Un cuerpo desgarbado, abandonado en un modesto sillón. Todo alrededor es oscuridad. Unas tímidas lucecitas de navidad, a los pies de esa mujer en penumbras, son suficientes para hacerla flotar en el vacío como si, sin querer queriendo, pisara las estrellas. Con esa inquietante sencillez se presenta, justamente, LA estrella de la época dorada del cine argentino: Zully Moreno.  
Ya estoy adentro. No necesito más. Todo me invita a la intimidad y al susurro.

"Yo me vestí con todos los honores de la gloria, la vanidad y del poder... (pero) no me deje arrancar el alma que traje de la calle", nos dirá en algún momento. Y es que la diva, ícono del espectáculo, no viene taconeando el glamour de un set de los años ´50, es uno el que tiene la sensación de haber traspasado indiscretamente un portal para espiarla despojada, en su más frágil meditación.

Se nos presenta una Zully ya retirada de la actuación.
El discurrir de sus recuerdos se va volcando hacia un interlocutor imaginario que, supuestamente, la está entrevistando. "Encuentro" que sirve de hilo conductor y de excusa, por momentos ameno y, por otros, una peligrosa inquisición.  
En deshabillé, nos confiesa retazos de su vida. Su cuerpo va y viene en el tiempo, como si toda ella hubiese quedado con los trozos de sí misma arremolinados en un vacío que apenas la contiene.

Aparecen Niní Marshall, Fanny Navarro y hasta Sofía Loren. Pero la evocación protagonista es la de Eva. Una Evita a la que parece admirar, con distancia: "no éramos amigas", "no representaba una competencia para mí", "ella hablaba y parecía detener el mundo"... Esta presencia imponente vuelve, una y otra vez, como si Zully no pudiese apartarla de su reflejo en el espejo. Y es que, tanto Eva como Zully, fueron producto de esa mitad de siglo convulsa y este unipersonal es un friso de época muy bien logrado.

Flora Ferrari, además de ser la audaz autora, es la preciosa actriz que, con gracia y magnetismo, logra pasearnos por todas las facetas: desde las frivolidades que se esperaba de una mujer, las horas de peinado y maquillaje… hasta las prohibiciones, la persecución política, la ocupación militar, y el exilio después del derrocamiento de Perón, en el ´55.

Gabriel Conlazo, el director de esta joyita, ha volcado toda su sensibilidad e inteligencia en crear la fórmula de la esencia de Zully Moreno. Y nos regala un conmovedor perfume que sobrevuela la sala y se te queda impregnado por horas… por días.

Por Maia Francia

Zully. Recuerdo de Visita

Funciones: Domingos 20:00hs en Teatro El Brío 

Dramaturgia Flora Ferrari, Gabriel Conlazo

Actua: Flora Ferrari

Dirección Gabriel Conlazo