Derecho a la ternura
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro - Notas

Derecho a la ternura

Basada en las memorias de Paco Jamandreu, este musical hilvana sus recuerdos de la infancia en Mamaguita, sus amistades con las grandes estrellas de los ‘50, se presenta los sabados a las 21 hs en el Centro Cultural 25 de mayo.

5 de julio de 2023

El Centro Cultural 25 de Mayo es, a mi entender, uno de los espacios más hermosos del Complejo Teatral de Buenos Aires. Con salas tan lindas que distraen: unx se encuentra de repente, en medio de un espectáculo, admirando las molduras y no es porque la obra sea particularmente mala (aunque puede pasar), sino porque el edificio es imponente. 

La sala redonda del primer piso es mi favorita, pequeña, íntima, extraña y un poco secreta. Según la página del 25, esa sala está destinada a la interpretación coral, la danza contemporánea y el teatro independiente. Calculo que dentro de esa tercera podemos ubicar a “Paquito (la cabeza contra el suelo)”, aunque es una mezcla de todas.

Bajada en las memorias de Paco Jamandreu, este musical hilvana sus recuerdos de la infancia en Mamaguita, sus amistades con las grandes estrellas de los ‘50, mucha anécdota de chongo que siempre terminan en desamor, historias de cárcel, de abandono, de glamour, de soledad. Son las tías, las maestras, feministas en un pueblo chato que, con bolillero en mano, introducen algunos fragmentos caprichosos de la vida de Jamandreu, en un código que plantándose en el musical más brillante, pasa del melodrama al café concert, del bio drama al desfile de modas, es también un homenaje a los años ‘50, un manifiesto político, una carta de despedida. 

Para quienes nunca escucharon de Paquito (puede pasar), vamos a decir brevemente que fue diseñador de moda y vestuarista de cine. No sólo vistió a la señora Eva Duarte de Perón, sino también a otras estrellas de la época como Zully Moreno, Fanny Navarro, Isabel Sarli entre muchas, muchas otras. Homosexual en una época enemiga de la ambugüedad. 

El bellísimo piano de Sebastián Sonenblum marca el ritmo de todo el espectáculo que se despliega en esa sala que parece haber sido hecha a medida. El texto barroco de Natalia Casielles y las actuaciones brillantes prácticamente no dan respiro. 

Desde atrás de las columnas aparecen los personajes que se montan uno sobre el otro sobre el otro en un juego de espejos que deja claro que la identidad es una ficción que se construye. Gracias a este dispositivo podemos conectar con las figuras de aquella época que son solo una reminiscencia para las generaciones más cercanas. Ellas se encarnan y exigen reconocimiento.

Pero esta superposición significante se suma a un código que se sabe exterior y por momentos una pide un poco de verdad. Obviamente, la verdad la saca la máscara de la Coca Sarli (¿quién sino?) y le permite a Maiamar Abrodos, actriz trans de mucha potencia, regalarnos el manifiesto que Pedro Lemebel dio en un acto de la izquierda chilena en el ‘86. Pedro a través de la boca de la Coca a través de la boca de Maiamar nos exige ternura en un mundo donde a la diferencia se la anula. Maiamar nos regala también su historia y con ella podemos ver por fin la piel debajo del maquillaje.

Una obra redonda como esa sala redonda, defendida con uñas y dientes por sus actuantes,  con amor por el detalle, brillante y melancólica, contestataria y tierna, mágica y real. 

 

Sábados a las 21:00hs

CC 25 de Mayo (Triunvirato 4444)

Dramaturgia: Natalia Casielles

Actúan: Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz, Matias Lopez Barrios, Nicolás Martin, Paola Medrano

Dirección: Juanse Rausch
 

Agustina Soler Autor
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