trabajo de editor artesanal es bastante ermitaño y, si bien las ferias son extenuantes, es el lugar en donde se explora toda la sociabilidad que se pierde en el taller casero. En el primer año de Artefacto asistí a 35 ferias lo que representan 55 jornadas en varias ciudades del país. En 2024 ya voy por unos 20 eventos... y contando.
Este esfuerzo me ha permitido tener presencia no solo en varias provincias sino también en museos muy importantes como el Bellas Artes, Proa o el Centro Cultural Recoleta y que me sigan llamando de más lugares.
Si bien la feria es un espacio de comercialización también muchas tienen un compromiso social interesante: desde la difusión de artistas pasando por la generación de empleo de trabajadores de la cultura hasta la divulgación del trabajo que hacen las universidades públicas. En este sentido, el esfuerzo que llevamos adelante en Ferial, la primera Feria de Artes del Libro de la UNA, fue enorme. Decidimos hacerla en una fecha alejada de otros grandes eventos similares. Nos visitaron casi cinco mil personas, entre ambas jornadas, y trabajaron más de 50 compañerxs, entre asistentes, diseñadores, coordinadores, técnicos, artistas, montajistas, personal de mantenimiento, limpieza, seguridad y gastronomía. Todo esto sumado a los 159 expositores que participaron con su stand. Con aciertos y errores de una primera vez dimos inicio a un verdadero festival de libros y afines con el fin de difundir y sostener la Universidad Pública. El año que viene nos encontraremos nuevamente con aprendizajes y energías renovadas para una segunda edición y para seguir generando espacios de difusión de la cultura.
FOTO: Cuencas de Angustia, Juan Carlos Piñeyro + Irupé Cotrone Viera, Charco, junio 2024. Libro objeto de 19 x 15 cm. Poético ilustrado. Encuadernación estilo bandera. 46 páginas, 200 ejemplares.
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FERNANDO MARIN / @ARTEFACTO.EDITORIAL
Buenos Aires, 1982. Editor, diseñador autodidacta, fotógrafo, docente y especialista en comunicación de la cultura. Es Mg. en Diversidad Cultural, Licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomado en Artes del Libro. Dos veces becario del Fondo Nacional de las Artes, actualmente forma parte del equipo de Artes del Libro de la Universidad Nacional de las Artes. ARTEFACTO es una editorial artesanal especializada en ensayos culturales.