“¿Y qué hiciste vos con la oportunidad que yo te di?”, le grita Dorita por la ventana a ese hombre, que ruega por su amor a medianoche, y luego se echa a llorar. Los espectadores miramos, todavía no nos acomodamos en el asiento y falta para que podamos entender que esta historia atravesará la obra, pero es solo una entre todas las que interpretarán estos actores.
Yo no duermo la siesta de Paula Marull estrenó su 6ta temporada en la calle Corrientes.
La obra recorre y entra de lleno en la temática del amor, el costumbrismo y las dinámicas que se dan en una casa de pueblo. Pero no trata del amor per sé sino de "los relatos" del amor, construidos mediante las visiones del cine, la música y la novela de la tarde. Las dos nenas terribles de la casa, juegan. Sus propuestas son insólitas pero no dejan nunca de estar atentas a ese mundo adulto al que aspiran. Se puede ver en ellas un aprendizaje sobre el sentir del amor, no aplicado en lo personal, pero sí en el imaginario. La construcción del deseo que empieza tan cimentada en la infancia y que en definitiva comparten íntegramente con Dorita y el varón que intenta recuperarla.
La obra nos pone de manifiesto un ideario clásico. En estos tiempos en los que muchos estamos debatiendo la monogamia, y que la pareja y la familia ya no son la única casa del amor, Yo no duermo la siesta, a la manera de Boquitas Pintadas de Puig o Tengo miedo torero de Lemebel, recurre a las narrativas del videoclip y la canción popular como vehículo para los sentires de estos personajes.
El arte, cómpice de la educación sentimental en occidente, ha funcionado como productor y reproductor del espíritu de la sociedad desde la Edad Media hasta nuestros días. La construcción del amor siempre se valió de estos soportes para que en las emociones exaltadas que produce logre transmitir un mensaje y sostener un status quo.
“Regalale un osito de peluche”, sugiere una de las niñas al varón que quiere reconquistar a Dorita. Lo que se considera romántico no es más que una serie de acciones que hemos aprendido en estas narrativas. Allí donde juega la casualidad, el desencuentro, la ofrenda, el mito de un único y gran amor, sabremos que estamos ante ese imaginario aprendido. La obra en estos tiempos de deconstrucción, hace evidente con luces y papel picado, algo que teníamos olvidado: somos hijos sanos del amor romántico y todavía capaces de llorar, aplaudir y reír ante la representación de estas emociones. El efecto de la obra radica en señalar que todo esto aún vive en nosotros.
Foto: Franco Verdoia
---
YO NO DUERMO LA SIESTA
Actúan: Agustina Cabo, Sandra Grandinetti, Luciana Grasso, María Marull, Marcelo Pozzi, William Prociuk
Dirección y dramaturgia: Paula Marull
TEATRO ASTROS
Av. Corrientes 746
Lunes 20 h