La mitología popular a escena
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro

La mitología popular a escena

Envuelta en los sonidos de las coplas pampeanas, Empalme de Natalia Paganini retoma la constalación de las mitologías y ritos paganos. Una vez más la tensión entre “Civilización y Barbaríe” vuelve a interpelarnos.

11 de octubre de 2022

Al entrar en la sala del Teatro Gargantúa, lxs espectadorxs se encuentran con una ambientación que remite a esa pampa mítica, atemporal y un poco surrealista en la que se desarrolla la acción de la obra escrita y dirigida por Natalia Paganini. Las luces tenues, el humo recorriendo el suelo como una culebra, el color rojo por todas partes, las velitas parpadeantes y un semicírculo conformado por varias sillas que rodean el espacio central: un empalme sagrado. Debajo de la tierra descansa la cabeza del Indio al que los pueblerinos idolatran, una tierra regada por ofrendas de todo tipo: desperdigados por ahí yacen juguetes, prendas, estampitas y facones. Pero el sosiego de esa pampa es interrumpido por un Viento Coplero que arrasa con todos los obsequios y trae el presagio de la guerra.

Empalme hace algo por demás interesante: recupera la mitología pagana popular, esos dioses-mito que permanecen al margen y no son reconocidos por ninguna de las religiones “oficiales” legitimadas por el Estado; los cultos del pueblo, de los pobres y oprimidos, quienes ven pasar los privilegios en manos de las elites sin nunca gozar de los beneficios, aquellos que plantan la semilla con el sudor de su frente y luego ven cómo los patrones recogen los frutos de la cosecha. Esa es la génesis de esta nación, una tierra donde –como en tantas otras alrededor del mundo– corrió demasiada sangre al momento de su fundación. Aquí hay mito y leyenda, pero también historia.

El Wari es el equivalente al “Jesucito” del cristianismo, un hombre capaz de leer las señales del viento y ser hablado por la mismísima deidad: en sus revelaciones está escrito el futuro de su pueblo. En las primeras escenas el foco está puesto en los saberes populares, los conocimientos tantas veces desechados de chamanes, curanderos y sanadores. Luego de una ceremonia, el Wari descifra el mensaje y guía a los gauchos del cruce para dar batalla contra quienes los quieren muertos para apropiarse de sus tierras. En esa resistencia se juegan lo que es suyo pero también intervienen las consecuencias de algunos actos que habían sido archivados en el pasado.

El elenco es numeroso y parejo: los parlamentos y momentos de los personajes están bien dosificados, el ritmo de la puesta permite que la tensión crezca y decante en la escena coral del final. La música original compuesta por Diego Salvatierra es un elemento clave y necesario: con sus coplas comienza la pieza y con su canto termina. El intérprete está en escena todo el tiempo recreando los sonidos que ubicarán al espectador en la atmósfera de esa pampa solitaria y olvidada, sonidos que surgen de instrumentos autóctonos. Empalme retoma las dicotomías ancestrales que habitan este suelo: civilización y barbarie, campo y ciudad. Algunas de esas cuestiones siguen vigentes hasta hoy y plantean la pregunta por lo nacional. Esta obra rescata las voces que casi nunca son escuchadas, los relatos de la tradición oral, los cantos que no suelen ser registrados en un estudio, las creencias despreciadas como meras supersticiones, los cultos que tienen una larga historia y constituyen una usina privilegiada -aunque poco visitada- a la hora de crear ficción.

Por Laura Gomez

 

Dramaturgia y dirección: Natalia Paganini

Actúan: Malena Bernardi, Andrea Cataldo, Fernando García Cormick, Leandro Guglielmone, Romina Malatesta, Fernando Martínez, Mariana Paganini, Diego Salvatierra, Ricardo Torre

Teatro Gargantúa, Jorge Newbery 3563

Domingos 17 hs. Entradas: $1200

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