Los casi tres millones de habitantes que tiene CABA la convierten en una de las ciudades que más produce y consume cultura, pero el 2020 fue un año caótico para todxs y la pandemia puso al descubierto una situación que dista de ser ideal. Charlamos con Diego Berardo director del Centro Cultural San Martín. 

Entre los espacios culturales oficiales de la ciudad se encuentra el Cultural San Martín, uno de los centros neurálgicos de programación diversa que, debido a la cuarentena, canceló lo proyectado para el año, dejando las actividades en suspenso desde entonces. “Habíamos armado una programación para el 2020, que era el aniversario de los 50 años de creación del Cultural San Martín, donde intentábamos ponerlo muy arriba, mostrar una propuesta vinculada a las artes escénicas, pero también a las artes visuales, audiovisuales y a las letras, diversa, amplia y con fuerte participación de la mujer”, explica Diego Berardo, Director General del Cultural, y enfatiza que asumieron un compromiso con todas las compañías para continuar con la programación, apenas puedan reabrir.

Durante la cuarentena, sólo dos colectivos adaptaron sus experiencias (Teatro para un espectador, que hizo un audio monólogo y el colectivo dirigido por Pablo Lapa, con Tríptico) y el Cultural las compartió en formato de podcast, a través de su plataforma Cultura en casa. Berardo aclara que continuaron vinculándose con la comunidad, de manera virtual, a través de esa plataforma en la que fueron compartiendo producciones grabadas de los últimos años, para mantener el contacto con el público. Recién a finales del 2020 comenzaron a adecuar el espacio para la vuelta a la presencialidad y llevaron a cabo una experiencia, que llegó con producción propia, para probar cómo funcionaba el protocolo de seguridad. Así reabrieron la Sala A, a capacidad máxima de 60 personas, y la Sala Muiño.

“Con Noches de verano hicimos función presencial y transmisión por streaming, con actividades gratuitas, porque las obras requieren derechos de autor, que no estamos autorizados a pagar. Las que co-producimos, las colgamos un tiempo en la plataforma, pero no hacemos streaming en directo, porque el sentido es que la gente pueda venir a disfrutarla en vivo, no nos parece interesante, porque hay un borderó que resolver”.

Ahora se está repensando la programación de lo que se recibió y pactó en el 2020. “Estamos reformulando todo lo que tiene que ver con las artes visuales, que se presentaron cerca de 350 artistas para cubrir las galerías; además queremos alojar a festivales de cine independiente que nos habíamos comprometido en el 2020 y también más de 400 bandas, a quienes le daremos una respuesta este año”, continúa Berardo, que enfatiza la prioridad para las 12 obras cuya programación fue suspendida por la pandemia.

Previamente al inicio de la programación 2021, que va a arrancar a mediados de mayo, va a haber una propuesta vinculada al femicidio y otra al medio ambiente. También se proyectan la celebración de los 35 años del Primer Encuentro Nacional de Mujeres con Diana Maffia, un ciclo de gestores artistas y la 10° Edición de Noviembre Electrónico, además del FIBA y el BAFICI, que se realizan en estos días entre la Sala A, la Plaza Seca y la Plaza de las Esculturas.

“Si tenemos espacio para otras cosas serán atendidas las que están en carpeta, digamos, no hicimos apertura a otras propuestas, pero si visualizamos alguna que pueda ser pertinente para el San Martin y el espacio pueda servir para el desarrollo de la misma, intentamos el diálogo. Sí vamos a hacer por septiembre una convocatoria abierta para cubrir sala en el 2022, que ya tenemos algunos compromisos asumidos, por ejemplo, con Norma Aleandro y su último texto”, adelanta Berardo y explica el sistema para presentar propuestas: “es muy transparente, se presenta por mesa de entradas y al mail de programación”.

Además de expresar su deseo de abrir convocatoria para una sala de diferentes formatos porque “siempre aparecen cosas que no se pueden visualizar de otra manera”, destaca la apertura de un espacio para la creación artística y la experimentación donde van a alojar 7 residencias de danza, teatro, performance y artes visuales, en diálogo con otras disciplinas. También celebra un convenio con la Sala Verdi de Uruguay para hacer el ciclo Pecados capitalistas, un diálogo escénico entre un periodista y distintas personalidades de la ciudad y del país, intervenido por una actividad performática, sobre los 7 pecados capitales, pensando el capitalismo en disrupción, y que solo saldrá por streaming.

Pero todos los proyectos están sujetos a los presupuestos que vaya largando la ciudad: “tenemos un marco presupuestario pero la cuestión vinculada al Covid nos pone en desafío, aunque estamos muy convencidos que vamos a poder hacer todo esto”, añade para cerrar la entrevista y dar curso a un año donde hay muchas  expectativas.

Que los deseos se cumplan.