De espaldas al mar

Esta semana asistí a ver una obra hermosa:  “Lo cotidiano” con texto y dirección de Valeria Di Toto. El argumento es muy sencillo: Verónica, una mujer de cuarentis y Tomas, un muchacho de veintis se encuentran casualmente (o casi) en la playa de Mar del Plata. Ella desea disfrutar de las delicias de lo cotidiano en su ciudad natal, él descubrir lo que no pueden los turistas. Por eso cada uno va todos los días con su bolso y su reposera a sentarse en la playa de espaldas al mar, algo fuera de lo común. Y así es su encuentro: Fuera de lo común. Valeria Di Toto hace un zoom sobre un vínculo que se va desenvolviendo y creciendo y uno como espectador va  siguiendo con deleite los detalles de diálogos, gestos y miradas, el minuto a minuto de esos dos seres  que se gustan y se miden, que se desafían con picardía, que se reclaman atención con inocencia y necesidad de encuentro. Tuve la sensacion de ser una espía de lo que sucede en la mesa de al lado de un bar, en la lona de al lado de la playa. Así de íntimo  es lo que sucede entre Verónica  y Tomas..

El texto es sencillo y contundente, con una mirada femenina llena de humor y sensibilidad. Surgen algunas preguntas: ¿Cómo se siente y actúa una mujer de cuarentis cuando la aborda un jovencito de veintis, cuando en general son los hombres quienes tienen parejas más jóvenes? ¿Qué prejuicios tenemos con la diferencia de edad? ¿Qué sucede cuando los prejuicios caen?    

Daniela Catz es una actriz enorme, que llena a su personaje de sutilezas y mareas de emociones subterráneas. A través de lo que hace y dice se adivina lo que calla, lo que teme y desea. Veronica es dulce y tirana, brava y niña.  Matías Marshall crea a un joven pícaro, valiente y tímido a la vez. Juntos hacen un dúo extraño y encantador, de esos que dan ganas de llevarse a la mesa de luz.  

La escenografía y el vestuario de Uriel Cistaro, junto con la iluminación de Riky Sica y el diseño sonoro de Joaquin Segade crean un mundo de cuento, una delicada postal de amor en una mañana de verano. Sin duda es una obra para reírse y emocionarse de las maravillas que esconde "Lo cotidiano".

Por Paula Ransenberg