Spoiler alert: ésta es una crítica para los que no van a musicales. Los otros la estábamos esperando desde hacía rato. Y seguramente ya fuimos espectadores más de una vez (como corresponde al género). Querido Evan es un musical súper premiado y súper conocido. Pero si no sos del palo eso no es un argumento para vos.

Te cuento un poco: el protagonista es un adolescente con problemas, al menos, vinculares. Por una de esas cuestiones azarosas se ve envuelto en algo que no buscó y que no supo cómo frenar.  Un compañero del colegio se suicida y Evan queda señalado como su amigo.  De algún modo, ese acontecimiento, la atribución (falsa) de la amistad le modifica la vida por un tiempo. Y de un modo definitivamente impensado.

Objetivamente se tratan temas duros y, lamentablemente, súper actuales. Ahora bien, la propuesta de Querido Evan es esperanzadora y en la puesta vernácula esto se acentúa todavía más, probablemente por el modo en el que Maxi Meyer compone su personaje; la pregunta ¿hay alguien que me mire? está en boca de alguien que puede sostenerla con verosimilitud y ternura durante toda la obra.  Las actuaciones están muy bien pero las de los más jóvenes merecen un podio: sus compañeros de curso, en los cuerpos y la voz de Mariel Percossi y Mariano Condoluci parecen hechos a medida y tanto Guido Balzaretti como Adan Madanes se mandan un Connor alucinante (sí, es el personaje es el que se quitó la vida, pero canta, baila, actúa y la ficción propone desde ahí un bálsamo), Rocío Hernández como su hermana… todos increíbles. (Ok, no estoy siendo nada técnica). Y la potencia que le sacan a lo colectivo, chapeau.

Es difícil poner en palabras las razones por la las cuales Querido Evan (por primera vez en español) funciona por donde la mires: conmueve, despierta reflexiones, provoca deseos de intervenir y también utiliza el humor como válvula de ¿escape? Es difícil ponerlo en palabras porque es puro lenguaje escénico, no solo por los actores/cantantes, sino por el conjunto, por la totalidad:  el diseño de iluminación, la decisión de las pantallas para que las redes sociales no sean “mencionadas” sino que se ve la puesta en marcha del funcionamiento (y la multiplicación y demás), la dirección musical y la orquesta, el cuidado de la dirección vocal, la dirección general.  Y las letras, esas letras que no están traducidas (sí, lo están) sino que funcionan casi como si se hubieran escrito en nuestra lengua.  Qué suerte que después del regalo de Casi normales, nos hagan este regalo.

La calidad del musical es impecable en todos sus aspectos. Pero, además, pone la humanidad en primer plano. Cada persona es importante. La corto antes de derrapar. No te la pierdas.

Por Monica Berman

Jueves, Viernes, Sabados y Domingos en Metropolitan Sura

Elenco: Julia Zenko, Laura Conforte, Fabio Aste. Guido Balzaretti. Rochi Hernandez, Mariano Condoluci, Mariel Percossi, Franco Valerga, Maxi Meyer

Libro: Steven Levenson

Dirección general: Sebastián Irigo