ARACA, CAOS: que cada quien rescate su tesoro - Lila Monti
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro - Lado B

ARACA, CAOS: que cada quien rescate su tesoro - Lila Monti

19 de mayo de 2021

Hoy invitamos a la payasa Lila Monti a contar que hace en su tiempo libre. En un texto laberíntico nos sumergirnos en los divertidos intersticios de su mente. En estos tiempos continúa cantando, actúa cuando puede en Chascomús, dirige a Diego Bailén para su próximo espectáculo, da talleres presenciales al aire libre cuando no llueve y hace videos con sus compañerxs de aventuras Marina Barbera y Darío Levin. 

Muchas cosas. Siempre. Eso, tengo que decirlo.

En este momento, por ejemplo, tengo en la cabeza tantas situaciones sobre las que podría escribir, que me resulta imposible saber por dónde empezar. Sobre todo, porque muchas de ellas son totalmente inconexas entre sí, entonces, es dificilísimo establecer algún tipo de clasificación u orden. Ni hablar de un hilo. Entonces, para que tanta cuenta deshilada no se me escape, tiro “a la que te criaste”. Uno de mis mayores miedos siempre fue olvidarme en el camino (de algo, de alguien, de mí).

Empiezo.

Y hago lista. Sólo porque es más fácil. O porque me gusta. O porque una de las cosas que más disfruto en el mundo, es hacer listas y clasificar. Lo que sea: medias, tuppers y sus tapas, problemas y posibles soluciones, archivos de PC, libros que no leí ni leeré en un estante, legumbres en la alacena, actividades pendientes para alguna tarea en particular. O cosas que hago/hice/haré, como en este caso.

a)      No pude evitar chequear –en google, si es que eso verdaderamente puede llamarse “chequear”- si “a la que te criaste” quiere significar lo que yo necesito que signifique. Y sí.
a.1) Yo, casi siempre, necesito chequear. Casi todo.
            a.1. i) Ya NUNCA googleo cuestiones médicas. Me está total y       absolutamente contraindicado. Y, con amor te lo digo, creo que lo está     también para toda persona muy sensible, con algún componente          hipocondríaco, panicoso, o de amplio desborde imaginativo. Siempre             llamar a un médico amigo con tendencia calma. Nunca googlear un         síntoma. A veces (y no, no como regla general) ignorar algunas cosas es           un bálsamo.

b)      El otro día, no sé cómo, Juana y yo terminamos viendo un video de las empleadas municipales de Gasalla y Norma Pons, con Teté Coustarot, en el que Teté contaba que ella es cuatro personas, porque es Géminis con ascendente en Géminis, como yo.
b.1) Yo, muchas veces, y ANTES de ver ese video, dije lo mismo.
b.2) Escucharla a ella decir eso (que yo, estúpidamente, creí que era algo así como “una ocurrencia” –y quizás, incluso, una marca personal - sólo mía [me doy un poco de risa y vergüenza, yo creyendomé la única Géminis-Géminis de la historia argentina]) me generó un breve impulso risueño que luego tuvo un efecto rebote hacia abajo, diametralmente opuesto a lo breve que fue la risa. Y me deprimí mal.
            b.2.i) Telas para cortar en esa depresión: mi falta de creatividad   creciente, mi falta de originalidad constitutiva, la distancia entre la          tersura de los pómulos de Teté y los míos, la conciencia inexpugnable de que ya nunca seré una joven promesa (una vez escribí un blog), que la             palabra “rebote” me hace acordar a “rebrote”, algún duelo, lo mucho     que extraño hacer reír, o reírme de algo, en vivo.

c)      Desde chica, sufroydisfrutoalmismotiempo (¿hay una palabra para eso?) muchísimo frente a cosas como: una caja de bombones todos diferentes; una docena de facturas donde no se repiten ejemplares; una lista extensa de videos, o de series; una calle de: zapaterías, si tengo que comprar zapatos, o campererías, si tengo que comprar camperas. ¿Cómo resistirse a probar todos los bombones? ¿Cómo estar segura que, sin probarlos todos, pudiste probar “el mejor”? Peor ¿cómo saber CUÁL es el que MÁS te gustó, incluso habiéndolos probado TODOS? ¿Cómo elegir SÓLO uno? ¿Cómo comprar en una camperería, sin haber recorrido las 350 restantes y saber que compraste la mejor relación precio-calidad? ¿Cómo no sentir culpa de dejar 25 bombones mordisqueados? ¿Qué pasa si te gustan MUCHO, en igual modo y cantidad, DOS camperas que cubren los mismos requisitos RelaciónPrecioCalidad? ¿Cómo elegís ahí, eh, entre esas dos?  Si ejercer la libertad es, en un punto, poder darle cabida a nuestras elecciones ¿cómo saber que estamos eligiendo lo que verdaderamente queremos elegir en nuestro interior cuando hay UnMarDeOpciones? ¿Qué es nuestro interior? Y, en el fondo y el principio, ahora que estamos hablando de Tiempo Libre ¿qué es LA LIBERTAD?
c.1) Ahora: ¡QUÉ PLA CER, ES TER! cuando sí sabés qué elegir y podés hacerlo. Cuando vas a comprarte ESE bombón que sabés que te gusta. O cuando repetís algo, porque amás hacerlo (podríamos hacer un rulo hacia b.2.i y hablar de lo mucho que yo amaba, disfrutaba y necesitaba hacer lo que hacía antes de esta pandemia del horno, pero nos deprimiríamos mucho varies y ahora hay que hacer justamente lo contrario, así que: mejor no loopeamos. Después de todo, de eso se trata desde hace más de un año: tratar de no ser del todo conscientes de la profunda merma insoslayable que están sufriendo nuestras libertades y gozos cotidianos, para sobrevivir lo mejor posible hasta que vuelvan los cuerpos sin miedo). O cuando estrenás (ay… esa palabra) la campera esa que elegiste y tuviste la suerte/privilegio de clase/oportunidad, de comprar. O cuando te sentás en el rincón que te gusta de un parque, sin preguntarte por qué te gusta, sin que ni siquiera te importe comprender por qué te gusta. Y te quedás ahí, un rato largo.
            c.1.i) Soy consciente de mis privilegios de clase. Me duelen. Me dan         culpa. Trato de trabajar para desarmar la culpa, porque sé que no sirve     para nada. Y trato de hacer algo. No siempre me sale. Hacer, digo. Pero   a veces sí.

d)      Fui una gran lectora. Y hace unos 10 años, se terminó. De la noche a la mañana, sin que yo sepa ni cómo, ni por qué: no leí más. No pude leer más. Hubo excepciones, sí: cuando estaba embarazada me devoré la zaga completa de Harry Potter, o cada tanto leí o releí algún cuento de Chejov. Pero leer, lo que se dice leer como antes: nunca más.
d.1) Antes “del corte” yo no hubiera leído Harry Potter. Y mucho menos hubiera confesado la lectura, totalmente gozosa, de Harry Potter. Tonta pobre tonta.
d.2) Estos días (por extrañas circunstancias que parecerían infaustas pero que terminé agradeciendo profundamente por diversas razones) volví a leer. En un Kindle. Una experiencia maravillosa (no sólo volver a leer, sino el aparatito ese en sí). No, no reemplaza la maravilla absoluta del olor a libro, del objeto precioso “libro”. Pero está buenísimo, es práctico y, sobre todo: liviano.
            d.2.i) Volví a leer con algo de Murakami. No recuerdo ahora el título. Era             lo que había en el Kindle. Y el libro de Murakami habla de les hijes        úniques. “Les hijes úniques” estuvo siendo EL tema del momento en mi vida, las últimas semanas. Vení a charlarme de casualidades, máscara.

e)      Se me acaban los caracteres. Es un alivio cuando tenés un límite de ese tipo. Algo que te dice hasta dónde te podés extender. Es cierto que también es un peso elegir en qué te “gastás” esa extensión. Pero la idea de la eternidad me genera una angustia pavorosa. Yo prefiero las cosas con bordes, como la pizza. Y los abrazos cercanos.
e.1) Podría hacerme “la loca” y terminar adentro de un punto de la lista. Pero no. Prefiero terminar “comme il faut”. Sí, muy bien les que están atentes: a.1. Chequée si escribí bien “comme il faut”. Y sí. Estudié mucho francés. Mucho más que inglés, pero la historia de por qué el inglés se robó el lugar en mi cerebro ya no entra en este derrotero. Majo y Tambu tendrán que invitarme a otro. Y, tal vez, entonces me vuelva escritora.

Terminar una lista es un acto de arrojo que, siempre, sé equívoco. Porque, en el fondo, una lista casi nunca se termina (estoy hablando de mí, no de ustedes, por supuesto) hasta que empiezo a ejecutarla. Lo mismo que un espectáculo. Lo mismo que una clase. Adentro y afuera de mi cabeza. En mis pensamientos, o en el mundo. Es en ese puente, en ese diálogo, donde las cosas suceden, por suerte. [Somos Hunyuanqi, Vale querida]. Y SIEMPRE hay algo que está fuera de mi control.
Es justo decir que si el mundo fuera como en mis pensamientos, sería precioso. Les juro. Habría un montón de tipos de habitáculo posibles, y todes tendríamos uno (salvo quienes no quisieren, si existieren). Y podríamos hacer y ejercer c.1 totalmente. Y seríamos plenamente conscientes de que no se puede ejercer c.1 realmente hasta que todas las personas de este mundo puedan hacerlo (y sí, mi hermanita del amor agregaría a todes les animales) Y podríamos ir hacia Vandana y decir: todo y todes, sin maltrato, con amor y cuidado hacia adentro y hacia afuera.
Quién te dice.

Estos tiempos anduve aprendiendo que la mente es realmente poderosa.

Y que la única salida es el amor.

 

Lila Monti

Payasa/actriz/cantante.

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