Este noviembre nos sorprendió con la 4ta edición del encuentro Da Da Danza, uno de los primeros en realizarse de manera presencial en el CCKonex, después de casi nueve meses y respetando los protocolos de cuidado, tan difíciles de aplicar en la mayoría de los espacios independientes de la ciudad.
El evento fue realizado durante solo una tarde en el patio del Konex, con entrada libre y gratuita (que solamente requería inscripción previa), y bajo la curaduría de Andrea Servera y la musicalización en vivo de Pato Smink.
Después de un año bastante crítico, en el que la pandemia nos confinó al encierro y a un reordenamiento de las actividades culturales que visibilizó la precariedad del sector de la cultura, la danza asomó con la fuerza vital que la caracteriza.
En ese sentido, la mirada de Servera supo convocar a Perfoenvivo, cuyas performances audiovisuales mantuvieron la atención en la red todo el año, y a un grupo magnífico de bailarinxs, con propuestas básicamente de dúos y un despliegue genial de danza contemporánea, acrobacia, hip hop y voguing. Muy destacable esa visión personal para captar movimientos urbanos e incluir la fusión de estilos y prácticas en una misma intervención, tal como lo hizo con el Combinado Argentino de Danza (CAD), poco tiempo atrás. En este caso, la propuesta de presentar solos o dúos se debió al contexto de aislamiento. “Los trabajos son de convivientes, de la misma burbuja de lxs intérpretes, porque venimos de una etapa donde no hubo posibilidad de ensayar” indicó Andrea, agregando que el hecho de que fueran piezas breves permitía incluir varixs artistas para repartir el presupuesto, “ está bueno generar algo de trabajo, pensando en su situación de estos meses”. Cabe puntualizar el gran despliegue técnico de todxs, teniendo en cuenta las dificultades para entrenar, debido a las restricciones de la cuarentena.
Lxs bailarinxs parecían flotar en el escenario y otros espacios que la curadora seleccionó para intentar trazar una visión de 360 grados. “Estuvimos muchos meses mirando pantallas, mirando planos, me encantaba la idea de que te envuelva la danza, que te rodee”, señalaba Andrea, lo que nos llevó a pensar en la disposición espacial y la manera en que las salas culturales continúan ofreciendo sus escenarios en este siglo XXI, en el que la mirada del público está híper estimulada y la corporalidad necesita salir de la antigua disposición de la caja a la italiana.
Como cierre, colándose en el estado de felicidad que significó poder disfrutar una jornada de danza en vivo luego de tantos meses de virtualidad, estuvieron las restricciones de movimiento que impone la normativa del protocolo.
Para acceder a la sala fue necesario presentar una declaración jurada de salud, tomarse la temperatura e higienizar las manos con alcohol en gel. Luego, seguir un recorrido con flechas que indicaban la dirección del movimiento, sentarse en burbujas espaciales de dos o tres butacas, previamente higienizadas, pedir permiso para circular y levantar la mano para ir al bar o al baño. Toda una regulación de los cuerpos y el movimiento que planteaba una coreografía normativizada del espectador.
La distribución del espacio, de los cuerpos y lo sensible hacen de la danza una herramienta fuertemente política. Su uso queda en manos de quienes trabajan con ella. La danza no puede quedarse encerrada en las casas.
A danzar y tomar el territorio.
Da Da Danza 2020 fueron: Perfoenvivo (Mariana Cinat, Lucio Bazzalo) / Niepuy (Mariela Puyol, Facundo Nieto) / Potencia (Martina Kogan, Nelson Barrios) / Einna (Valeria Polorena) / Seres (Andy Andino, Laurent Romero) / Kaze (Agustin Franzoni) / Esto. Ahora (Juana Banchoff Tzancoff, Fernán Sales)