Los delincuentes empieza con el ritmo incesante de una Buenos aires atemporal e inclasificable. Allí vemos a Morán (notable interpretación de Daniel Elías) padecer el frenesí de la urbe. A Rodrigo Moreno le bastan solo algunas pinceladas mínimas de su talento para dar cuenta del mundo que atosiga al protagonista del relato. Lo vemos iniciar su rutina diaria mientras de fondo suena la maravilla música de Astor Piazzola. La abúlica preparación para el trabajo rutinario en el banco y las repeticiones incesantes que padece mientras afuera la ciudad pareciera ser un monstruo que todo lo puede y que todo lo abarca. El subir las persianas, el viaje en transporte público, el saludo mecánico con sus compañeros de trabajo, el pucho a media jornada. Todos son indicios de un silencioso malestar que Moreno ya describiera de modo notable en “el custodio” hace casi dos décadas. Los delincuentes dialoga con películas argentinas recientes como “La flor” y “Trenque lauquen” a las que se vincula desde la libertad formal que estas expresan. Esa libertad es la que le permite sumergirse en la tradición y dialogar a su vez con la historia del cine argentino. Morán y Román (Excelente Esteban Bligliardi) que oficia de socio involuntario deciden enfrentarse a esa rutina asfixiante. Morán decide robar una suma de dinero del banco que le permitirá vivir sin trabajar los próximos 25 años. Aprovechando una falla en el sistema pone en marcha su plan que consiste en sustraer el dinero de la bóveda y luego esperar una condena mínima para no trabajar más. Pero no es la codicia lo que mueve a Morán. Es el deseo de ser libre de una buena vez. Igual que Jorge Salcedo en “apenas un delincuente” de Hugo Fregonese Morán lleva a cabo su plan de modo frio y decidido. El atraco filmado de modo notable siguiendo las pautas de un modélico policial luego derivara en múltiples indagaciones sobre la vida moderna. Por un lado la película se potencia desde el antagonismo entre la ciudad que funciona como la jaula de hierro que hace un siglo describiera el sociólogo Max Weber y el campo con sus diversas formas de vida en donde el tiempo pareciera fluir de modo menos opresivo. Cuando el protagonista deja la ciudad hace un párate en su viaje y se pone a jugar al futbol con unos chicos. Ese contraste entre la tristeza de la adultez y la libertad de la infancia es una de las claves de la película. Esa misma posibilidad de escape que experimenta Morán se repetirá de modo casi calcado en el personaje de Román cuando este se aleja de la opresión de la urbe. El conflicto entre la ciudad y el campo es una de las claves interpretativas del relato pero no es el más importante. Lo central en los delincuentes es su obsesiva indagación por el empleo del tiempo y por las diversas formas de alienación que produce el trabajo. Lo notable es que todas estas indagaciones son procesadas desde la más pura forma cinematográfica. Los delincuentes son muchas películas en una. Es un policial riguroso cuando el personaje de Laura Paredes inicia la investigación por el robo en el banco. La película también funciona como un drama existencial acerca del tedio y la soledad que acosa a la dupla protagonista del relato. A diferencia del custodio que puede pensarse como un ejercicio de estilo asociado de modo notable al polar francés en esta oportunidad la deriva de los protagonistas los lleva a explorar otros mundos posibles representados en ese otro lugar incontaminado que se constituye como oposición a la prisión que representa la ciudad. Los delincuentes funciona finalmente como la declaración de principios de un cine pensado por fuera de la lógica del mainstream de plataformas y que se permite dialogar con la historia del cine. Desde “El dinero” de Robert Bresson hasta Psicosis de Alfred Hitchcock Los delincuentes construye un relato infinito sobre las formas de la opresión y de la libertad. Morán y Román parecieran ser parientes cercanos del viudo Martin Santome filmado por Sergio Renán en la tregua hace ya medio siglo. Los tres son héroes utópicos que buscan redimirse de la alienación que produce el sistema. Esa evocación nostalgiosa que vincula ambos films jamás funciona en Los delincuentes como una oda al pasado. Es solo una cita amorosa de una película perfecta que logra la proeza de narrarlo todo y que nos deja finalmente la sensación de que un mundo mejor es posible.
Los delincuentes (Argentina-Luxemburgo-Brasil- Chile/2023). Guion y dirección: Rodrigo Moreno. Fotografía y cámara: Alejo Maglio, Ines Duacastella. Edición: Manuel Ferrari, Nicolás Goldbart, Rodrigo Moreno. Elenco: Daniel Elías, Esteban Bigliardi, Margarita Molfino, German Da Silva, Laura Paredes, Mariana Chaud, Cecilia Rainero, Javier Zoro Sutton, Adriana Aizenberg.
Por Juan Pablo Susel
Duración 189 minutos