Llegas interiores: Maria Figueras
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro - Notas

Llegas interiores: Maria Figueras

3 de mayo de 2021

Seguimos de visita por el interior de nuestros entrevistadxs. En este capítulo, María Figueras da una vuelta por la calesita 2020, acompasando el viaje con sus reflexiones, imágenes y recuerdos. Un cuestionario-recorrido que invita a la introspección y al balance a distancia para poder ver con perspectiva cómo nos tocó -y nos sigue tocando- lo que comenzó poco más de un año atrás. 

Con ustedes, el personal viaje de esta actriz, docente y directora que nos abre las puertas de su patio interior.

 

- Intentando sintetizar, ¿cómo te pegó lo que empezó en 2020?

Al principio fue el descoloque general. Sentir que estábamos frente a una peli de ciencia ficción. Asumí el papel y con mi hija Juana nos encerramos tipo bunker ortodoxo. Salía una vez cada 15 días al super y sentía que un alien invisible iba a chuparme el alma.  No llegue al estallido de pelearme en la góndola por un papel higiénico. Salía en horarios donde sentía que no iba a verme con nadie pero nunca sentí la compulsión del sálvese quien pueda, creo que traté de asumir estos tiempos como generadores de red. De esta salimos unidos en pos del bien común. Es inevitable pensarnos como ejemplar humano y las debacles desde lo ínfimo a lo máximo que generamos momento a momento. El no registro de un otrx, el erigirse en centro vital aplastando todo. Si esta pandemia no nos viene como espejo a  cuestionarnos íntimamente, entonces ya no sé que nos hará ampliarnos como seres humanos a un orden menos brutal. 

 

- ¿Qué cosas buenas -si alguna- le encontraste?

Encontré refugio en mi casa que por suerte tengo. En mi hija, juntas compartimos mucho. También ella tuvo que adaptarse mucho: no ver a sus amigas, su mamá tratando de trabajar sin darle tanta bola. Su papá, que al principio no lo veía ya que tardamos en volver a los días compartidos. No sabíamos del virus y el papá de mi hija, al ser mayor de 65 años, me dió un sentido de responsabilidad que hizo sentir, hasta no saber más de que se trataba este virus, que tenía que preservarlo. De a poco todo fue volviendo conociendo más la enfermedad a su habitual cauce.

 

- ¿Tuviste cambio de hábitos, cuáles?

Pasé por el insomnio, por la adicción a la comida (¿quién no engordó? ¡El que no lo hizo es para estudiarlo como espécimen superior!), por la adicción a los noticieros que se volvieron la vedettes de la TV abierta. No tuve tanta adicción a las series en plataformas pero me suscribi a varias que voy dándoles de baja o de alta según fluctúa mi dinero del mes. Sabemos que nuestra profesión es inestable aunque creo que esto vino a desestabilizar hasta la profesión más “cuerda” en sus finanzas. 

 

- Si conservaste tu trabajo, más allá de si lo hiciste o no desde tu casa, ¿cambió tu tarea específica? 

Como actriz bajó la obra que estábamos haciendo “Para-anormales” en el Multiteatro. Recuerdo el último día antes que ya cierren los teatros a la salida de la función y volviendo a casa en subte como si el vagón fuera un arma que puede acribillarte en cualquier momento. Todo era peligro, desprotección económica por lo que se venía y sanitaria. El no saber. La incertidumbre en su máxima expresión. De a poco toda esa energía apocalíptica se fue encauzando hacia metas claras de supervivencia. 

 

-  ¿Vivías económicamente de actuar, dirigir, dar clases y/o derivados de la actividad?

Sí, entre clases, mis trabajos de actriz y la curaduría de microteatro vivía. Siempre fluctuando pero mis padres son actores, mis tíos directores y escritores. Vengo de una familia donde la inestabilidad económica está naturalizada. Momentos de apogeo y de fracasos. Me enseñó a no creerme nada de lo exitoso en esta profesión como virtud o plus y que el valor de lo creativo no es bajo la medida del éxito. Todo es relativo. Es una profesión fascinante y cruel donde las leyes se vuelven arbitrarias y no siempre prima el talento, el esfuerzo, el que se forma, el estudio y la dedicación.  No hay fórmulas  pero eso si uno lo aprende de chiquito creo que se vive sin tanta lucha de ego. 

 

- ¿Qué pensás de las salidas que adoptaron la comunidad y las instituciones, al no poder realizar teatro presencial? (Modos híbridos, Concurso Nuestro Teatro del TNA, Transmisiones online, Teatro por Zoom, Whatsapp, Convocatoria multiformato FIBA, etc).

Tuve la felicidad de presentar un texto de mi autoría al concurso del Teatro Nac Cervantes al concurso “Nuestro Teatro” bajo un seudónimo ya que así fueron las reglas del concurso y ser una de las elegidas. Realmente nunca pensé en ganar. Se presentaron más de 1500 obras y se eligieron creo que unas  20. Cuando me llamaron para comunicarme que mi texto era uno de los seleccionados sentí una felicidad enorme. Yo lo presenté y seguí trabajando el texto para hacer una obra más larga ( la obra online es de unos 40 min) se llama “Al este del Amor” (dejo en link por si les da ganas de ver la obra:

https://www.youtube.com/watch?v=eEG6TN2CscA). Yo estoy muy contenta como quedó. Se filmó en plena cuarentena con protocolos estrictos. Los actores no podían tocarse ni tocar un objeto tocado antes por otro actor. Tuvieron 10 ensayos nada más para montarla.  Creo que fue  una movida tan pasional volver a ensayar, volver al ruedo que sólo tengo palabras de agradecimiento. La dirigió Santiago Gobernori que hizo un gran trabajo junto a un  elenco maravilloso: Ariel Perez de Maria, Valeria Lois, Bianca Olivetti y Nicolas Gerardi. El rubro técnico también es espectacular: Diego Vainer en la música, Cony Feldman en la coreografía, Matías Sendon en las luces, Gabrieta Aurora Fernandez en la escenografía y en el vestuario Estefanía Bonessa. Creo que lo que hizo el Cervantes fue una movida para dar trabajo única. No se podían repetir actores, directores, autores. En mi caso, yo como estaba como autora no pude participar ni como directora ni como actriz, lo que me parece muy bueno. Realmente fue una fuente de trabajo en un momento muy difícil para nuestra profesión. No vi el mismo esmero en las políticas culturales del Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires. Me asombró mucho y me da una profunda pena la invisibilidad de esta situación.  

 

-  ¿Cuál es tu opinión del teatro como actividad esencial?

No es esencial como no lo es un restaurante, un almacén, un casino, un gimnasio y puedo seguir enumerando a rolete. Creo que no es esencial en el marco de una pandemia mundial donde cada día en nuestro país muere cada vez más gente. Creo que es esencial para el alma humana, para pensarnos, repensarnos, preguntarnos,  compartir cuál tribu un momento de expiación y catarsis. Poder reír llorar y demases emociones  junto a un otro al mismo tiempo, en el mismo instante, con barbijo sí  y protocolos seguros sí. Nadie se contagió por ir a un teatro. ¡Realmente se hicieron las cosas bien! Creo también que en una pandemia mundial general todos los teatros del mundo están inmersos en el mismo baile. Será bailar entonces y planchar y esperar el cabezazo para volver a la cancha! 

- ¿Qué significa para vos la esencialidad?

Lo esencial a veces es invisible a los ojos. Hoy más que nunca con este virus. Viene a movernos a pensarnos a nivel de tribu, que es lo mejor para la especie, para sobrevivir. Ahí es cuando noto que cada quien cuida su rancho en detrimento de lo mejor para toda la tribu. Y este virus no discrimina por clase. La explotación del hombre hacia el hombre, hacia la naturaleza, hacia la vida digna es tan notoria y siento que cada uno tiene que también  poder parar la pelota y mirar, mirar a un otro. Cómo nos cuesta. Hay algo de no hacerse cargo en todos los ámbitos, hasta en el amoroso, de un individualismo donde no hay lugar para un otro que me asusta. 

 

- En términos de cosas a las que le atribuís importancia, ¿la escala de valores se mantuvo igual que en la pre-pandemia, o se alteró? ¿Cómo describirías ese proceso?

Hay de todo y para todos los gustos. Circulaba una frase de Camus muy buena que parece que no es de él… muy propio de estos tiempos  pero que está en Wikipedia y que todos leemos y es tranquilizadora mientras vamos por la vida no registrando nada. Estamos más Chejovianos que nunca. Diciendo una cosa, haciendo otra y soñando o evadiéndonos con otra. Chejov nos presenta el fin de una burguesía de un régimen o forma de vida obsceno. Él siempre pensando en la ecología, en los seres que se enferman y mueren y que no puede hacer nada…”El jardín de los cerezos” cuenta mucho lo de hoy en día. ¿Quién será nuestro Lopajín? ¿Qué vendrá cuando termine esta pandemia? Está claro que algo finalizó. Nos tocó estar en este escenario de la humanidad. Ah… y la frase de Camus, o la pretendida frase de Camus, citando a Wikipedia o a los memes de turno, es: “Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas  y ese espectáculo suele ser horroroso”.

 

- ¿Qué esperás de 2021, con qué cosas nuevas -cotidianas o no tantas- te quedás de lo que llegó en pandemia? 

Tenía varios trabajos como actriz que me entusiasman mucho; una peli, una obra de teatro que se paralizaron por ahora no se retoman. Entonces me quedo con la soledad y la escritura. Me quedo con extrañar amigos por los que siento un profundo amor y buscar las maneras de vernos y cuidarnos. Me quedo con la voz de mi mamá por teléfono y sus mensajes y con las ganas de abrazarla fuerte que aún no logro hacer por miedo. Me quedo con mi hija que crece y casi es una señorita y el ser testigo  de sus cambios y su despliegue me maravilla. Me quedo con mis tres gatos a cual más mimoso y mi perro que me rompe todo porque le agarró la pandemia necesitando correr como todo cachorro de galgo. Me quedo con el descubrir  a mis mascotas domésticas y que ellas se acostumbraron y me descubrieron más a mí. Aprendí de mis gatos cuando se van por los techos de expedición sus maullidos, sus grescas con otros gatos del vecindario y sus llantos.  Me quedo con el despliegue lento de la lectura. Con el tiempo de la posición del cuerpo de leer. Y me recomiendo, como le escuché decir a Piglia, la pausa,  no pedirle tanto más a las imágenes por ahora. 

 

- Frente a esta segunda ola, ¿con qué ánimo te encuentra?

Soy una calesita, una barrilete, un subibaja y toda la plaza junta. Me hamaco en mi neurosis y me siento poderosa y vulnerable y poca cosa todo junto. Tengo que tener mucho cuidado me digo. De no dañar y de no exponerme a que me dañen cuando todos estamos a flor de piel. 

 

- ¿Alguna reflexión que quieras agregar?

Gracias por leerme, escucharme, imaginarme al que llegó hasta acá. 

 

Por Vera Czemerinski

Vera Czemerinski Autor
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