Walsh en la escena

El director Diego Ferrando reconstruye las causas de la adaptación teatral de Esa Mujer: un relato que insiste en develar el trasfondo "fantástico" de la política argentina.

Esa mujer es un cuento magnífico de Rodolfo Walsh. Narrado en primera persona se caracteriza por oscilar entre la descripción del entorno/personaje con el que interactúa y por poner en duda su propia descripción, por ejemplo, acumulando adjetivos que inscriben una contradicción en su planteo. Un cuento sin garantías.  Pero las palabras habilitan esa fórmula lúdica. ¿Y la escena?

Dialogamos con Diego Ferrando que decidió llevar a escena Esa  mujer, enorme desafío, sin duda, por las características del cuento-.

Le preguntamos por qué eligió ese texto tan particular. Nos cuenta que hubo motivos de diversa índole para llegar a esta puesta del texto de Walsh, Ferrando trabaja con ese cuento en su taller de dramaturgia y puesta en escena desde hace muchos años, lo hace con  la intención de que los asistentes al taller se choquen con los elementos formales de un texto narrativo que parece tener elementos teatrales, escénicos y no los tiene. No hay  en ese cuento una propuesta de público y, por más que tenga diálogos, hay un narrador duplicado en protagonista que impide que sea representado por un solo actor.

Nos revela que durante años en el taller fueron probando propuestas diferentes. Y sistemáticamente chocaban con la ausencia de una dramaturgia. Aprovechaban para sacar conclusiones  en relación a lo escénico, a los elementos de la puesta en escena, etc.

A lo largo de los años  fue construyendo su propia hipótesis y siempre tuvo el  anhelo de hacerlo devenir teatro.

Un alumno de su taller, una vez,  le comentó que conocía a los Walsh. Se abrió la posibilidad de una propuesta escénica y, finalmente, aceptaron darle los derechos.

Un motivo más para esta decisión de llevar a escena Esa mujer, tiene que ver con la coyuntura. Se inscriben ahí  los orígenes de la violencia política en la Argentina. El personaje del coronel describe las intenciones que tenían para con ella: tirarla de un avión… ¡en los años sesenta!. Planteado desde este momento se comprende que es una alerta de alto valor y de muchísima actualidad.

Si se tiene en cuenta que el género del texto no prevé un espectador le consultamos por la relación que  se establece, que se construye con el público. Y nos dice que ésa fue una interrogación constante durante mucho tiempo. El narrador, afirma, nos está hablando a la cara, nos invita al lugar. Por eso, puso al espectador dentro del living.

Nos revela que si hubiese sido posible hubiera puesto una alfombra que ocupara toda la platea, algo que permitiera a los espectadores compartir el espacio donde están los personajes; como para subrayar ese espacio se planteó que los actores se metieran, de vez en cuando,  entre el público. Era central eliminar la platea frontal y ponerlo como testigo, como si hubieran estado todos invitados al living junto con el personaje periodista a participar de la entrevista que le hacía al militar.

Nuestra útima duda tiene que ver con el narrador y nos confiesa que fue uno de los elementos que le resultó de mayor desafío:  para hacer una dramaturgia posible, para que hubiera una posibilidad escénica del cuento había que resolver esta lógica. Walsh propone un narrador que es a su vez protagonista en tiempo real, no está contando un hecho que pasó sino que está sucediendo, entonces había un doble desafío.

Nos  relata que alguna vez se encontró con una propuesta en la que había dos actores diferentes: uno hacía de narrador y otro hacía de periodista y era insólito ver eso. La propuesta del cuento se borraba, desaparecía. Entonces, se planteó un narrador que, en ocasiones, encuentra momentos en donde hablar al público, rompe la cuarta pared, lo incluye, lo mete adentro del living y lo invita a ser testigo de todos los sucesos; pero cuando tiene lugar la conversación con el coronel, abandona la relación con el público y  se mete en ese segundo círculo de la ficción. Así lo llamaban en los ensayos: hay un segundo círculo de la ficción en donde solo están el coronel y el periodista. De ese modo resolvieron el desafío de convertir un cuento complejo en una puesta en escena.

Por Monica Berman

Viernes 20:30hs

Complejo Teatral Itaca - Humahuaca 4027

Dramaturgia y direccion: Diego Ferrando

Actúan: Ernesto Falcke, Carolina Valmayor, Agustín Vanella