Mariano Pensotti y el grupo Marea presentan tres films que reflexionan sobre el impacto y el destino de las ficciones teatrales en los espectadores.
La pregunta por el sentir del espectador es antigua y hasta sirvió de salvataje en la poética aristotélica vía la Catarsis. Ante los embates platónicos sobre la vulgar copia/mímesis que propone la representación, esa purga de las pasiones “humanas” le daba una función psico-social al naciente arte dramático. “Este proyecto surgió de esa cosa que me pasa cuando los espectadores están mirando tu obra y pensás: ¿Qué les está pasando? ¿Quiénes son? ¿Qué se van a acordar? Hay algo en el teatro de cómo cada persona va cambiando lo que vio una vez que lo narra desde la memoria y el recuerdo”. Estas preguntas por lo insondable del sujeto-espectador teatral son la génesis y la matriz del tríptico cinematográfico El Público (Buenos Aires), The Audience (Atenas) y Le Public (Bruselas) que su director Mariano Pensotti y el grupo Marea (Cineastas, Interiores, Cuando vuelva a casa voy a ser otro) presentan en el MALBA.
Quien dice teatro dice espectador.
De Negro abre a Plano general: una platea que se va llenando de concurrentes que luego protagonizarán respectivamente cada uno de los 11 cortos donde la obra presenciada es un telón de fondo semántico. Hay algo de la fantasía de los autores sobre el destino de sus pequeñas formas y conceptos. ¿Dónde se archiva tal diálogo, tal fotograma, tal signo escénico? ¿Tiene “el arte” realmente algún sentido, digamos, social? En una sociedad de consumo, del espectáculo, de mercado, neo-liberal y demás definiciones vistosas, es legítimo que los autores se replanteen no solo qué hacen sino por qué lo hacen (y en el caso de estos films también para quién). El Público inventa 11 espectadores (una suerte de Dream Team del teatro independiente) que usan como herramienta conceptual-práctica la reminiscencia de una representación. La función estética queda subordinada a la función conceptual.
¿Cómo trabajas habitualmente esa noción de “espectador interno”?
-A mí me pasa algo bipolar. Trato de no pensar, porque siento que si estoy pensando en el Otro me bloquearía. Es difícil imaginarse quién es, a veces uno trata de ponerle cara. Pero después me pasa mucho, cuando estreno las obras algo que me resulta fascinante: mirar a la gente que está mirando las obras que hacemos.
¿Te planteas en tus trabajos cómo se transita y experimenta lo puramente estético y lo conceptual ligado al conocimiento?
-Muchas de nuestras obras, y El Público en particular son muy narrativas. Espero que al público le genere empatía, interés. Pero por otro lado tratamos que haya cuestiones que vayan más hacia lo conceptual, que ese vínculo no solo pase por algo bello, sino que también haya una demanda activa de pensamiento sobre lo que estoy viendo. Por ejemplo, en la película lo primero que ves es una platea que se está llenando con espectadores que van a ver una obra de teatro: eso genera un efecto de espejo, de reflejo. Reproduce lo que estás viviendo y lo que están viviendo los personajes ficcionales. En ese sentido a mí me obsesiona mucho desde siempre cómo las ficciones nos transforman y cómo estas ficciones nos crean a nosotros. No solo porque nos afectan; todos reaccionamos en función a las ficciones que hemos ido consumiendo desde el principio. Es imposible ante algo no recordar la cantidad de películas que uno ha visto. Hay algo de esta cosa de construir ficciones o ser construido por ellas que siempre está sobrevolando nuestros laburos.
Aparece en Pensotti una suerte de epistemología estético-conceptual, una forma de conocimiento y orden del mundo partiendo de la premisa que las ficciones estructuran nuestra existencia (y en algún punto puede pensarse que nuestra propia biografía, o sea, nuestro pasado más certero no es otra cosa que un relato y como tal, sin dudas, pertenece a cierto género y está sujeto a ciertas reglas de composición).
El espectador como sujeto activo
“Me aparecía La vida instrucciones de uso de Georges Perec: intentar reflejar un espacio, porque los cortitos también tratan de dar cuenta de una ciudad. Yo tenía como pretensión filmar solamente el centro. Esa zona me fascina; sigue teniendo esta carga ficcional muy grande. Está muy mezclada socialmente, y sobretodo porque todos los hechos políticos relevantes de los últimos 50 años tuvieron su epicentro en esa zona. En ese sentido hablar del público de teatro y mencionar el 2001 tiene una analogía: en ese momento la gente dejó de ser espectadora y se volvió protagonista: lo que pasaba en la calle era más interesante de lo que pasaba en cualquier teatro”.
Pensotti se refiere al escenario urbano de El Público: la zona comprendida entre el Congreso, sus plazas, Avenida Corrientes y alrededores. En cuanto a “mencionar el 2001” alude al biodrama relatado por los distintos personajes sobre un actor que imitaba a De La Rua durante su presidencia y los conflictos por encarnar ese rol. Hay algo nostálgico en este gesto que podría plegarse a la representación de las ciudades en el cine de pos-guerra europeo (siguiendo a Serge Daney estamos en presencia del cine moderno), y también de heroico en la comparación entre espectadores pasivos de la historia y activos intérpretes como agentes de cambio. Aparece entonces, el núcleo de la problemática del espectador planteado por Jacques Ranciére y su emancipación: “el borramiento de la frontera entre aquellos que actúan y aquellos que miran”.
En El Público, los espectadores/protagonistas actúan, buscan, cogen, se enfrentan con la ley, matan, y todo parecería estar definido por ese “propio poema” que han construido a partir de una ficción teatral. Mariano Pensotti filma las fantasías de un autor imaginario – que podría ser él mismo -cuya obra tiene un impacto directo en la existencia de quienes la han experimentado. La paradoja es que desde el cine, Mariano Pensotti y su grupo Marea, decretan la inmortalidad del teatro en base a una característica insoslayable: la presencia, eso que en el 2020 los exégetas del streaming quisieron relativizar con una crasa teoría. Porque como dijimos arriba quien dice teatro, dice inevitablemente, espectador.
Equipo artístico
Elenco: Pilar Gamboa, Susana Pampín, Juan Minujín, Lorena Vega, Agustina Muñoz, Luis Ziembrowski, Diego Velázquez, entre otros.
Guión y dirección: Mariano Pensotti
Dirección de Arte: Mariana Tirantte
Música: Diego Vainer
Dirección de fotografía: Soledad Rodríguez
Producción artística: Florencia Wasser
Asistencia de dirección: Agustín Gagliardi
The Audience (Atenas) fue producida por The Onassis Stegi.
El Público (Buenos Aires) fue producida por el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) & Grupo Marea y se estrenó en Buenos Aires en enero 2020
Le Public (Bruselas) fue producida por Kunstenfestivaldesarts en coproducción con Wrong Men, Théâtre des Martyrs, Shelter prod.