Desde hace varios años las teorías conspiranoicas dejaron de ser propiedad de un grupo reducido de seres humanos para pasar a ser parte de una serie de discursos de alto alcance que ponen en discusión entre otras cuestiones la trascendencia de los discursos científicos. Estos discursos se popularizaron en época de pandemia para cuestionar cualquier medida por parte del estado que tuviera como objetivo la protección de la sociedad civil. Ese pareciera ser en un sentido el puntapié inicial de Cielo rojo (Gigantes de metal). La película acompaña a Bianca (notable actuación de Noelia Antúnez), una joven empleada que es secuestrada por un maniático que entabla una guerra conspiranoica contra el mundo. A partir del trauma que representa su secuestro Bianca quedara sumergida en las fauces de la locura sin poder distinguir la realidad de la fantasía. Leguiza respeta los tópicos del género y filma desde un saludable espíritu lúdico contándonos una historia que entremezcla inminentes apocalipsis con traumas de infancia no elaborados. El imaginario de Cielo rojo pareciera expandirse desde referencias cinéfilas evidentes como “La mosca” de Cronemberg hasta películas icónicas de terror psicológico como son Repulsión o él bebe de Rosemary, esas dos obras maestras absolutas en donde la locura es vista desde la subjetividad de una protagonista femenina. En Cielo rojo hay líneas conceptuales no del todo desarrolladas y esos baches narrativos dificultan la posibilidad de una empatía total por parte del espectador. Leguiza pareciera por momentos quedarse a medio camino entre la película de terror pensada para disfrute pleno del espectador de este tipo de cine y una necesidad de darle consistencias dramáticas al comportamiento de la heroína del relato. En ese navegar entre dos aguas la película pareciera debilitarse. Como si el director no se sintiera lo suficientemente convencido de entrar de lleno en las ficciones apocalípticas tan prototípicas de nuestro tiempo y dejara en un segundo plano ese tipo de cine que pareciera ser con el que más cómodo se siente. El principal problema en relación a esta segunda subtrama alejada de los clichés del género es que Leguiza no termina de explorar dramáticamente las causas que originaron la construcción psíquica de Bianca. Al no explorar de lleno en esa historia la misma se debilita y por momentos se hace confusa. Maestros de las historias apocalípticas como Romero y Carpenter nos demostraron que el cine de terror se potencia al ser una visión exacerbada de determinadas tendencias que habitan la realidad. Ese espíritu juguetón que Leguiza explora al comienzo del film se diluye al no atreverse a sumergirse de lleno en un cine de terror visceral y que tiene varios referentes de peso en el cine argentino de los últimos años. (de Terror 5 a Aterrados solo por mencionar algunos de los títulos más ilustres).
El final pareciera dejar abierta la historia de Bianca. Quizás en una próxima entrega Leguiza se atreva a jugar con los límites que el genero habilita. De esta manera su cine podrá estar más a tono con una realidad tan terrorífica como la más abrumadora fantasía cinéfila que podamos imaginar.
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Cielo rojo (Gigantes de metal)
Argentina, 2024
Dirección y guion: Marcelo Leguiza.
Elenco: Noe Antúnez, Susana Varela, Germán Baudino, Gabriela Valenti, Paula Manzone, Esteban Prol, Victoria Carreras.