“Piedra, papel o tijera”, un niño y una niña juegan mientras entramos a la sala. En su mundo, se ríen y prueban si papel encierra piedra, tijera corta papel o piedra aplasta tijera. Les vemos con fascinación, en ese mundo que es solo de elles, hasta que levantan vuelo. Y en el aire, siguen jugando. Flotan, caminan, se mueven en una galaxia propia, cabalgan, descansan, fabrican sitios y situaciones que lxs divierten. Viéndolos, el público vive la magia.
“¿Me pueden ver? ¿Me pueden escuchar? Me llamo Gregorio y soy imaginario”. Así se presenta Gregorio, el amigo que se fabricó Amanda, el que va a la luna una vez por semana y vuelve para estar con ella. Podemos verlo y escucharlo, sí. Y por eso, somos parte del encanto que propone esta obra escrita y dirigida con delicadeza y ternura por Ana Armas y actuada preciosamente por Lucila Shmidt y Gastón Santos.
Durante el transcurso de la obra somos testigos de ese tiempo en la vida de Amanda, quien ha creado un amigo para compartir sus días, sus juegos y también sus miedos, preguntas profundas, soledades y angustias. Las de ella son las de él; las de él, de ella. Y las suyas, las de todes.
Proponen situaciones lúdicas que les permiten vivir otras vidas y encarnar esas cuestiones enormes con gracia, ternura y verdad. Y lo hacen por momentos en el aire, por momentos en el suelo. Así, la propuesta de danza aérea es también contenido. Esa dinámica, además de generar una maravilla estética, propone una lectura interesante desde lo metafórico y lo simbólico. Lo real y lo imaginario se abren paso entre ambos planos, se mezcla en la vida de los personajes y les ayuda a transitar las dificultades.
La obra es recomendadísima para ver en familia. A cada edad se puede disfrutar de distintos modos, desde lo visual, el ritmo y el relato. Así, ver la libertad en el juego de Gregorio y Amanda, la empatía con el proceso que significa crecer y cambiar el vínculo con la imaginación, la añoranza de aquellos tiempos de coquetear con la verdad y la mentira, abren una puerta para seguir en conexión con la magia que podríamos generar incluso en la adultez, si quisiéramos.
La autora y directora nos cuenta “La idea y el proceso creativo comenzaron antes de que la pandemia nos diera vuelta el mundo.Cuando retomamos los ensayos, después de varios meses de aislamiento, el espacio imaginario que Amanda crea ante la adversa realidad, se resinificó. La experiencia de esos meses y la necesidad de volver a nuestro mundito imaginario, que es la escena… se nos salía del cuerpo
Será por eso que la obra, en su mirada generosa, nos deja un amigo imaginario para quienes nos animemos a conservarlo. Aunque crezcamos por afuera. Aunque nos parezca que lo hemos olvidado.
“Cuando uno quiere mucho a alguien ese alguien siempre te lleva adentro. No sé dónde o a dónde, pero parece que en algún lado estás”, dice Gregorio y nos hace suspirar.
Un espectáculo sobre la niñez, el crecimiento y los recursos para sobrellevar la soledad. Con música deliciosa, actores adorables, una mirada personal y un relato que respeta las infancias, bello y profundo.
Garantía de una tarde hermosa.
Por Maricel Santin
GREGORIO IMAGINARIO
Galpón F.A.C.E – Dean Funes 2142 CABA
Noviembre: domingo 7 a las 17:00 hs.
Diciembre: domingos 5, 12 y 19 a las 17:00 hs.
Intérpretes: Lucila Shmidt y Gastón Santos
Autoría y dirección: Ana Armas