El silencio en la vida de un hombre. La vida de un hombre que busca el silencio. Un hombre que en el silencio encuentra vida, y también muerte. O que enfrenta las muertes con silencio, gracias al silencio, a pesar del silencio. Todas esas cosas suceden en Y la noche se lo tragó,la primera novela de Cecilia Borio.

El gallinero emerge como una condensación poética de lo que ocurre en la trama de la historia. El espacio pequeño, frágil y lleno de inmundicias; el espacio en el que después de atacar y dañar, un macho se impone sobre el otro; el espacio en el que sin embargose produce lo vital. Desde la dedicatoria del libro, la autora remite al conocimiento familiar de ese mundo que trabaja desde la ficción.

El relato está organizado en 15 capítulos breves, y el comienzo se toca con el final, formando un círculo. Ricardo y Cristóbal son dos jóvenes seminaristas que coinciden en el interés por una misma mujer. El deseo de uno de ellos por Clara despierta la curiosidad y el deseo del otro.

Ricardo ama el retiro, parece ser lo que busca al ir al seminario y al rearmar el gallinero de su casa. Habla poco, su lenguaje consiste en acciones sencillas pero arriesgadas. Hay cierta pobreza a su alrededor, en la dificultad de expresar afectos, en la poca inquietud por el mundo circundante, en las aspiraciones de lo que quiere lograr en la vida. Clara directamente no tiene voz. Es la mujer amada, pasiva, que es consumida por el deseo de los otros. Quizás el personaje más vivo sea Cristóbal: sus contradicciones lo mueven y nunca lo descubren del todo.

El contexto de la última dictadura militar argentina refuerza las consecuencias de la boca que calla, es callada o quiere o debe callar.

Lo que aleja a la historia del costumbrismo y le aporta singularidad a un argumento clásico es la fascinación de Ricardo por Cristóbal: acciones como quedarse con su perfume y con su pijama, experimentar un desagrado anudado al afecto, recibir un regalo que se sabe perjudicial. La atracción que genera en uno el cuerpo deseante del otro.

La frase poética del título une los dos momentos clave de la historia y a sus protagonistas, cada uno de los cuales oficia de sombra del otro. Sombras que se van alargando y terminan fundiéndose en la noche.

Por Catalina Larralde

Y la noche se lo tragó

Editorial Alcion Editora