Hace unas semanas se estrenó la primera temporada de El fin del amor, serie de Amazon Prime Video basada en el ensayo autobiográfico de Tamara Tenembaum.
Nos encontramos con Brenda Kreizerman, actriz que interpreta a Sara, la amiga ortodoxa de la protagonista interpretada por Lali Espósito, y nos contó un poco sobre su trabajo en la serie.
¿Qué venías haciendo en teatro y cine? ¿Cómo te llega la propuesta de la serie?
-Teatro es algo que hice toda la vida. Hice la Licenciatura en Actuación (UNA). De adolescente hice varias obras en la Universidad Popular de Belgrano mi primera compañía independiente en la que estuve, dedicada a infancias y adolescencias. Con parte de este grupo tenemos un proyecto de narración oral con retroproyecciones para colegios, con ciertos ejes de ESI.
Trabajo con Paco Gorriz, escritor y actor, producimos cosas juntos: con la Torre Monumental, en Retiro; para Museos de Buenos Aires, diagramando ciertas actividades performáticas. Hacemos una dupla, donde surgen algunos proyectos de ese estilo, tipo: ¿armamos algo para este lado? Y lo escribimos, dirigimos y montamos.
En Showroom, una película en la que hice un bolo al principio, ¡oh, casualidad!, hacía de novia que se casaba, entonces El fin del amor fue mi segundo casamiento, en la ficción.
Me contactó el director de casting Iair Said, lo había conocido en un viaje en 2013, que hice a Israel.
Ni bien la escena del casting pensé que el personaje, -una judía ortodoxa que es profesora de literatura -, era muy para mí, que por más de que yo no sea ortodoxa, soy judía por herencia familiar. Y también la escena me conmovió un montón.
Todo el tiempo esperé la selección flasheando que era la única que lo había hecho. Porque una siempre piensa que están casteando a un montón de personas, pero esta vez la sensación era que yo sola lo había hecho, porque era muy a la medida.
Tenés cosas en común con el personaje de Sara, pero una diferencia crucial que es haberte criado por fuera de la ortodoxia, ¿cómo fue el proceso de composición?
-Intenté conectar o re-conectar con cierta sensibilidad. En el dialogo con la dirección, surgió que no había que hacer una gran composición, un armado de personaje, sino más bien buscar la verdad y la sensibilidad, traté de reconectar buscar situaciones que me acercaran al judaísmo. Un día al templo en shabat, un amigo toca en el templo donde me mandaban cuando era chica, fui a escucharlo, escuché la música. Hablé con una amiga tiene el perfil de Sara, es ortodoxa pero estudió en Filo, e hizo su vida más allá de la religión.
Me interesaba no juzgar ni armar algo de la religiosa sino encontrar la humanidad y esto es un contexto, como los otros personajes. Fui a la mikve con una amiga y miré, hice ese tipo de cosas pensando en reconectar con situaciones que de repente yo había vivido en mi infancia, por mi familia, y en buscarle la libertad a Sara, no decir: “yo soy la extranjera que pertenece a un mundo opresivo”, que, en algún punto lo es, también cómo encontrar la libertad en eso.
¿Tenes otros proyectos? ¿Pensás continuar con alguno, tenés otros nuevos?
-Desde que terminó el rodaje estuve con un proyecto de lecturas performáticas que se llama Ahí en Casa Teatro Estudio, con elenco rotativo. Sigo narrando para niños, algunas funciones. En el medio hice otras cositas de cine y publicidad. Pero la idea es proyectar otras series, películas o teatro, me gustaría ser de esas actrices que están en el teatro y en el cine.
Por Ire Locatelli