Teoría King Kong en el Teatro Nacional Cervantes

El TNC reanudó su programación presencial el pasado jueves 22 de julio con el estreno de “Chica King Kong”, la puesta en escena protagonizada por Muriel Santa Ana del primer capítulo del manifiesto feminista Teoría King Kong de Virginie Despentes. El ciclo prosigue con las dramatizaciones de los otros tres capítulos: “Porno Brujas” (sobre el porno y su demonización, el deseo y las maneras que este tiene de materializarse), protagonizada por Maria Onetto; “Imposible viola a esta mujer llena de vicios” (Despentes cuenta cómo fue violada a los 17 años haciendo auto-stop), protagonizada por Cecilia Roth y “Durmiendo con el enemigo” (sobre su experiencia como prostituta), protagonizada por Rita Cortese. Cada una de ellas hace tres funciones.- El ciclo finaliza el 8 de agosto.

Virginie Despentes es una escritora, realizadora y directora de cine francesa de 52 años. A principios de los años 90 fue prostituta. En 1998 escribió la novela Fóllame. En el 2000 la llevó al cine y generó grandes polémicas. Capturó la atención del festival de Cannes y fue repudiada por organizaciones hasta lograr que se bajara de la pantalla para finalmente quedar confinada a reproducirse en cines porno. En el 2006 publicó Teoría King Kong, donde entrelaza episodios de su vida con temas centrales del campo discursivo feminista: el porno, la prostitución, la violación, el miedo, la valentía, la resiliencia, el rol de la mujer en la institución familiar, el matrimonio, el mercado, el rol del hombre en la institución estatal, entre otros. Narra, piensa, denuncia y reclama. Aconseja, se resigna, se esperanza. Surfea el mar de contradicciones al que nos arroja el heteropatriarcado.

Chica King Kong empieza con una escena de desastre, de desorden post batalla. Muriel Santa Ana entra en escena y mientras recita el capítulo interactúa con los objetos que han quedado en lo que parece una ciudad destrozada, en lo que podría ser el Nueva York que King Kong destruye mientras busca a Ann Darrow. La puesta cuenta con visuales delicadas que por momentos simulan un fogón, lo cual genera un clima de reunión entre la actriz y el público: estamos reunidas, reunidos, reunides. Una luz blanca la sigue mientras se desplaza por el escenario y habla sentada en un cajón, en una silla, parada frente a un atril, en un púlpito desde el que escucha los aplausos y los vitoreos: la reunión se ha abierto, cada vez somos más y la multitud alza la voz. Por momentos calma y monótona, por momentos exaltada e imponente, Santa Ana recorre el texto a veces de memoria y a veces con una lectura bien camuflada que se interpreta necesaria en el vínculo que establece con el público.

Este ciclo invita a introducirse, a través del formato teatral, en una obra clave de la literatura feminista de los últimos tiempos.

Por Milagros Carnevale