The evolución humana ¿qué significa la combinación en el título? Un cruce de lenguas que anticipa muchos cruces más, muchas hibridaciones. Mundos que se articulan, que se rompen, que se reconcilian, que se van por la taza del inodoro, inodoro-trono, en fin. Un intérprete y múltiples personajes. Las magníficas máscaras y el teatro corporal permiten viajar a los espectadores al reino de los desencantos, de la crítica feroz, de la carnavalización en toda su dimensión. Jorge Costa es el autor y el intérprete. Dirigen Julia Muzio y Alfredo Iriarte. Para bajar unos metros en este universo escénico tan particular hablamos con Jorge Costa para seguir sumando más y más preguntas.
Empezamos por el principio, en qué consiste el teatro corporal: “El teatro corporal es teatro, la diferencia es que se prioriza el movimiento a cualquier otro medio narrativo…el cuerpo en desequilibrio, en movimiento, es lo que lleva el drama, la historia, el juego. El lenguaje corporal es lo que distingue este tipo de teatro de otros. Se ve al actor comunicando desde un lenguaje universal que no depende del idioma ni de la situación anecdótica que se está narrando, siempre se ve el drama físico, concreto, que genera una empatía mucho más profunda, esencial que cualquier otra propuesta que parte de una complejidad específica como una situación de época o de nacionalidad. Sin embargo, no es que no se abarquen temas puntuales pero el teatro corporal prioriza el juego físico que puede ser cómico, dramático, trágico. Lo que se va a ver en este tipo de teatro es cuerpo en movimiento para comunicar una situación humana, vital y lo hace de manera más empática, también más clara que otras estéticas teatrales.
¿Cómo conviven este tipo de teatro y la crítica social?
Conviven de una manera esencial porque el drama del cuerpo, el drama del movimiento es de la vida, de los sufrimientos que tenemos cotidianamente, entonces, construimos -como diría Darío Fo- clásicos porque se narra lo que sucede hoy, aquí, ahora, en la calle, en la vida privada y que viene sucediendo desde tiempos inmemoriales y va a seguir transitándose. En los problemas más complejos de convivencia política quien termina pagando es la propia corporalidad, el cuerpo concreto de cada uno construido como el cuerpo social. Nosotros trabajamos con el concepto de corporalidad: calidad de cuerpo, la construcción física, material de nuestros comportamientos, de nuestros movimientos, que corresponden y a la vez, articulan una psicología, entonces el trabajo de teatro corporal no es hermético ni ajeno a lo que pasa en el día a día, ni a lo que nos pasa socialmente, emocionalmente, ni nacionalmente (ni mundialmente) porque es un teatro popular lo que hacemos nosotros, es lo que nos atraviesa y nos constituye y nos deja donde estamos, con el cuerpo que tenemos, con nuestras herramientas, con nuestros movimientos, reacciones que somos.
La pregunta que sigue se focaliza en las máscaras pero es el punto de partida para describir el trabajo de la compañía: “está constituida por Julia Muzio y por mí, Julia es la directora del último espectáculo junto con Alfredo Iriarte, maestro mascarero, que fue nombrado del año pasado como personalidad destacada de la ciudad de Buenos Aires; ellos son los directores de esta nueva obra The evolución humana que es un juego de palabras. Por un lado, significa la evolución y por otro, la devolución. Es un unipersonal de máscaras. Yo me especializo en máscaras, de la comedia del arte principalmente, desde hace casi veinte años, como creador, como docente, como investigador. Con esta técnica hemos viajado con la compañía por muchos sitios de Argentina y gran parte de Latinoamérica y Europa. La Comedia del Arte es un teatro de máscaras del teatro italiano, cuando uno conoce las máscaras y trabaja con ellas se enamora, hay un antes y un después. Las máscaras están en el nacimiento del teatro, están siempre en el carnaval, los rituales primitivos y son parte de aquello que una comunidad necesita para tener identidad para poder mantener viva aquella chispa que reúne desde la alegría, desde lo esencial, desde la comunión. Lo ritual pero no desde una solemnidad hermética sino desde una celebración de estar juntos y de seguir eligiendo estar juntos. La comedia del arte es teatro de máscaras que guarda la idea de la alegría, el placer de actuar, pisar el escenario de manera desbordante, trasmitir, comunicar… lleva lo nuclear para el teatro que es la subversión, la comedia del arte mantiene vivía la chispa de la subversión. Tenemos una obra que se llama Tamorto, que este año cumple diez años, a partir de ahí consignamos qué consideramos como Comedia del Arte y cómo se hace comedia del arte acá en la Argentina. Yo soy el director de esa obra y el Arlequín, somos cinco en escena. Este año vamos a hacer varias funciones en la sala de los Pompapetriyasos y el trabajo de las máscaras conecta inmediatamente al público con algo primitivo (en su acepción positiva, por supuesto) y lo trae en forma de festejo, de alegría, genera pensamiento crítico, que el espectador celebra a la vez que recibe una gran dosis de mensaje crítico desde lo actoral, el teatro de máscaras es dramaturgia actoral, creación actoral, la interpretación del artista, es lo que rige la creación. Si bien hay un texto, hay un director, una puesta, lo que se prioriza es el recurso de lo actoral, la interpretación como instancia de lo creativo.”
¿Cuál es la formación para este tipo de teatro? Una pregunta por lo que aprendiste y por lo que enseñás…
Tenemos formación en teatro corporal, que dictamos conjuntamente con Julia, tenemos varias propuestas desde clown, comedia física, máscaras y comedia del arte, lenguaje de golpes y caídas, entre otras. Por ejemplo, en el marco de la formación en máscaras propiciamos el promover un teatro que interpela en simultáneo al intérprete y al espectador. La comedia del arte y el teatro corporal pone al cuerpo en el centro de la escena, no es necesario ser muy sabio, alcanza con permitirse sentir para ser parte de él.
Yo presenté mi primer libro Trampolines para la actuación. El teatro metacorporal en el 2021 y ahora voy a lanzar los que siguen, que son parte de una colección que yo llamo “Teatro meta corporal”, lo vengo desarrollando tanto en escena como en las clases o a la hora de generar entrenamientos específicos que tiene que ver con una perspectiva particular, un modo de ver el teatro desde lo corporal y lo conceptual, yo lo llamo teatro meta corporal, más allá del cuerpo. No nos quedamos en el simple movimiento como el mimo o cualquier otra técnica que priorice la mecánica, sino que trabajamos desde conceptos corporales que son conceptos vivos que generan un cuerpo entre lo conceptual y el movimiento físico, pasando por los elementos fisiológicos. El actor tiene que pensar, se tiene que mover, y un montón de cosas más. El primer libro plantea las bases de los libros siguientes en donde se trabaja sobre el arte actoral, los elementos que trabajan los intérpretes cuando elaboran su creación, el tercero habla sobre la creación del personaje, específicamente. Luego habrá otro libro sobre entrenamiento. Los libros ya están escritos, estamos viendo con la editorial NGB el orden de salida.
Mi formación parte desde talleres en la ciudad de Azul, el teatro municipal. donde empecé y en la escuela secundaria. Luego, me formé en el Conservatorio que más tarde se convirtió en el IUNA. Después continué mi formación cuando conocí a Lecoq de la mano de Cristina Moreira y la de Lerchundi- Escobar mimo drama, estos grandes maestros potenciaron mi trabajo. Igual que Moreira con la Comedia del Arte, el clown, el melodrama y otras técnicas más. Luego indagué en otras cuestiones que fueron potenciando mi lenguaje, la danza clásica con la maestra Rita Caride, biomecánica para la danza, la acrobacia, también me fui especializando con Walter Velázquez, director y profesor mío durante varios años. También con docentes europeos de diferentes escuelas, siguiendo las líneas de Barba o de Grotowski o de Lecoq. Con varios docentes profundicé esta indagación sobre el lenguaje del movimiento
Nunca me dejo de formar, vuelvo a la acrobacia, al estiramiento, a la danza; siempre me estoy nutriendo. Con grandes referentes del teatro acá para tomar clases si puedo, intento mantenerme siempre en formación. Para mí el arte es inspirar y a mí me inspira la curiosidad. ¿Viste que hay un presupuesto que dice que para trabajar en estas cuestiones hay que estar inspirado? Yo creo que es al revés, que trabajamos para inspirar. El sentido del arte es inspirar. Lo primero que hacemos al nacer, nos llenamos de aire. Nos llenamos de vida y decimos “Yo estoy aquí” ésa es la función del arte, creo yo, inspirar, hacer que el público se haga presente, despertarnos a lo maravilloso de la vida. La actuación es un tema de permisos. A partir de eso me nutro del día a día, de mis hijos, de libros, de obras de arte, de los problemas incluso, de todo aquello que manifiesta la unión, la música…cada uno de nuestros espectáculos de teatro corporal tienen diferentes raíces de inspiración muy diversos. El último nace de la crítica de un texto que leí del Adán Buenos Ayres, a mí me gusta mucho leer. Ese texto lo guardé hace 15 años y se dio la oportunidad de un viaje a Colombia y fue la excusa perfecta para crear algo nuevo, tenía ganas de crear una nueva obra y apareció lo que para mí es una tesis de qué es la comedia del arte, llegar al final de un camino no es comedia del arte, para nada, es creación, tomando autores que amo, que me han impactado, tomé fragmentos de textos que me encantan, que significan mucho para mí y son valiosos, creo yo; el teatro es crear valor con el placer de decir textos que me encantan: Borges, Quevedo, Leopoldo Marechal, Liliana Bodoc, León Gieco, Alejandro Dolina, textos de estos maravillosos escritores puestos en escena. Tenía muchas ganas de hacer máscaras que hacía tiempo que no hacía, decir algo que me maravilla desde la perspectiva de Argentina, sin que por eso sea restrictivo. Trabajar con Julia y con Alfredo y sus máscaras y bailar y hacer que la gente se enloquezca en escena, que la gente baile, grite, se pegue y que diga “el teatro nos pertenece”.
Ya nos vamos imaginando la respuesta pero igual hacemos la pregunta ¿cuál es el espectador ideal para estas obras?
El que tiene ganas de sentir, vivir, el curioso, ese es nuestro espectador ideal, el que tiene ganas de despertar al juego, el que no cree que todas las cosas son iguales o que son de una sola manera o el que necesita ver otras formas, el que se permite, sea sabedor o no lo sea, el que se quiere permitir una experiencia, el que cree en la palabra, el que cree en lo que siente, el que percibe una incomodidad y que tal vez no sabe su nombre, el que quiere recibir, ése es el espectador ideal, el que quiere creer. Yo creo que es ése.
Para cerrar ¿por qué habría que ver The Evolución humana?
Porque es distinta, en teatro corporal hacemos lo que tenemos ganas, creaciones que nos movilizan, nos divierten, que amamos hacer. Podemos crear con mucha disciplina y precisión una experiencia, algo que permite comunicar la pasión que nos da hacer esto. Es un espectáculo que te interpela, no es complicado. Es simple, no dice nada nuevo pero pone al espectador en un lugar distinto. Porque es divertido, crítico, fácil de comprender, donde se prioriza la interpretación actoral, donde el público va a hacer un viaje emocional, desde la risa, la crítica, el pensamiento estimulado para elaborar nuevo pensamiento, tiene lenguaje sarcástico y no existe en la cartelera porteña un espectáculo así, que te interpele, te haga jugar con respeto, con cuidado, por supuesto, es una sátira.
Hay crítica sobre los poderes, sobre lo religioso, lo militar, lo burqués, incluso del comportamiento del pueblo, entonces, es un espectáculo que posee textos de grandes autores como base sobre la dramaturgia y no está desmembrado, va todo en la misma línea. El lenguaje que se utiliza es muy rico, muy seductor y es el final de un trabajo que vengo explorando hace muchos años, más de veinte. El espectador va a ir a disfrutar, a escuchar, a sentirse interpelado, a divertirse, a reírse y a emocionarse. Otra cosa, una máscara está inspirada en Videla y me pregunto ¿llegó la hora de reírnos de Videla? Podemos reírnos de Hitler, por ejemplo, pero ¿estamos en condiciones de reírnos de él? A ese punto llega la obra, incomodar, pero sin plantarse por encima del espectador. Una de las cosas, en el trabajo extraordinario de las máscaras que hizo Alfredo Iriarte para este espectáculo, es que la máscara del facho, del pueblo, del sacerdote, del burgués, interpelan realmente porque te hacen pensar en qué momento estamos como sociedad, como personas, no sé si nos permitimos tantas cosas que nos gustaría permitirnos-socialmente hablo- nos llenamos la boca hablando y cuando sucede algo ponemos el cuerpo pero no de la manera que uno piensa. Esta obra te hace presente en ese lugar, desde la risa, la alegría, la emoción… la gente se impacta, canta, baila, se asquea, se enoja, se deprime y llora. No lo imagino yo, son las cosas que me han ido diciendo los espectadores. Varios me han dicho que se hubieran levantado para escupirme en la cara, también que pasaron del llanto a la risa,
Yo estoy muy contento con este espectáculo la paso muy bien en escena y espero que todo el mundo la venga a ver, es un espectáculo que es aplaudido de pie casi todas las funciones, yo estoy feliz. Aplausos bellísimos de mucho agradecimiento y por sobre todas las cosas un espectáculo que no es vanidoso está al servicio de la creación y del juego para que todos vivamos una experiencia que nos pertenece a todos.
Por Monica Berman