Estamos en un momento que podríamos llamar liminal, de pasaje entre pandemia y pos pandemia, o entre (a)normalidades donde las prácticas artísticas que nos ayudan a soportar la existencia sobreviven como pueden. En medio de este lío, el arte coreográfico de la ciudad intenta abrir espacios en los que se pueda experimentar, crear, mover. Islas en donde retejer con otrxs las redes intrincadas de la cultura.
“Nos interesa la individuación colectiva, cómo se produce lo colectivo desde el campo afectivo y las emociones”, afirma el director escénico Silvio Lang, impulsor del programa de Residencias de Creación Coreográfica Transducciones en el que participa junto a lxs artistas Diana Szeinblum, Jazmín Titiunik, y Marie Bardet. El objetivo es trabajar en relación a tres textos de filósofxs francófonxs contemporánexs, traducidos y publicados en Buenos Aires por editoriales locales. “Textos que formulan preocupaciones muy relacionadas a lo sensible desde un universo del pensamiento francés pos ‘68 y a sus lecturas más contemporáneas, que se hacen preguntas ecológicas o somatoecológicas, o somatopolíticas o ecosomáticas, y que están en diálogo ahí”, añade Marie.
En estos tiempos precarios que atraviesa la cultura de la ciudad, es casi un acontecimiento que dos instituciones como el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y el Instituto Francés, otorguen infraestructura y recursos para la investigación coreográfica. “Es un logro que puedan apoyar y reconocer que en las prácticas artísticas contemporáneas, performativa y coreográfica, se investiga, y que se están pensando como prácticas de exploración de lo social”, señala Silvio Lang.
Diana Szeinblum sostiene que el proyecto tiene un valor muy importante en este momento porque la residencia da la posibilidad de que se empiece a entender el trabajo como un proceso de experimentación que produce conocimiento. En referencia al texto con el que ella investiga, expresa: “Stengers habla y dice directamente que la experimentación es política, que la idea posible de crear otras formas de estar en este mundo es a través de la experimentación, que abre nuevos modos de pensar, de actuar. Mientras yo estoy produciendo mi procedimiento de laboratorio, de experimentación, lo que emerge es la obra”, y Marie Bardet agrega que en este contexto pandémico y pos pandémico, la producción de obra tal vez deje de ser el eje más importante: “nuestras prácticas son modos de reinventar prácticas sociales, por eso se muestran aperturas de los procesos, una manera de abrir la cocina que siempre es una cocina del hacer y del pensar”.
La residencia vincula la danza contemporánea porteña con textos de pensamiento francés contemporáneo en un espacio de laboratorio donde explorar posibles devenires entre el pensamiento y el movimiento. Relaciones sobre las que vienen trabajando desde hace unos años Silvio Lang y Marie Bardet.
¿Por qué ‘transducción’? El término, que se utiliza en diversos campos, proviene en este caso del pensamiento filosófico de Simondon que Silvio explica como una operación de desfasaje, de multiplicidad del ser: “es ponerse en relación con un texto, devenir con el texto, no es puesta ni traducción, es un desfasaje y devenir con”.
Si la pandemia tuvo al cuerpo en el foco del peligro, el diálogo entre movimiento y pensamiento en esta residencia puede resultar una exploración somática social relevante. Como dice Lang: “se piensa con cuerpos cuyos gestos y movimientos producen imágenes conceptuales, los conceptos son articulaciones somáticas”.
La investigación en la danza necesita de estas experiencias investigativas para el desarrollo sostenido de un arte que también es un trabajo y que no cuenta con recursos suficientes ni con políticas públicas que colaboren en sus procesos. “En la danza hay toda una corriente que tiene que ver con la investigación y no necesariamente con la danza espectáculo, hay toda una serie de prácticas que no son espectáculo, son prácticas terapéuticas, pedagógicas, sociales”, señala el director.
En Transducciones se suma el rol de asesoría o tutoría teórica con el objetivo de acompañar los procesos de las tres residencias, donde valorizar la relación entre el movimiento del pensamiento y el pensamiento del movimiento, en palabras de Lang. Nombrado ese rol, Marie propone que sea una ocasión para interrogar la idea de tutor y la idea de teoría: “Yo vengo a traer algunas propuestas para ayudar a hacer emerger cuáles son las conceptualidades y los pensamientos de cada práctica en cada grupo y al mismo tiempo, cómo se articulan o cómo se pueden dejar interpelar en el texto filosófico que se trabaja en cada caso.”
Estas nuevas prácticas en la danza le dan valor al laboratorio entendiéndolo, como expresa Diana en relación a Stengers, como un lugar híbrido de estar para poder no avanzar en relación al capitalismo, y poder abrir el tiempo y ver qué otros modos aparecen: “nuestra práctica tiene la posibilidad de abrir el tiempo, de pensar el tiempo en otras maneras”.
Jazmín Titiunik, que trabaja la experiencia perceptiva sobre el cuerpo ficción, el tiempo y capas más pequeñas, reflexiona acerca de Lapoujade: “el texto propone una recategorización de los modos de existencia, afinando en las categorías, llegando a modos muy sutiles, frágiles, que para mí habilitan otra posibilidad de despliegue poético. Hay unos modos más pequeños que son los virtuales (estas existencias menores), más pequeños que la ficción y la representación, como un espacio entre la presentación y la representación”. A partir de su encuentro con el texto que aún no entró en proceso de residencia, Jazmín piensa que hay que darle legitimidad a la multiplicidad de ‘propios’, que si unx se para un paso antes de la forma cerrada, hay un cuestionamiento a las categorías establecidas, a los discursos hegemónicos, y se tiene la posibilidad de lo singular, porque “¿quién legitima los modos de existencia sobre el otro?”.
Los procesos y aperturas sucederán entre septiembre y noviembre en el Conti, un centro de la memoria, un lugar cargado de ausencia donde se pensó mucho en los cuerpos desde el terror porque, como observa Silvio, “eran cuerpos cargados de emociones insurreccionales”.
Ahora, con la vuelta progresiva a la presencialidad, se plantea cómo rehacer los cuerpos después del terror pandémico, cómo rehacer el lugar del público, el lugar de la escena: “no podemos volver tal cual, no podemos volver a hacer las performances tal cual, tenemos que encontrar nuevos procedimientos y nuevos campos interrelacionales o transrelacionales entre la espectaduría y la escena, luego de un tiempo de cuerpos constreñidos y enclaustrados”.
Parte de este proceso tiene que ver con esa insurrección de los cuerpos en la construcción colectiva sensible a la que podremos asistir, por fin, en cuerpo presente.
APERTURAS PÚBLICAS
Diana Szeinblum: Sábado 4 y Domingo 5 de septiembre
Silvio Lang: Sábado 25 de septiembre y Sábado 2 de octubre
Jazmín Titiunik: Sábado 6 de noviembre y Domingo 7 de noviembre
FICHA TÉCNICA:
Artistas Residentxs: Diana Szeinblum / Silvio Lang / Jazmín Titiunik.- Asesoría Teórica: Marie Bardet (UNSAM- IDAES y IAMK/PARIS 8).- Producción General: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.- Coordinación Artística: Damiana Poggi / Luciana Dáspolo (Área de Danza del Conti).- Coordinación General: Silvio Lang
Diana Szeinblum: Transduce En tiempo de catástrofes: Cómo resistir a la barbarie que viene de Isabelle Stengers (2019), Buenos Aires, Futuro Anterior.
Silvio Lang: Transduce Simondon: Una filosofía de lo transindividual de Muriel Combes (2017), Buenos Aires, Cactus.
Jazmín Titiunik: Transduce Las existencias menores de David Lapoujade (2018), Buenos Aires, Cactus.