Quince años es mucho tiempo, al menos para ciertas cosas. En quince años se puede experimentar, madurar, armar un grupo alucinante, cambiar las perspectivas de la niñez, producir obras, canciones, sueños y acompañar a las infancias que crecen.
Ligeros de equipaje, nombre de la compañía que en cuestión cumple quince años, revela en la representación de la directora, Paula Sánchez, una serie de secretos para ir más a fondo sobre los motivos de esta presencia singular en nuestro universo escénico.
María José Colonna, Valeria Zlachevsky hicieron juntas un viaje a Bolivia, contexto de pensamiento y creación, cuando volvieron a Buenos Aires me llamaron, cuenta Paula Sánchez, nos conocíamos de otros espacios y habíamos compartido procesos creativos, me convocaron para dirigirlas, así nació la compañía.
Preguntando por búsquedas de inicio aparece: nos propusimos un espacio de indagación en teatro para infancias, cruce de lenguajes, temáticas que escaparan a la lógica del binario y maniqueo “buenos y malos”. Teníamos formaciones distintas y queríamos encontrar un cauce para todo ello, así empezamos a trabajar.
¿Cómo ves ese inicio de la compañía desde hoy?
Infinitamente diferente porque quince años en la vida de las personas es muchísimo tiempo y poco a la vez. Nos une la búsqueda artística pero también una amistad, incluyo a otras personas que son parte de la compañía no solo nosotras tres. Las cuestiones personales también impactan, cambian la impronta de un conjunto, nuestra manera de crear, nuestro bagaje personal…la compañía transmutó con nuestras vidas.
Encontramos nuevos lenguajes, nos hacemos nuevas preguntas, deseábamos permanecer, tener, como equipo, más herramientas de trabajo, más allá de la estética de la obra somos un equipo que va cambiando la manera de funcionar de un modo bastante ideal. Encontramos una maquinaria de trabajo, un engranaje que está buenísimo.
A lo largo de estos años hubo reemplazos por embarazos, por ejemplo, pero tenemos un staff permanente. Y luego, hay personas que vienen para una obra y no para otra y luego vuelven, vestuarista, escenógrafos, Flor Sartelli, Romi Pomponio… tengo la sensación de un equipo de trabajo bastante estable.
Nuestra manera de trabajar es interpelada por las circunstancias, hay una creación artística central pero también focalizamos en la producción.
Tenemos una hermosa respuesta de la comunidad, tanto las niñeces como quienes las acompañan. Hacemos un teatro que no subestima a las infancias, que promueve otro planteo estético y sabemos que funciona por las devoluciones que nos dan y que nos reafirma en esta búsqueda que siempre defendimos. Creemos que podemos hacer mucho desde este teatro.
Ante la pregunta sobre la diferencia de espectadores actuales y los de hace quince años atrás, la reflexión es muy interesante “Son espectadores diferentes pero los niños y las niñas tienen capacidad de sentarse a ver una obra, los adultos pensamos que el exceso de pantallas lo impide, pero no. Hay momentos de intimidad y prestan mucha atención, lo reconocés por sus comentarios. El mundo cambió, las infancias cambiaron, pero no es prudente estigmatizarlos, acusarlos de impacientes. Si la obra los toca, están. Se mantiene la esencia de la curiosidad, la necesidad de descubrir el mundo, eso no deja de suceder. Si los adultos tenemos prejuicios, les cortamos esa posibilidad, no hay que dar ninguna batalla por perdida.
Si tuviéramos que caracterizar a la compañía…
Es una compañía de mujeres, musical, para infancias, que busca cruzar lenguajes, jugar, conservar el juego como medio de contar. Ligeros de equipaje es un espacio de indagación, que siempre tiene lugar para una máquina inventada, un objeto reciclado, que rechaza la mirada que subestima, que rehúye de los lugares comunes. Hacemos un teatro creativo, obras poéticas con humor, armonía, música, ficción, ahora también sumamos el universo de lo audiovisual.
Me gustaría agregar, cierra Paula, dos cositas: que empezamos a trabajar con músicos en vivo y la calidad y el universo sonoro que se abrió es incomparable. Y, por último, no dejamos de ser una compañía independiente y en estos años aprendimos a autogestionarnos, la producción es un proceso largo, funcionamos como una maquinaria, tenemos bien distribuidos los roles.
Se viene un espectáculo de formato musical, Canciones Imaquinarias, un racconto de todos estos años. Y esperamos ahí a nuestros espectadores de siempre y a los nuevos, con los brazos abiertos.
Por Monica Berman