Vuelve el ciclo Invocaciones al Cultural San Martin. La directora Laura Paredes, junto a Mariano Llinás, evocan el espíritu de Federico García Lorca arrojándolo en una desértica y olvidada plaza de toros.

Dos catedráticas (Claudia Cantero y  María Ines Sancerni) invocan el espíritu de Federico García Lorca en una plaza de toros donde ya no hay toros ni toreros. Sólo quedan los monosabios (Nicolás Levín y Agustín Gagliardi) como últimos bastiones de aquel espacio fantasmal que ya no es el mismo tras la prohibición de la tauromaquia. Entre esos mundos pendula Jaime (Manuel Attwell), un joven ayudante de cátedra devenido adjunto y persona de confianza de la profesora Elena.

Esa podría ser una síntesis de Lorca, el teatro bajo la arena, pieza dirigida por Laura Paredes y escrita junto a Mariano Llinás que puede verse en la 10° edición del ciclo Invocaciones (curado por Mercedes Halfon y producido por Carolina Martín Ferro), cuya premisa es “producir un diálogo entre concepciones de dirección que poseen directorxs contemporánexs y otras que provienen de la Historia del siglo XX” a partir de textos no dramáticos. Por allí pasaron Jarry (que la tuvo a Paredes como actriz), Brecht, Discépolo y Stanislavski, entre otros.

El cuerpo de obra del poeta granadino resulta muy atractivo para llevar adelante esa exploración; Paredes supo exprimirlo con un texto sólido y un elenco explosivo. Lejos de la solemnidad que suele envolver a los clásicos, aquí se apela a la desacralización a partir de los recursos de la comicidad. La obra –que empieza como comedia y se desliza hacia lo trágico– alude a algunos de sus “textos malditos” como El público o Así pasen cinco años.

Paredes cuenta que siempre le gustó García Lorca por la combinación de virtuosismo extremo y arrojo emocional. “Su teatro y su poesía son físicos, como salidos de las entrañas y, a su vez, muy atentos a la forma. Siempre me sentí convocada por ese remolino de emociones y esa devoción por las imágenes trágicas”, dice. La misión de invocarlo trajo muchas novedades: primero hubo una etapa de investigación que implicó la lectura de toda su obra y sus biografías; después, se permitieron “acercarse a cierta esencia, humanizarlo, faltarle amorosamente el respeto para poder tenerlo cerca”.

La directora tenía en su cabeza la imagen de una plaza de toros y una conferencia. Le contó la idea a Llinás, empezaron a hablar y rápidamente supieron que debían escribirla juntos. “A Mariano también le gusta Lorca y se interesó por la cruza con el universo taurino. En varias conferencias Lorca establece paralelos entre las corridas de toros y la poesía. Había todo un mundo para investigar, muy físico”, relata Paredes, y cita la frase de uno de esos coloquios para ilustrar la analogía entre toreros y artistas: “El torero que asusta al público en la plaza, con su temeridad, no torea; sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida. En cambio, el torero mordido por el duende hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos”.

Si el texto es uno de los grandes pilares de este trabajo, el quinteto de intérpretes es el otro. Cantero, Sancerni, Levín, Gagliardi y Attwell encarnan personajes que, de algún modo, torean al público en sombras. Paredes los define como amigos y aliados en la búsqueda, y asegura que hicieron un trabajo descomunal de apropiación del texto y de voluntad de invocación. “Como siempre, terminé de entender todo a través de sus cuerpos, de su gracia y de la entrega en los ensayos. Fue un proceso soñado, breve e intenso. Y cada uno es muy lorquiano a su manera. Es un elenco de maestría y desborde. Todo lo que necesitábamos”.

Por Laura Gómez.

Lorca, el teatro bajo la arena

Dramaturgia: Laura Paredes y Mariano Llinás

Dirección: Laura Paredes

Elenco: Manuel Attwell, Claudia Cantero, Agustín Gagliardi, Nicolás Levín y María Inés Sancerni

El Cultural San Martín - Sarmiento 1551

Sábados a las 21 y domingos a las 20 hasta el 12 de junio - Entrada general $800