¿Qué modos de conjurar la muerte podemos construir? ¿Existen acaso vías de escape de la máquina capitalista? ¿Tenemos la posibilidad de fundar una zona de juego que nos proteja en la vida? Estas son algunas de las preguntas que Julieta Carrera lleva a escena en No me muero, obra que escribió, dirige y en la que actúa. La obra trae grandes preguntas filosóficas que inserta en un registro cómico. La risa es uno de los motores que se pone en marcha cuando encarna a Sandra Díaz, una vendedora de seguros de riesgo de trabajo. La monotonía diaria y la ejecución de tareas repetitivas la conducen al desgano profundo y la lleva a buscar otras formas de existencia para lograr vivir una vida más feliz.
Julieta Carrera tiene una presencia escénica arrolladora y construye una dramaturgia a partir de la cual realiza distintos personajes. Junto con Sandra, van apareciendo otras instancias que encarna. Así el personaje y la actividad de quien actúa en teatro se acercan. La labor de la actriz es puesta en primer plano, casi de un modo autorreflexivo. Esta obra de teatro habla, también, del teatro y de la imperiosa necesidad de construir mundos dentro de la cotidianidad que habitamos. La ficción es presentada como una herramienta vital: tramar historias como modo de narrarnos y de imaginar otros futuros posibles.
Desde la poética del clown, la actriz hace un despliegue de comicidad física: su cuerpo dúctil toma distintas formas, explora el ritmo, se quiebra en diversas partes, sorprende desde la extrañeza corporal. Es un cuerpo tomado por la rutina laboral, que lleva asociadas las tareas que se le piden, similar al modo en que lo hacía Charles Chaplin en la película Tiempos modernos. Además, incorpora a les espectadores de modo que se quiebra la situación de contemplación a oscuras y silenciosa. Aparecen otras formas de habitar la escena y de asistir al acontecimiento teatral. Conforma una invitación y una postura política en cuanto al teatro porque, en el mundo que construye en el escenario de Moscú Teatro, el juego teatral es cosa seria.
Además, se entrelazan distintos registros: momentos de comicidad física son puestos en relación con voces de otres poetas que son invocades en escena. Una vez más, la risa aparece con su potencial reflexivo: reímos por la eficacia del trabajo de la actriz, pero también al hacerlo nos estamos construyendo un sitio de remanso. La pregunta por la identidad y la relación que mantenemos con la naturaleza son algunos de los temas que despliega la obra.
La labor de iluminación, sonido, vestuario junto con las decisiones en cuanto a la organización espacial son elementos centrales. La magia del teatro aparece con toda su fuerza en cuanto vemos construir diversos espacios con pocos elementos. Ese juego, que también es un trabajo para quien está actuando, nos salva por un momento. Nos hace sentir vitales y se presenta como un modo de confabulación contra la muerte. El título mismo de la obra, No me muero, introduce un tiempo presente pleno e invita a ser completado: no me muero mientras actúe o no me muero mientras encuentre momentos de alegría. Lo que la obra propone, alternando la comicidad con los momentos de seriedad y profunda reflexión, es qué hacemos con ese tiempo de vida.
A su vez, el personaje dice que armar mundos y poner el cuerpo en escena es la manera de sobrevivir a la violencia. Reivindica el poder que tiene el encuentro de cuerpos presentes en el teatro y el conformar otras realidades. No es un modo de hacer al margen de la vida, sino que es la manera de hacer con la vida algo que le dé sentido y que contrarreste las muertes. Y, sobre todo, las vidas que, inmersas en rutinas cotidianas, pierden el rumbo. Con lucidez y creatividad, No me muero se establece como una defensa del teatro y del arte en general. Desde una propuesta que asegura la risa y el entretenimiento también arroja preguntas profundas. Nos recuerda la importancia que tiene respaldar la cultura en tiempos de desamparo y violencia. Trae al presente la potencia que tiene rasgar la trama lo cotidiano y filtrar nuevos sentidos. Nos invita a preguntarnos qué hay en la otra orilla (de nuestras vidas, de nuestras rutinas, de lo conocido), del otro lado del mar.
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NO ME MUERO
Actúan: Julieta Carrera
Vestuario: Gabriela Gerdelics
Dramaturgia y dirección: Julieta Carrera
Moscú Teatro - Ramirez de Velasco 535
Domingos 20 h