¿Cuáles fueron los ejes para la elección del casting?
Felipe Gómez Aparicio (FGA): Teníamos como premisa fuerte que los actores no se comieran a los personajes. Que nadie pudiera decir “ahí está tal haciendo de tal”, que es lo que pasa mucho en biopics. Queríamos sacarnos eso de encima. Estaba la línea de no caer ni en la imitación ni en la caricatura. Investigamos por el lado del trabajo de Jim Carrey con Andy Kaufman; el documental de Val Kilmer de cómo preparaba sus personajes; cómo lo hicieron los intérpretes para Love & Mercy, una película sobre Brian Wilson y Los Beach Boys; o la de Johnny Cash. Más allá de verlas investigamos cómo se hicieron. Si bien en estas películas había intérpretes conocidos, nosotros no queríamos tener el mismo casting que el resto de las biopics locales. No queríamos que la familia de Fito fuera la misma que en tal o cual serie. Nos parecía rarísimo. El tema de que los intérpretes fueran músicos y tocaran de verdad trajo algo de muchísima credibilidad.
Hubo estrategias distintas para talentos jóvenes como Iván Hochman o Mica Riera y una figura como Andy Chango?
Gonzalo Tobal (GT): Con Iván una vez que tomamos la decisión de que fuera él empezamos a pensar cómo hacerlo. Sentíamos que estaba bueno ir a fondo y hubo unos meses entre que se confirmó y que empezamos a filmar en el que le tiramos propuestas para que él mismo empiece a meterse. También hubo coaches. Siempre buscamos un equilibrio sobre cuánto de la gestualidad de Fito tenía que tener y cuánto no. A veces se está diciendo que son iguales, pero creo que está matizado. Fito en aquellos años era mucho más ampuloso y eléctrico... cuando empezamos a probar que fuera exacto se nos iba para el lado de la caricatura así que hubo que ir subiendo y bajando los volúmenes en un ejercicio de prueba y error para que se pudiera identificar a Fito sin que eso se fuera a una parodia que nos impidiera conectar con la zona emocional del personaje. También lo trabajamos de manera progresiva: a medida que crece -se mete en el mundo del rock, conoce influencias y toma seguridad- se va volviendo ese ser más rockero.
FGA: Para Iván era una carga muy fuerte llevar en la espalda al personaje. Lo hablamos con Fito esto e hicimos un trabajo psicológico: lo mandamos a un nutricionista para que tenga el mismo peso que Fito a esa edad. Desde lo físico eso lo puso a Iván en un lugar diferente. Iván es un tipo híper sensible y en eso tiene un punto en común -exacto- con Fito, pero Fito es mucho más para afuera que Iván. Lo que hicimos fue fortalecer la autoestima de Iván dentro de la filmación a un punto tal que era Fito Páez. Creamos un monstruo (risas). Mientras me cuestionaba una escena le traían comida, le pedían autógrafos (risas).
¿Entonces Andy Chango fue más fácil de dirigir que Iván?
FGA: Fue una idea increíble de Fito. Dijo: “a Charly no lo vamos a encontrar nunca. No hay nadie que tenga ni la mirada ni la agudeza de Charly”.
GT: En un momento dijimos: o entra por animación o es Andy Chango (risas).
FGA: Finalmente la mirada de Andy es impresionantemente igual a la de Charly. Cuando Fabi le dice a Fito “Charly habla con los ojos” es tal cual. Ellos sentían admiración, hipnotismo por Charly y Andy se crió en esa y de alguna manera mamó lo que eran ellos desde un punto de vista familiar. Andy estaba con muchísimo más miedo que Iván porque no tiene formación actoral y la verdad que hizo un trabajo de una responsabilidad artística y de investigación impresionante. Los primeros días de filmación eran de mucho nerviosismo: él la estaba pasando mal porque no estaba acostumbrado a que lo estuviera mirando tanta gente.
GT: Él también ahora está contando mucho que al principio no lo quería hacer. Yo en el rodaje no sabía eso. A él le generaba contradicción y en algún punto lo canalizó y además su decisión, el método que se inventó para volverse Charly, había momentos que se montaba en ese descontrol y había que lidiar con eso.
FGA: En set todos le tenían una especie de respeto/temor como si fuera el mismísimo Charly. Me acuerdo de dos cosas que me dijo. Una: “yo no quiero estar acá, estoy obligado y tengo bastante miedo de lo que pueda pasar”, y la otra “con esto o vamos a la muerta directo y nos va a odiar todo el planeta o nos va a amar toda Latinoamérica” (risas). Por suerte pasó la segunda opción.
¿Qué piensan que hace que la conexión de la serie sea tan fuerte con el público, incluso aquel que no es contemporáneo de Fito Páez o no es fan de su música?
GT: Creo que hay una base en la figura de Fito y su historia que tiene mucho de mito del héroe que se sobrepone a palos de la vida muy fuertes y muy dolorosos. Eso es conmovedor. También hay otro elemento atractivo: se cuenta la historia de otros personajes que lo rodean y de alguna manera se cuenta la historia de un pedazo de nuestro rock, algo que las generaciones más grandes lo viven con mucha nostalgia y una identificación plena, mientras que las nuevas lo descubren con mucha curiosidad. Algo similar a lo que nos pasó con Tango Feroz [la película de Marcelo Piñeyro protagonizada por Fernán Firás sobre la vida de Tanguito], cuando se abrió una ventana a un mundo que estaba ahí cerca, pero invisible. Creo que también hay algo importante que es que la serie está muy bien hecha. Sorprendió por la calidad de la realización y de las actuaciones lo que generó una especie de orgullo por estar viendo una producción local.
FGA: Nos tomamos esto como si estuviéramos haciendo una película, un proyecto personal. Mandarina [la productora] nos dio un montón de oportunidades. No solo a nosotros sino a todo el equipo. Gonza y yo sabíamos lo que queríamos hacer: no queríamos que fuera una serie que pareciera de otro país, pero no por eso que perdiera el nivel de finishing y detalles. Sabíamos que podía ser fuerte a nivel popular por quién es Fito, pero además de eso la historia entró de lleno en la gente. Creo que el Mundial y Argentina,1985, de Santiago Mitre, nos impulsa en esa ola de reelaboración de cuestiones argentinas. Afloró una especie de argentinidad positiva, de unión, y las ganas y el orgullo de contar cosas nuestras.
¿Cómo está siendo la repercusión en el mundo?
FGA: Es lo más visto en habla no inglesa de Netflix. Incluso le ganamos a alguna serie turca. Vaya a saber (risas).
¿Qué escena les gustó más filmar?
FGA: Es muy difícil esta pregunta. El show El amor después del amor era un súper desafío, después el plano secuencia del Luna Park donde él entra a tocar Giros es impresionante. Todo nos gustó. El período casa Balcarce, la infancia y la familia, cómo encontramos la casa y la reprodujimos fue muy lindo... era un desafío todo los días y al final del día poder decir: estoy contento con lo que filmé. Siempre hubo magia en el set: emoción y compromiso de parte del equipo técnico. A las dos semanas de empezar todo el equipo ya estaba escuchando La Trova Rosarina de manera espontánea. Tengo un recuerdo muy lindo de muchas escenas. Los shows fueron los más desafiantes ya que queríamos hacerlo de una manera creíble.
GT: La sensación es parecida. Es difícil elegir una u otra. Los shows tenían algo espectacular porque la sensación era que estabas ahí filmando con Charly, Fito, Virus... El de Don Cornelio siempre fui muy fan y fue lindo participar del homenaje. El de La máquina de hacer pájaros...
FGA: ...fue una locura. Éramos como verlos ahí.
GT: Contábamos con el asesoramiento histórico -porque se acordaba de todo- de Alejandro Avalis, el stage manager de Fito que además es un personaje dentro de la serie. Los músicos, elegidos en los castings, estaban lookeados con documentación sobre cómo había sido y habían ensayado con Carlos Bandera y Diego Olivero, los músicos reales de Fito. En un 95% de los casos contamos con los instrumentos originales -súper bien conservados-, en muchos casos en el lugar donde habían sido -por ejemplo el Luna-. Ale ponía la lista de temas incluso donde la había puesto hace 30 años-. Llegaban los músicos/actores y empezaban a tocar y era como estar en el show aunque faltaran algunos efectos.
FGA: Un viaje en el tiempo. Para el equipo técnico y para nosotros era “¿a qué hora empiezan a tocar?” en vez de “¿cuándo empezamos a filmar?”
¿Qué dijo Fito cuando vio la serie?
FGA: Recibí un mensaje muy amoroso de él diciéndome que le había gustado mucho y se había emocionado mucho. Él quería una apuesta por un lenguaje un poco más lyncheano, más surrealista o más [John] Cassavettes, pero se dio cuenta que terminamos optando por un lenguaje del melodrama clásico, no el de la telenovela... fue un mensaje de mucho amor. No tenía la necesidad de expresarlo de manera tan contundente porque él es una persona súper rigurosa con sus opiniones artísticas así que recibir un mensaje así de parte de él fue increíble y también de los demás músicos involucrados que salgan a apoyar por Twitter aparezcan o no en la serie. Fito me dijo: “Tengan cuidado porque no quiero que toquen de oído. El mundo del rock es el mundo del rock y el mundo del cine es el mundo del cine”. Pasó algo que se fusionaron esos mundos, por ejemplo con Ale Avalis en el set. Al principio chocábamos pero con el tiempo logramos amalgamación y que se sienta de verdad.