Sobre El Idiota, el segundo disco de Andrés Ravioli
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Sobre El Idiota, el segundo disco de Andrés Ravioli

30 de agosto de 2021

Ex integrante de Morbo y Mambo y trompetista de Usted Señalemelo, entre muchas otras bandas, Andrés Ravioli presentó El Idiota, su segundo trabajo solista. El nuevo lanzamiento forma parte del catálogo del sello Metamusica curado por Ulises Conti.

A lo largo de cuatro canciones, El idiota contempla un mundo donde la literatura y el cine de ciencia ficción se convierten en realidad cotidiana.

Un páramo de guerras tecno infinitas y pandemias mediatizadas, que se traduce en sonido pop. Cada uno de los tracks del disco podrían entenderse como cuatro actos de una obra audiovisual.

 

Primer acto: valentía “El Idiota”

El Idiota se presenta. Nada de usted, de ella, de él. Yo, primera persona. Cuando se abre la imagen, vemos al Idiota, a quien a partir de éste momento pasaremos a llamar el Protagonista. Perfectamente ubicado, al centro, bien iluminado, no esquivando ni un centímetro la trayectoria de los proyectiles y, obviamente, sin nada de idiota. Más bien, redimido.

Luego, cada uno descubrirá qué lejanos motores enciende en la profunda letanía de las referencias propias y hasta qué punto le calza bien, asimismo, el disfraz del Protagonista, su máscara.

El paisaje es el de una ciudad del futuro anclada en el pasado que, muy a simple vista, reconocemos como Buenos Aires.

El Protagonista baila. La gente baila a su alrededor con pasos bellos y heroicos pero no lo saben. El Protagonista ocupa los más variados roles: es un bancario, vende medias y manguea monedas, es una abogada desaforada, que pasa en un auto con chofer y mira todo con la fría mirada de un cirujano. Es el novio y la novia, caminando abrazados, por las calles húmedas, mientras las hojas bajan planeando como si empezara a nevar. Es un clochard elegante, des-astrado. Una cándida sensación se derrama sobre las calles y nos contagia.

Segundo acto: intimidad. “Cartas”

Llegan noticias recientes mediante un método de correspondencia arcaico muy utilizado en el pasado como transmisor de las antiguas nociones del Amor. Cuando menos lo esperamos, el Cartero ha entrado en nuestra casa. Lo invitamos a fumar. El piano Rhodes logra que la llovizna no sea un dibujo glitcheado de palabras en una pista digital, sino que caiga, como esas lloviznas hermosas que acarician el lomo de los edificios de Buenos Aires en las siestas de los días otoñales, cuando siempre hay más. Sonrisas de volverte a ver.

Tercer acto: desierto. “Sauce Eléctrico”

Tul del atardecer. El Protagonista se separa de la multitud pero es, más que nunca, uno.

Recuerdo una tarde, yendo en taxi desde el aeropuerto de Santiago de Chile hacia el centro. Recién llegado. De pronto el taxi se detuvo al borde del camino, en esa parte Paris/Texas, unos kilómetros apenas antes de entrar en el área urbana, como muerto. El chofer bajó a mirar el motor que quejía. De pronto, me vi flotar en medio de un desierto de melancolía, en una frágil cabina de chapa y vidrio, ensoñado.

La sensación se repite ahora de manera amigable. El Protagonista es una individualidad solitaria. Aparece, se pierde, reaparece, se pierde, vuelve a aparecer, se diluye. En la jungla de la soledad, un bello gesto de abanico puede hacer creer en un paraíso.

Todo lo que perdí ahora es.

Intervalo Hirohito.

Cuarto acto: desenlace. “Lugares Santos”

Suena loca la orquesta en el salón. Un beat beatífico. Una fila de mujeres todas en blanco. El Protagonista se deshace de todos sus viejos principios. Renueva la Fe. Se encienden las luces y el Protagonista ocupa la escena a sus anchas. Rompe el halo atávico y vuelve a crear. No se atiene a anclas estéticas actuales. El que transcribe, a su vez, re-escribe. Y, como dirían los mexicanos, Verbo Mata Carita. Queda claro que de algoritmos No es su puto Dior. Somos testigos de cómo el día y la noche intercambian sus promesas. Lento pecho azul donde late el corazón del Tiempo. Se escucha el caer de alas incluido ya en el soltar. El sello aéreo del Amor. El Protagonista sonríe. Atrae al espíritu en una dirección en la que no está acostumbrado, y lo despierta. Nosotros también sonreímos.

Por Martin Lapalma

 

Sobre Martín Lapalma
 
Martín Lapalma, Artista, Pintor, Vinyl Collector, Road Manager y Radio Dj. Dirigió durante 7 años un Club de Jazz y, a la par, durante otros 7 años, un dancing club de Música Electrónica por dónde pasaron, en su momento, lo más alto y lo más bajo de la escena argentina. Dirige La Maternal, Atelier / Galería en la Ciudad de Buenos Aires.

 

El Idiota disponible en:
 

Spotify: 

https://open.spotify.com/album/5SMb2OlbvUhpeGn4jmX4ZU?si=3mM5xUwEQA-7LnnessgSlA

Youtube: 

https://www.youtube.com/watch?v=t4TiCP3sc74

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