LÁGRIMAS DE KEROSÉN
Sección Danza - Revista Llegás
Danza

LÁGRIMAS DE KEROSÉN

Una performance, una obra de danza, una declaración, una proclama.  Lágrimas de kerosén, de Federice Moreno Vieyra, es una propuesta liminal que pone en tensión la hegemonía cultural.

15 de junio de 2023

LÁGRIMAS DE KEROSÉN

Una performance, una obra de danza, una declaración, una proclama.  Lágrimas de kerosén, de Federice Moreno Vieyra, es una propuesta liminal que pone en tensión la hegemonía cultural.

Haber llegado a ofrecer una función en la Cúpula del CCK no significa estar en la centralidad de la escena actual, significa que existe un programa de danza a nivel nacional (Situar danza), que da visibilidad al pensamiento artístico disidente, ese que está por fuera de los márgenes del sistema, compuesto de mixturas de la calle, las redes, las formaciones autodidactas, las prácticas urbanas y a veces, la academia, que produce obras en permanente disputa por el sentido y pone en jaque cualquier ordenamiento estético.

Su director, que al nombrarse se aleja de Federico para ubicarse en una posición no binaria, busca migrar de las categorías que intentan encerrar los deseos en una sola perspectiva de existencia y escapar de los universales, para recrearse a sí mismo en una danza que es camino, es murga, es carnaval, parte de aquello que lo ha nutrido. “Mis primeros pasos en relación a lo escénico desde las danzas fueron durante mi adolescencia en Tocando fondo, una murga platense. Fue danzar en las calles, golpear adoquines con zapatillas de lona al ritmo de bombos, platillos y protestas”. Estos inicios que relata el intérprete marcan un acercamiento diferente a lo que son las formaciones más académicas en la danza, que lo posicionan en una zona externa al circuito. Desde ese lugar de saberse fuera de la norma y comprendiendo que “al bailar se mueven signos, textos y sonidos”, Federice Moreno Vieyra se zambulle en danzas, gestos y versos para desnudar o “friccionar” nuestra humanidad, de acuerdo a sus palabras.

La obra propone un recorrido que se pregunta por las diferencias del cuerpo y su posibilidad de metamorfosearlo a través de danzas que se desarticulan en los márgenes. El autor se reconoce como parte de un afuera no hegemónico, no institucionalizado, y reivindica esa posición de no pertenecer como un estado de lucha en el que la danza se ubica: “Dentro de las disciplinas artísticas, las danzas podrían ser una otredad (artes mayormente vinculadas a las femineidades y disidencias). Pero eso en movimiento es atravesado por otros modos de nombrar que la vuelven más múltiple y porosa”, expresa este artista que se propone retomar danzas que están en las periferias, lejos de los centros y que lo atraviesan desde lo personal.

Esa otredad viene de la mano de cuerpos disidentes que no encajan, tal como sugiere el artista en escena a través del vestuario, cuyos elementos rosados dan cuenta de aquellos que la heteronorma caracteriza como femenino y que contrastan en un hombre de pelo largo, moreno, que parece no poseer una genitalidad masculina, que juega en el límite.

“La palabra liminal me encanta, me siento siempre en un devenir, en un pasaje o transición. Hoy elijo discursar desde allí”, señala el creador de esta performance que no solamente se puede pensar liminal por las características estéticas o los cruces disciplinares, sino que también está en un límite genérico, en un borde que cuestiona los fundamentos culturales de las diferencias y que genera preguntas en relación a experiencias fuera de la norma que, como indica Federice Moreno Vieyra,  son castigadas y excluidas de formas diferentes y violentas por los modos heteronormativos y hegemónicos. “Una pregunta que me viene atravesando en relación a recorridos históricos culturales, es pensar sobre posibles devenires de esos otros modos que fueron obturados e invisibilizados (masacrados) constantemente por aquellas culturas poderosas y hegemónicas. Eso también es cultural. Eso también es responsabilidad de las artes y sus formas discursivas”, agrega el autor.

Las lágrimas de kerosén combustionan en los movimientos del intérprete que propone formas geométricas para interrogarse sobre las identidades y los vínculos, que rapea desprendiéndose de las doctrinas junto a un diseño sonoro que surge de la edición de registros de una marcha del orgullo en la capital porteña, combinando ritmos en los que se sugieren bagualas, murgas, cumbias y candombes.

Federice Moreno Vieyra considera que las artes son productoras de realidad y mundo, y que todo lo que un artista hace o deja de hacer genera futuro, por lo que debe ser tanto crítico como propositivo. “Creo que un mundo más amoroso, respetuoso de las diversidades y equitativo es posible, entonces cada gesto que lance al mundo debe traccionar en esa dirección.”

En una realidad tensionada por conflictos cada vez mayores, los pensamientos en la danza argentina han comenzado a cuestionar la hegemonía cultural y a proponer ciertas desobediencias epistemológicas en sus propuestas. En esa línea se encuentra Lágrimas de kerosén.

Realizada en el marco de la residencia Instalar Danza 2022 en Fundación Cazadores, se presentó en Situar Danza. Funciones: 14 de mayo a las 19hs en C. C. de la Memoria Haroldo Conti. 3 de junio en el Centro Cultural Cunumí de La Plata y el 17 y 18 de junio en Galpón Face (CABA).

Equipo: Diseño Sonoro: Diego Basile.- Colaboración Artística, asistencia general y producción: Michel Capeletti.- Concepción, puesta en escena, texto, dirección e interpretación: Federice Moreno Vieyra.-

Dulcinea Segura Autor
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