La Patria al hombro de Adriana Tursi expone las vicisitudes de un par de maestras norteamericanas traídas por Sarmiento para concretar su ambicioso y frustrado plan educativo diseñado en la Ley de Educación Nacional. Las sacrificadas Miss Mary y Miss Frances caen en un pueblo cordobés de mala muerte, no exento de tiranteces sociales y políticas, en el que la Iglesia marca el pulso y demoniza sus acciones. La postergación eterna del envío de fondos desde la capital desnuda la porquería y la tensión no se hace esperar. Una inesperada fuerza feminista, tan incipiente como ingenua, siempre esperanzadora, se constituye en la única posible válvula de escape. Serán las jóvenes Clara y Amanda, casi sin saberlo o sin ser plenamente conscientes las que tendrán “la sartén por el mango”, en sintonía con lo que en estos días suena en el Manifiesto Freestyle de Trueno.
Lo nacional se pone en cuestión entre los modelos extremos del continente: Norteamérica y Argentina nunca estuvieron tan cerca ni tan lejos. Cipayos y nacionalistas seguirán haciendo los deleites del sainete argentino hasta nuestros días.
La Patria al hombro es un proyecto que sufrió las postergaciones de la pandemia y que pudo resistir y reconfigurarse gracias a un colectivo artístico con una energía arrolladora, dirigido por Tatiana Santana, directora que se ha ganado un lugar destacado en la escena argentina gracias a su trabajo sostenido y sus convicciones estéticas. Un elenco diverso de talentosos logra todo eso que esperamos del teatro: que nos divierta, nos conmueva y nos deje pensando.
No es casual que la transformación y la resiliencia se corporicen en un grupo de mujeres biológicas o autoafirmadas, reales y teatrales. No es casual que sean ellas quienes se carguen la patria a hombro para pensarla. Y es esperanzador ocurra en la emblemática cuna del teatro independiente argento, el Teatro del Pueblo, donde la sensibilidad femenina siempre es deseada y necesaria.
Por Marcelo Allasino