Desde siempre literatura y teatro mantienen relaciones casi de familiaridad Para algunos creadores el texto dramático captura las potencias de la actuación subordinándolas a la repetición forzosa y al campo de las Ideas. A pesar de esto gran parte del teatro que consumimos tiene una producción “fordista” artesanal: un texto más o menos poético– un ensayo que da cuenta de esas palabras y acciones – una puesta que presenta el saldo de la combinación antes citada. ¿Qué efectos tiene esto en “lo teatral”? ¿Llegaría a otros resultados un teatro que no iniciara sus procesos de creación sirviéndose de una matriz literaria?
Quizás sea Mariano Tenconi Blanco el más apto para adentrarse en esta dialéctica conflictiva. Pese a asumirse como escritor solitario que reniega hasta del mundo exterior en un proceso de escritura, el rol de la dirección no le parece para nada menor, de hecho, confiesa, que es su mote profesional cuando sale de viaje.
“Yo escribo teatro porque fue el lugar donde me dejaron escribir. O sea, el azar me llevó al teatro, y me subí al barco. Podría decirte que mi vocación es el de escritor y mi oficio es el de director pero que ahora no me imagino como otra cosa que no sea director, en el pasaporte pongo director. Siento que soy eso por encima de todo. Tengo amigos escritores pero con los que estoy todo el día son con los actores. Son mi grupo.”
Las obras que tiene en cartel con un envidiable éxito Las cautivas, Las ciencias naturales y La vida extraordinaria dejan en claro esta posición. Los recursos de la literatura son puestos en primer plano: estructuras epistolares y de bitácora, personajes que desarrollan un manejo de la lengua particular generando una sonoridad como extrañamiento, referencias textuales, narradores en off, versificación con rimas consonantes.
“Yo me pienso como un escritor argentino en diálogo con la tradición de la literatura argentina, no tanto con la del teatro, con la literatura en general la que incluye todo. Encuentro en la literatura recursos que al teatro le quedarían más lejos, por ejemplo, en La vida extraordinaria quiero contar la amistad de dos mujeres desde que son niñas hasta que son adultas, a priori no parece ser algo para el teatro, pero en los recursos literarios encontré la posibilidad de contarlo”
-¿Crees que partir de un texto concreto puede empobrecer las fuerzas de la escena?
-No estoy de acuerdo. Hay una suerte de conjura contra el texto. No sé por qué.
-Quizás porque en cierto momento los actores ejercieron su trabajo demostrando que pueden prescindir del texto, de la dirección, del relato que sostendría su actuación
-Eso es tener una visión medio pobre de lo que es trabajar con un texto. Yo creo que el texto poético está buenísimo para desplegar teatralidad en todos los sentidos. Además, si el autor es bueno y escribe pensando en el teatro esos textos van a ser promotores de una actuación extraordinaria, basta tomar como ejemplo Beckett, es muy difícil de hacer, pero cuando está bien hecho uno dice: ¡che que bien que actúan!
-¿Por qué vos y otros creadores se centran en la tradición literaria pero no en la tradición teatral nacional?
-En mi caso tiene que ver con la idea de indiferenciar las tradiciones y pensar que como dramaturgos somos escritores. Tomar con desenfado cualquiera de las dos tradiciones; tomo bastantes cosas del teatro, quizás no del teatro argentino, pero creo que también hay una postura interesante en torno a escribir con desenfado como si fuéramos escritores. Estamos haciendo algo sobre el teatro.
-Posiblemente seas leído en el futuro, o sea, que tu dramaturgia trascenderá tu época y quizás a vos mismo ¿Pensas en eso?
-Sí, pienso en eso porque tuve formación católica. No soy practicante, pero es un imaginario que me atraviesa. Pienso en esa cuestión como de trascendencia y también si uno escribe tan vinculado a la tradición en ese sentido uno se piensa como parte de eso, no sé qué lugar voy a tener si es que lo voy a tener, pero hay un diálogo que uno decide entablar.
-¿Qué le suma la escena a tus textos?
-Lo que siento que pasa con el montaje es que aparece la mirada de un montón de artistas, lo que en el texto es solo la mirada propia, en ese punto el trabajo del escritor es muy solitario. Y después cuando se suma el equipo, por ejemplo, los actores ponen su impronta, no me gusta que estén supeditados a mi imaginario, sino que ellos puedan poner su imaginación con mucha claridad e intensidad.
Es esto cierto. Las interpretaciones (Valeria Lois, Lorena Vega, Juan Isola, Agustin Rittano, Ariel Perez De María, Laura Paredes, entre otrxs) en estos tres espectáculos presentan una gracia que reclama la empatía urgente, una tendencia a la frontalidad y a la transparencia, una búsqueda de simetría de las formas que sostienen la creencia en un orden. Este orden sin dudas es causa de la aceptación masiva de los espectáculos de Tenconi Blanco (también sucedió con Todo tendría sentido si no existiera la muerte). Todo parece indicar que una primacía literaria sobre las obras llega al buen puerto del éxito y el reconocimiento.
-Entonces no te parece que la noción de espectáculo, teatro comercial o industria cultural vaya en detrimento de, llamémoslo, “lo artístico”.
-No, no, no tengo problemas, estoy reconciliado. Me parece interesante jugar en los dos sentidos, que la obra esté atravesada por referencias académicas o literarias, y después por cierta impronta popular me parece que habla de la pertinencia del teatro. Creo que también hay una defesa política en eso en que el teatro sea importante porque va mucha gente, entonces las obras se financian, los que estamos ahí cobramos un sueldo. También la militancia de la obra para 15 personas implica o cagarse de hambre o venir de una familia de plata, en ese sentido yo no vengo de una familia la plata y la gente que trabaja conmigo tampoco.
A punto de salir de viaje y llevar su escritura teatral a Europa con la compañía Teatro Futuro (junto a Carolina Castro y al músico Ian Schifres) Tenconi Blanco logra sintetizar (posiblemente sin saberlo) la disputa arriba planteada entre literatura y teatro.
Ricardo Piglia afirma que la literatura es un uso particular de la palabra ¿Cómo podríamos trasladar esa afirmación al teatro?
-Estoy de acuerdo con él. Me interesa pensar el trabajo con el lenguaje mucho más que con otras cuestiones, no me convoca la construcción de personajes desde un lugar psicológico, para mí es un trabajo con la palabra: los personajes son un recorte de lenguaje. ¡Después sí! empieza a ser fricción y se arma una hipótesis sentimental, pero yo parto desde el lenguaje.
Es posible entonces que teatro (en última instancia se quiere decir cuerpo presente) y literatura se vuelvan indistintos comprendiendo que están hechos de la misma sustancia: lenguaje.
Es evidente que sus funciones son distintas; la literatura por la necesidad de sentido opera como archivo de la memoria y como soporte lógico, mientras que el cuerpo (actuante) es una escritura inaprensible que se borra en el momento posterior a su gesto.
Teatro y literatura habitan zona de proximidad y de rechazo: el rechazo que provoca la proximidad.
OBRAS EN CARTEL
La vida extraordinaria
TEATRO PICADERO
Pasaje Santos Discepolo 1857
Entrada: $ 4.000,00 - Sábado - 22:15 hs –
Entrada: $ 4.000,00 - Domingo - 21:00 hs –
Intérpretes: Valeria Lois, Lorena Vega
Las ciencias naturales
TEATRO SAN MARTIN
Av. Corrientes 1530
Entradas desde: $ 1.300,00 –
Domingo, Jueves, Viernes y Sábado - 20:00 hs - Hasta el 30/04/2023
Intérpretes: Gabriela Ditisheim, Marcos Ferrante, Juan Isola, Andrea Nussembaum, Ariel Perez De Maria, Agustín Rittano
Las cautivas
TEATRO METROPOLITAN SURA
Av. Corrientes 1343
Viernes y Sábado - 17:30 hs - Hasta el 30/04/2023
Entrada: $ 4.000,00
Intérpretes: Lorena Vega, Laura Paredes.