LA PRODUCTIVIDAD NO ES EL FIN - Maricel Santin
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro - Lado B

LA PRODUCTIVIDAD NO ES EL FIN - Maricel Santin

14 de mayo de 2021

MARICEL SANTIN LOGRA EN SUS PALABRAS HACER UNA FOTO DE LO QUE ELIGE HACER CON SU TIEMPO LIBRE. DEJA ENTREVER QUE ES UNA PERSONA OCUPADA EN DISFRUTAR DE ESTOS MOMENTOS, SE LA PASA DESEANDO CONSTANTEMENTE Y ES PERMEABLE A LO QUE VA APARECIENDO. AQUÍ CUENTA COMO ES ESE TIEMPO, MIENTRAS ESTA A PUNTO DE SALIR SU NOVELA GERLIHOGAR POR LA EDITORIAL INDOMITA LUZ, PREPARA UN LIBRO DE POEMAS, OTRO DE ENTREVISTAS, ESCRIBE UNA OBRA DE TEATRO Y PRONTO EMPIEZA A DIRIGIR POR PRIMERA VEZ UNA OBRA PROPIA LLAMADA CASTILLOS EN EL AIRE.

Desde hace años me dedico a hacer cosas que me gustan. Mi sostén económico y mi deseo van de la mano. Es un privilegio enorme. Pero en el tiempo libre me confundo. ¿Si lo que me gusta lo hago regularmente, el ocio a qué lo dedico?

Escribo, actúo, leo, coordino talleres. Todo eso me da felicidad, llena la olla y me ordena el día.

¿Qué hago yo sin ese orden? Proyectar. Porque si no me muevo hoy, no habrá actividad mañana. El costo de la independencia: trabajar para trabajar.

Pero, por otro lado, me interesan infinitas cuestiones que no tienen que ver con mis profesiones. Hice cursos de tela, yoga, repostería, bungee, bordado, astrología, tejido, diferentes estilos de danza. El ocio reglamentado por horarios. Donde permanecí más tiempo es en cama elástica. Ahí saltando me quedé porque esta actividad resume bastante lo que me importa en la vida: en lo flexible me hallo. Mientras hago no pienso. El cuerpo reina. No intelectualizo. No me enrosco. Reafirmo mis deseos en acción. Incluso si aparecen ideas paralelas a mecanismos vitales, son como flashazos de maravilla que me agarran en el aire. Y hay que seguir haciendo pruebas, piruetas. Nada de frenar a tomar nota o analizar.

En esta línea también la costura me lleva a la acción de una forma que me gusta. Toda mi energía a favor de hacer un objeto. Sacar de lo plano algo útil, hermoso y con volumen. Corto, uno, oculto las costuras. Hay un sentido que se hace prenda. Y después llevo en el cuerpo la muestra de ese proceso. Elijo y creo el modo en que me ven. Quedo artesanal.

La jardinería tiene una particularidad que me parece muy del ocio. Me agarra de improviso y me atrapa. Hace unos años me mudé a una casa con una terraza llena de plantas. Recuerdo que lo primero que sentí fue que ahí había una responsabilidad. Pero empezó a pasar que subía a lavar la ropa y no podía evitar hacer una recorrida para mirarlas y desear desyuyar, remover la tierra, trasplantarlas. Todo influía: si las regaba a tal hora, si les cortaba una rama o quitaba las hojas secas, si las cambiaba de lugar, ellas reaccionaban a mi intervención o me la discutían de acto. Sin que me diera cuenta, terminaba sonriendo y con la mente en un estado casi de meditación. Multipliqué por tres o cuatro la cantidad de plantas. Tenemos una relación libre.

También me suelto en el agua, sobre todo en el mar.  Y tengo tendencia a postergar lo que no tiene regla si hay posibilidad de amiguear. Mis amigxs me generan ganas de regalarme tiempo libre.

Pero hay un lugar geográfico iniciático para todo esto.

Lanús. El sitio donde nací, donde vive mi familia de origen. Cuando voy de visita, entiendo lo que yo puedo con el ocio: pasarme un día entero sentada tomando mate, charlando sin pensar en las obligaciones, sin torturarme por lo que no estoy produciendo. Ahí se produce sin querer. El solo hecho de estar es el combustible para todo lo demás. Ahí soy. Tranquila grito, río a carcajadas, me embrutezco libre, lloro sin vergüenza. Estoy. Me veo. Ya no soy la que fui. Me gusta cómo crecí, la vida que hice. Pero las raíces se relajan y me apoyo en el suelo. Es la red elástica donde me afirmo y tomo impulso. Desde ahí pude hacer cada uno de mis saltos mortales.  Aunque me pelee o me embronque a veces, incluso eso me alivia. Pertenencia. Verdad.

Mi origen ocioso me permite el presente. Me abre la posibilidad de disfrutar, de elegir.

Todo lo que logro se alimenta de esos momentos en los que la productividad no es el fin. Sin ambición. Siempre termino escribiendo algo de eso que se rebeló en el ocio.

 

Por Maricel Santin

Actriz, dramaturga, escritora, coordinadora de talleres de lectura y escritura.

Revista Llegás Autor
+
ver más notas