Ciertas Petunias es una compañía de teatro musical. Actrices, cantantes, instrumentistas entrelazan lo musical, lo actoral y lo coreográfico para armar sus espectáculos. Trabajan en equipo desde 2005. Les llegaron los quince y decidieron festejar, pero pandemia. Así que dos años después de los quince del calendario llegó la fiesta: El Quince.

Ciertas Petunias son Magdalena Barla, Lucía Braude, Camila Campodónico, Natalia Guevara y Tania Valsecchi y en esta temporada la Petunia invitada es Agustina Leoni

En conversación con Camila Campodónico, con un entusiasmo contagioso, nos cuenta un poco la historia de este grupo para armar el hilo de la historia que nos lleva a esta nueva propuesta.

-Nacimos como grupo junio de 2005 pero muchas nos conocíamos de antes, desde chicas, compañeras de primaria, amigas de adolescencia. Cantábamos juntas en coro y Ciertas petunias surgió porque cuando nos juntábamos a cantar (teníamos veintipoquitos), nos divertíamos mucho. Nuestro fuerte eran los arreglos de voces y con los años fuimos aprendiendo a tocar distintos instrumentos.

Cuando empezamos teníamos entre manos canciones que eran muy diferentes entre sí: un bolero, una canción de Gilda, una de los Beatles, era tan ecléctico el repertorio que empezó a aparecer el humor.  ¿Cómo hacemos para que convivan en un escenario esta diversidad de repertorios y tenga un sentido? En ese momento conocimos a Jessica Dinzelbacher que es actriz y con mucha formación en clown y nos empezó a incentivar, a guiar, a animarnos. Ese primer año hicimos un recital de canciones con humor. Cada canción tenía su escenita.

Desde ese momento, del que ya pasaron 17 años, a hoy   nos fuimos teatralizando cada vez más, por suerte, porque es un lenguaje que me encanta. Fue apareciendo cada vez más la necesidad de contar una historia y creo que hoy por hoy podemos considerarnos una compañía de teatro musical. Pero además somos un equipo de trabajo y eso está buenísimo también.

Algo que también fue apareciendo fue el tema de componer canciones; en el primer espectáculo no había ninguna canción nuestra, en el segundo que fue Flor de viaje tuvimos algunas canciones de Jorge Maronna y algunas nuestras; en Qué hermosa Kermesse!! que fue nuestro tercer espectáculo ya hubo más porcentaje de canciones propias y en El Quince. Frágil esplendor que es el que estrenamos en mayo, nuestra fiesta de quince postergada por la pandemia ya hay mayoría de composiciones propias y considero que ahí las composiciones están más orientadas a lo que queremos contar, hay  más relación entre la dramaturgia y las canciones.

Vos decías que el humor del principio fue consecuencia de la diversidad en las canciones ¿qué pasó con el humor luego, en el resto de los espectáculos?

-Después el humor pasó a ser una decisión, nos sentimos muy cómodas con ese lenguaje y tuvo muy buena recepción en el público. Además, nosotras nos divertimos mucho haciendo reír,  encontramos un lugar muy natural. Ahí tuvo que aparecer la formación,  acá te hablo por mí, algunas de las chicas tenían formación teatral; yo no, yo vengo del palo de la música, del canto y tuve que formarme, hice clown,  todavía era un lenguaje que no manejaba y con el que no me sentía del todo confiada. A partir del segundo espectáculo, el humor surge como una marca del grupo y lo empezamos a buscar. Empezamos a entender el código, con qué formas de humor nos identificamos más. El humor hoy por hoy es un vehículo para decir lo que tenemos ganas de decir más allá de la risa.

¿Cómo llevaron a cabo el proceso creativo para este nuevo espectáculo?

-Siempre fuimos de producir mucho porque después el espectáculo tiene que durar una horita, una hora y diez, entonces hay mucho material que probamos, ensayamos…

Este proceso creativo de El quince fue muy particular porque fue la primera vez que creamos muchas partes del espectáculo virtualmente, escribimos el texto por Zoom. Cumplimos los 15 en el 2020. En 2018, cuando estábamos haciendo Qué hermosa Kermesse!! se nos ocurrió la idea:  por qué no jugamos con el cliché y el estereotipo de la fiesta de quince y nos dio la sensación de que había mucho material con los rituales de las fiestas de 15 (las tradicionales, al menos, que se hacen en Argentina). A partir de 2018 empezamos a trabajar con eso. En 2019 hicimos un entrenamiento de clown con Agustín Soler, todas juntas y jugamos improvisaciones de las fiestas de 15. Quedó el material a medio hacer y vino la pandemia. Durante la pandemia el primer año no pudimos hacer prácticamente nada y el año pasado retomamos, pero la mayoría del tiempo fue virtual, escribimos, le dimos forma al texto. También compusimos a distancia. Una grababa en su casa y le mandaba a la otra, la otra escuchaba, le mandaba una letra. Nunca lo habíamos hecho así y está bueno porque es una herramienta nueva que adquirimos. Otra cosa que nos sucedió fue que muchas de las canciones las compusimos para determinado momento de la fiesta con determinado mensaje que queríamos proponer.  A diferencia de otros espectáculos que, quizás, teníamos las canciones que teníamos ganas de cantar o teníamos canciones sueltas y después las incorporábamos a la narrativa del espectáculo; esta vez fue al revés, apareció la necesidad de decir algo en determinado momento de la fiesta y de hacer una canción para eso.

¿Por qué hay que ir a ver El Quince. Frágil esplendor?

Me parece que cuando la gente viene al teatro y presencia el ritual de la escena se divierte mucho y se genera un clima muy piola de complicidad con el público . Nos dicen que se sienten parte de la fiesta. Me parece que está bueno pasar un lindo momento. Por otro lado, tuvimos la fortuna de trabajar con un equipazo artístico a todo nivel, Agustín Soler en la dirección, las coreografías, la puesta de movimiento de Mariela Kantor que también es una grosa, la producción musical de Micaela Vita y Juan Saraco que dos musicazos que hicieron magia con las canciones. Mucha gente muy admirada por nosotras que trabajó en este espectáculo. Nos parece que está buenísimo y queremos que vengan a verlo.

Por Monica Berman

EL QUINCE. Frágil esplendor  los sábados a las 20hs en Border Teatro, Godoy Cruz 1838. Ciudad de Buenos Aires.