Un jueves de finales del 2010 perdida entre los estrenos semanales se estrenó “Un buen día”, una película de Nicolás del Boca protagonizada por Aníbal Silveyra y Lucila Solá que en ese momento ostentaba el particular logro de ser la novia argentina de Al Pacino. La película paso sin pena ni gloria por la cartelera y se transformó rápidamente en una película destinada al olvido. La crítica de la época coincidió por unanimidad en considerar al film de del Boca como un producto cinematográfico muy menor para ser generosos. Lo que nadie sospechó es que la película se convertiría con el paso del tiempo en un fenómeno de culto con fanáticos que celebran sus líneas de diálogo como si se tratara de un partido de fútbol. De ese fracaso condenado al olvido “Un buen día” se transformó en un ritual pagano que se retroalimenta de modo festivo con cada proyección que los propios fans organizan.
Néstor Frenkel indaga en este misterio problematizando la idea de calidad artística del fenómeno como hiciera hace dos décadas en ese documental notable que es “Buscando a Reynols”. “Después de un buen día” parte de la premisa de reflexionar sobre la idea de calidad artística. La primera mirada que tenemos sobre el objeto a analizar es que la película de del Boca es muy mala. Ahí está la mirada de los críticos para confirmarnos ese juicio estético. Las credenciales de la crítica diciéndonos lo que está bien y lo que está mal pareciera ser el punto de partida del documental de Frenkel. De alguna manera la posibilidad de alejarse de la mirada del otro para poder tener un pensamiento autónomo pareciera ser lo que subyace detrás de la mirada irónica de Frenkel acerca de los juicios de valor en torno al arte. En "Buscando a Reynols" la indagación del director tenía que ver con abordar el extraño universo sonoro de la banda “Reynols" y de su líder Miguel Tomasín que posee síndrome de down. El sonido experimental de la banda en una primera escucha no impidió que el grupo tocara en Europa y fuera reconocido de tal manera que inclusive llegó a tocar a comienzos del siglo XXI en un recital junto a Sonic Youth, una de las bandas de rock más influyentes de fines del siglo XX.
Así como Frenkel en ese caso indagaba en lo que representa el misterio que rodea a una banda de rock atípica aquí pareciera replicar el modelo esta vez en torno a una película diferente a las demás. El foco de “Después de un buen día” está centrado en la figura de su guionista Enrique Torres, un trotamundos con una vida absolutamente apasionante. Torres fue jugador profesional del plantel de Chacarita campeón de 1969. Una lesión lo alejó del fútbol y lo llevó a la España del destape donde fue fundador de una serie de revistas zarpadas incluso para lo que representaba la España postfranquista. Luego volvió a Argentina y participó de una experiencia bizarra de periodismo amarillista que adelantaba 40 años al modelo de periodismo de espectáculos que prima en la actualidad. Finalmente Torres fue el guionista de las muy exitosas novelas de Andrea Del Boca en la década del 90 entre otras gemas que también incluyen "Cebollitas" y "Muñeca Brava" Torres dice en un momento del film que él tiene la capacidad de conectar con el tipo promedio. Esa empatía es la que pone en tensión la mirada “crítica" sobre el arte y una toma de partida de la propia película sobre el trabajo y la vida del propio Torres. Frenkel también rastrea en la vida de Aníbal Silveyra, el protagonista masculino del film. Un actor que tuvo una carrera zigzagueante y que luego de un fracaso coyuntural decidió cortar con su rutina actoral y reinventarse como intérprete en Estados Unidos.
A pesar de los pergaminos de Torres “Un buen día” no solo fue un fracaso estrepitoso sino que fue objeto de escarnio por parte de la crítica cinematográfica. Lo sorprendente del caso fue que de la nada comenzó a surgir un grupo de fans que encontró en la película un objeto de disfrute y placer que llevó a que “Un buen día” empiece a rodar nuevamente en una serie de proyecciones que los propios fanáticos organizaron. El final de “Después de un buen día” encuentra a los admiradores de la película con el mismísimo Torres en un gesto amoroso por parte de Frenkel. El registro de ese encuentro representa la toma de postura del propio director que historizando la vida de Torres y Silveyra humaniza lo que en una primera mirada es solo objeto de ironia y burla. Posar la mirada y detenerse en la vida de los otros es el secreto del poder del cine de Frenkel y una enseñanza que en tiempos de desasosiego no deberíamos pasar por alto.
"Después de un buen día" (Argentina 2024). Dirección: Néstor Frenkel. Guion: Néstor Frenkel y Sofía Mora. Con los testimonios de Enrique Torres, Anabella del Boca, Aníbal Silveyra, Magrio González y Andrea del Boca.