La casualidad es el punto de partida. En una pausa del trabajo, un policía entra a un negocio y conoce una chica. Después, no puede dejar de pensar en ella. Quiere buscarla, verla, leer los libros que ella lee, escuchar la música que a ella le gusta. La obra se despliega como una onda expansiva. En el centro hay una obsesión que poco a poco todo lo toma.
El equipo de “El amante de los caballos” pone en escena este unipersonal que empieza como una anécdota y crece hacia la oscuridad violenta. Lisandro Penelas hace un trabajo notable al dar vida este policía y el mundo que lo envuelve e interpela, lleno de contrastes y contradicciones, de los carteles sobre violencia de género en la comisaría a las bromas de tono machista de sus compañeros.
La historia nos llega a través del relato del propio protagonista con toda su impavidez e inconsciencia: eso lo vuelve aún más escalofriante. Presenciamos la máquina interna de razonamientos descarrilados y autojustificaciones. Hay casi una distancia antropológica, una mirada que no se propone juzgar. Así, la pieza gana dimensión, modela aristas. La dirección de Ana Scannapieco acierta una y otra vez. “Espero que cada espectador pueda acompañar al personaje en ese pasaje de una conducta ‘normal’ a una ‘inadaptada”, dice la directora.
La narración avanza como un thriller con toques de humor incómodo. Los datos, los gestos sutiles y todo lo que no se dice son pistas inquietantes. Fragmentos que arman la autopsia de una obsesión que nos deja sin aire.
Dramaturgia: Lisandro Penelas Dirección: Ana Scannapieco Interpretación: Lisandro Penelas
MOSCÚ TEATRO ESCUELA
SABADOS 19:00HS