Eduardo se siente fuerte. Al fin llegó el día. No está del todo seguro pero se siente confiado. Y feliz. Eso, feliz. Quiere ser libre, que el viento sople y lo lleve por distintos lugares: viajar. Pero para lograrlo tiene que salir del cubículo que le asignaron, salir de esa oficina en la que lleva ocho años, cortar con la rutina de corbata alrededor del cuello. Ese día va a renunciar.
Escrita y dirigida por Felipe Villanueva, la obra se adentra en el mundo gris del trabajo corporativo de escritorio para aportar los colores del humor absurdo (o no tanto) y momentos oníricos. Es que de sueños están hechos esos impulsos que llevan al joven protagonista a querer desatar la alienación laboral.
La solidez del elenco es uno de los puntos fuertes de esta propuesta cuyo texto fue ganador del concurso Más Teatro del Teatro Nacional Cervantes en el año 2020. Los compañeros del “pibe” Eduardo se enteran de la noticia con tristeza y admiración. Su jefe, con incredulidad y cierto afán de revancha. Todos los roles están bien construidos e interpretados. Como el de la atribulada asistente (Graciana Urbani), que también se ilusiona con subirse a un avión algún día. Personajes que podrían asociarse con aquellos empleados deseosos de aventura de “La isla desierta” de Roberto Arlt.
La oficina como espacio psicodélico y como laberinto. Una trampa. “No pienses en pesos, tu valor es otro”, se repite el protagonista mientras trata de que se desenrosque el nudo del miedo en su garganta. Imagina que sale a la calle y le compra un plato de comida a ese perro que duerme en medio de la calle, ese perro que es dueño de su propia vida.
Dramaturgia y Dirección: Felipe Villanueva Actúan: Julian Infantino, Graciana Urbani, Daniel Niborski, Raúl Antonio Fernández. Teatro El Grito, Costa Rica 5459; jueves a las 21; desde $1200