Fundar el movimiento
Sección Danza - Revista Llegás
Danza

Fundar el movimiento

Ubicado en el barrio de Chacarita, Fundación cazadores, se establece como un centro artístico para la experimentación donde la danza encuentra un nuevo terreno para desplegarse.

26 de mayo de 2023

Podemos pensar a la Fundación Cazadores como un nuevo espacio cómplice para la danza, un centro potenciador que desde el año 2019 viene alojando una diversidad de perspectivas que surgen de la danza. Ofrecida en sus redes como una plataforma de exploración interdisciplinaria sobre las prácticas artísticas contemporáneas, la Fundación se dedica a la formación, la proyección de artistas y la investigación sobre los procesos creativos proponiendo sus salas como catalizadores de proyectos. 

Creada en 2012 por Viviana Romay (hija del llamado zar de la televisión, Alejandro Romay) y la artista Myriam Jawerbaum como  “Cazadores de arte”,  funciona desde 2018 en un edificio del barrio de Chacarita, en la calle Villarroel al 1400, donde estaba el taller del artista Guillermo Roux. Relacionado desde su raíz con las artes plásticas, allí convergen propuestas que tienen más anclaje en visuales, performances o danza, en un ámbito que fomenta la experimentación con una perspectiva interdisciplinar.  

El equipo que encabeza Romay se completa con Daniel Levin Frieder, en la dirección institucional, Sergio Bazán en la dirección visual, Jazmín Cañete en asistencia general, Adrián Grimozzi como jefe de sala y Mariano Retorta como responsable de producción. “La verdad que el trabajo en la fundación es un trabajo en equipo, no hay una persona responsable de programación y varía mucho, dependiendo de los programas que se desarrollan íntegramente en la fundación”, señala Levin.  

El edificio cuenta con dos espacios, la Sala Imán y Lado B. La primera está ubicada en planta baja y presenta una programación de exhibiciones y activaciones con curadores y artistas invitados, además de alojar propuestas externas a la Fundación. Se trata de un espacio que en general tiene procesos en sala más largos, mientras que Lado B opera para aperturas, exploración, investigación, obras, pero también como espacio de formación en el que se dictan clínicas o se hacen seminarios, según indica el director institucional quien resalta que recién este año le están dando más impronta y programación a Lado B, con la idea de que permita un desarrollo de los proyectos en el que sean los propios artistas o colectivos artísticos quienes lo lleven adelante.  

En relación a la danza se encuentra el programa Instalar danza que juega con esa idea instalativa en la experiencia y en el que claramente convocan a artistas de ese ámbito. “Creo que le damos lugar a artistas que vienen de la danza, la disciplina más relegada y que menos espacio tiene para exhibirse. Después no me sentiría cómodo si dijera que Lado B se va a programar con obras de danza, pero el 80 % viene de la danza, tiene una formación en danza”, remarca Levin. El director también plantea que hay personas que no pueden definir algunas propuestas como pertenecientes a la danza, y toma como ejemplo La gravedad del encuentro, de la bailarina Alina Marinelli,  señalando que mucha gente no sabe qué es. “En ese sentido las definiciones disciplinares están más como cuestión nuestra, le damos lugar a la danza sin dudar, pero después hay que ver cómo se definen los artistas que vienen, podríamos hablar de disciplinas autopercibidas”, propone Levin.  

La idea es que lo que ocurra en sala o en las aperturas al público sean producto de un desarrollo mayor y un programa más largo en el que la fundación opere como un espacio que dé lugar al arte emergente. “Tratamos de que haya una materialidad vincular con lo que va pasando y nos dejamos llevar bastante en nuestros impulsos, intuiciones, cosas absolutamente subjetivas. El proceso es clave para nosotros, no sólo el resultado. A veces no tenemos idea de lo que va a ser el proyecto final, vienen en forma muy embrionaria. Pensamos en lo que se quiere probar, transmitir, la búsqueda; dar lugar a lo emergente es eso, es permitir que emerja”, puntualiza Levin señalando que la Fundación no cuenta con un espacio de formación para que ese emerger ocurra con naturalidad, por lo que hay que buscarlo y darle lugar para que la idea gane cuerpo. 

El director explica que las propuestas seleccionadas para Lado B contarán con un mes de ensayos en la sala y un segundo mes de funciones con la idea de que la entrada incluirá una consumición de cerveza o una gaseosa. La intención es que se genere algo más, que después de la obra se permita un diálogo, hacer un comentario o preguntas, sin necesidad de que cada cosa tenga un conversatorio o un desmontaje.  

Desde mayo se lanza el ciclo de programación que va a empezar con Quio Binetti, quien viene experimentando la relación de los objetos en escena. “Ya tenemos cerrada la primera mitad del año y estamos invitando artistas para la segunda mitad del año”, señala Levin. 

En la página web de la Fundación hay un botón que dice “Acercá tu propuesta”, donde pueden enviar proyectos que Levin asegura se encargan de mirar todo el tiempo. En ese mismo lugar están las convocatorias formales del programa de Clínicas y el programa Impulso, que acaba de cerrar con más de 100 carpetas que ahora están en proceso de selección.  

  

IG: Fundación Cazadores 

WEB: www.fundacioncazadores.org.ar 

Dulcinea Segura Autor
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