Que no se calle la cantora
La fundacion Mercedes Sosa lucha por sobrevivir a las adversidades de estos tiempos para sostener su inmensa labor por la cultura latinoamericana
Remontando San Telmo hacia Plaza Dorrego, surcando los adoquines de la calle Humberto I° se despliegan los rieles del viejo tranvía, como una memoria latente del pasado. A la izquierda, una imponente construcción naturalmente declarada Monumento Histórico Nacional, acapara el protagonismo, potenciando esa reminiscencia que poco a poco es acompañada por una copla de sonoridad profunda que emana de una puerta que suele estar abierta. Por allí se ingresa a la Fundación Mercedes Sosa para la Cultura, una organización presidida por el hijo de la artista, Fabián Matus, quien acompañado por un conjunto de colaboradores, resguarda y difunde el invaluable patrimonio, no sólo artístico, sino también humano y social, de su madre. Paralelamente, y dando curso al sueño que perseguía la artista, tiene el objetivo de promover la cultura latinoamericana a través de gran cantidad de actividades multidisciplinarias.
Lindando con la Iglesia San Pedro Telmo, llama la atención que esta reliquia de la arquitectura colonial no tenga más presencia en el habitual recorrido urbano de quienes visitan la ciudad. Sin embargo, es muy común que ocasionales transeúntes, movidos por la curiosidad y la fascinación, se adentren al edificio. Construido en el año 1.734 por los Jesuitas, funcionó entre otras cosas un colegio, un cuartel, un convento y, más recientemente, hasta 1978, una cárcel de mujeres por la cual pasaron personalidades como Celia De La Serna (madre del Che Guevara), y Victoria Ocampo.
Luego de atravesar el salón de ingreso, donde se ofrecen libros, remeras, discos, y variados objetos de Mercedes, se accede a un imponente patio, uno de los pocos que quedan en Buenos Aires de los tiempos de la colonia. Ese espacio, utilizado para múltiples actividades, en abril será el escenario para un festival que juntará a León Gieco, Víctor Heredia y Kevin Johanssen, entre otros, con el objetivo de reunir fondos para sostener la Fundación. El evento se denominará 150, debido al número limitado de asistentes que hoy en día las normativas les aprueban. Las normas edilicias exigidas para obtener una habilitación que les permita realizar eventos más multitudinarios significan una inversión millonaria, imposible de conseguir para una organización sin fines de lucro. Exigencias que no ceden a pesar de los amplios espacios (el patio es de casi 700 m2), que incluyen también un auditorio para 50 personas y una decena de salas. Esta limitación atenta contra la continuidad de la institución, ya que no se alcanzan a cubrir los costos de mantenimiento. Cuando el espacio fue cedido por el gobierno de la Nación, allá por el año 2011, comenzaron las numerosas tareas de reacondicionamiento, que pudieron ser realizadas gracias a una subvención, la cual luego fue disminuyendo hasta desaparecer.
A pesar de las dificultades la energía que parece descender de los valles calchaquíes hacia este exótico punto de la ciudad, no detiene el sueño que alguna vez imaginó La Negra, de desarrollar un espacio de anclaje para la cultura popular de América Latina, donde además el público pudiera acceder a material referente a su obra y a su vida. Hoy en día es una realidad que se resiste a bajar los brazos y para el mes de abril están proyectando intensificar las actividades, a través de talleres y cursos.
Mientras tanto, sobran los motivos para frecuentar este espacio que ya de por sí contiene un encantamiento difícil de expresar, ungido por lo particular del lugar y la presencia casi tangible de este símbolo de nuestra identidad que es Mercedes Sosa. Una de las actividades que se desarrollan se denomina Blind Sound Experience, y consiste en escuchar en absoluta oscuridad “Cantora”, el último disco que grabó junto a gran cantidad de artistas, en una mezcla de sonido envolvente. La experiencia es conmovedora, porque además de sentir que ella está ahí, cantando en la sala, acompañada de músicos como Spinetta o León Gieco, entre tema y tema se escucha un fragmento de alguna entrevista o documental de La Negra, y sus palabras, siempre vigentes, tienen la claridad y la convicción de los que hablan en nombre de un pueblo. Los sábados se realiza el ciclo “Al Ver Verás”, que consiste en un espectáculo de artes visuales con música en vivo, proyectando imágenes sobre la cúpula de la capilla que completa el predio de la fundación, una capilla que se mantiene original desde que se construyó en el siglo XVIII. Los domingos hay feria de artesanías, acompañada de intérpretes de folklore y tango en vivo.
Además, se van sucediendo distintos tipos de jornadas musicales, exposiciones, gastronomías, en definitiva todo lo que hace a un centro cultural y a la acción del arte desde lo popular, un sueño cumplido de La Negra, que demuestra su alegría al sonreír desde una de las gigantografías que adornan el lugar, y alguna otra con gesto más adusto, que nos recuerda su tono grave diciendo que “el artista debe ser centinela de la democracia, porque ésta nunca es total”.
Haydée Mercedes Sosa, “La Negra”, “La Mecha”, “La Marta”, “La Mami, según quién la evoque, es una suerte de patrona de los argentinos. Como un guiño del destino, nació un 9 de Julio, y en Tucumán. Mientras que el 4 de Octubre se cumplirán 10 años de su partida, fecha paradójicamente coincidente con el cumpleaños de Violeta Parra, a quien interpretó mejor que nadie. Habrá eventos en la Fundación y también en todo el país, pero el mejor homenaje que se le puede conceder es acompañar esta búsqueda por mantener vivo su legado y su visión del arte y la vida. Gracias a La Negra…que nos ha dado tanto.
Fundación Mercedes Sosa para la Cultura
Humberto Iº 378, San Telmo
Todos los días de 11 a 20 hs
Tel. 11-4362-0099
Facebook: Fundación Mercedes Sosa
Por MARTÍN D’ADAMO