“Esa gaviota no es la de Chejov”
Sobre “Modelo vivo muerto” de Bla bla & Cía.
Bla bla y Cía, que antes eran Los bla bla pero ahora son más y son más inclusivos, vuelven a la escena que antes era varieté y ahora es teatro con butacas, para presentarnos su primer espectáculo “teatral”, donde incorporan la estructura de arte dramático y al que vitalizan con la rascada del juego popular. El desparpajo como contrapoder ante un contexto que busca producir cuerpos deprimidos.
Que una obra te pase por el cuerpo no quiere decir necesariamente la piel de gallina, el nudo en la garganta o las lágrimas en las mejillas, a veces es un dolor casi tortuoso de la caja torácica por exceso de carcajadas. Cuando esta tortura es colectiva, cuando somos muchxs pegando alaridos, intentando meter el aire antes del próximo gag, con los ojos saliendo de las cuencas porque no queremos perdernos nada, la experiencia teatral se vuelve vital. El teatro vuelve a ser teatro.
Lo más lindo es que este efecto catártico se produce con los recursos más simplones: repeticiones, chistes de pedos, pérdidas absolutas de sentido, cambios de ritmos, caídas. Pero ya sabemos que lo simple es lo más complejo y a esta compañía le llevó 13 años de trayectoria llegar a este nivel de comunicación, entrega y liviandad para que nosotrxs nos encarguemos sólo de recibir y disfrutar el juego delirante de estas personas.
Bla bla y Cía. comenzaron su camino con sketches humorísticos en varietés con entradas a la gorra. De hecho, sus primeras apariciones no fueron ni siquiera en un teatro, sino en un salón de yoga que se llenaba semana a semana. Esta pobreza de nacimiento es lo que lxs hace grandes porque tienen esa capacidad del teatro popular de generar situación usando su cuerpo como único instrumento.
Este espectáculo es su primera experiencia de “obra de teatro”. Convocadxs por la sala “Caras y Caretas”, este grupo conformado inicialmente por Pablo Fusco, Tincho Lupus, Julián Lucero, Sebastián Furman y Manu Fanego suman a la actriz Carola Oyarvide, a Gustavo Lista en la dramaturgia y a Francisca Ure en la dirección. De esta manera, “Los bla bla” devienen Bla bla y Cía., abriendo el grupo por un lado y por el otro quitando ese artículo que ya está un poco demodé.
“Modelo vivo muerto” se apoya en la narrativa clásica de novela detectivesca: un modelo vivo es encontrado muerto. Como se imaginarán la acción sucede en una escuela de arte, una “prestigiosa” escuela de arte, donde tres estudiantes deben rendir su exámen final. Misteriosamente, el modelo vivo es asesinado y hay que encontrar al autor de este crimen. Está premisa tan pero tan clásica es el trampolín que permite tergiversar la lógica del género hacia el humor y el absurdo.
Los elementos de la puesta en escena producen una tensión sin fisuras. Para algún desprevenido, el espacio escénico, con su piano, un gran retrato de Manu Fanego en una pose solemne y la iluminación fría con la clásica máquina de humo, podría hacerle imaginar que se trata de un gran clásico. Pero la entrada del pianista (Furman) que inicia la obra con un lipsync sobre el mensajito de apagar el celu y bla bla ya nos pone en código desde el minuto uno. Ya estamos en sus manos. Esta tensión sigue en el vestuario: el saco, corbata y camisa formal del profesor que contrastan con sus pantalones excesivamente cortos; el traje “Hogwarts” de les estudiantes y su estupidez evidente, los lápices especiales B2 para el examen que fueron extraídos del ano de alguna eminencia académica cuyos restos descansan en la institución. Todo es burla: a la academia, al arte, al veganismo, al yoga, a los viejos modelos pedagógicos, a los nuevos modelos pedagógicos, al género policial, a Edipo, al psicodrama, y la lista sigue y sigue. Y cómo se agradece esa irreverencia sin red.
El recorrido es más o menos así: un maestro de ceremonias guia con su piano y como se le ocurre el devenir de la obra; un profesor riega insistentemente con un aspersor sus plantas de interior, come su almuerzo decadente a escondidas en la clase, y pretende iluminar a las tres tabulas rasas que tiene por alumnxs. En su último día en la academia, antes de irse a un ashram hinduista, un modelo progre y vegano soporta los maltratos del profesor y el humor estúpido de sus estudiantes. Lxs tres estudiantes, intentan darlo todo, retratando al modelo vivo en completa oscuridad y son quienes finalmente construyen la autoridad docente con su fé ciega en un plan de enseñanza decadente. En este contexto sucede el asesinato y será la psicopedagoga (¡a la que por fin se le asigna una tarea!) quien deberá resolver el misterio con psicoludoterapia.
Este es el caldo de cultivo donde se construye el delirio de un espectáculo que lleva al extremo el ridículo, rompiendo cualquier estructura y generando una verdadera fiesta. El teatro es buchón y hace muy evidente el placer de lxs intérpretes por encarnar esa maquinaria asociativa que los lleva desde interpretar Edipo a cantar un tango, del music hall a jugar a la mancha. Y como toda máquina asociativa abre abre y abre. Muchos finales posibles a la “Elije tu propia aventura” hacen evidente una postura rizomática: “No es el final, es el comienzo de otra cosa” es el estribillo de la canción final.
Producir cuerpos felices es el efecto de esta obra y en este contexto donde el plan es de tristeza y aislamiento, conectar con el placer, con el humor, con el juego colectivo se vuelve un remedio indispensable.
MODELO VIVO MUERTO
Viernes y Sabados 22:30 hs.
Teatro Caras y Caretas – Sarmiento 2037
Dramaturgia: Creación Colectiva
Intérpretes: Manu Fanego, Sebastián Furman, Pablo Fusco, Julian Lucero, Tincho Lups, Carola Oyarbide
Diseño de vestuario: Sandra Szwarcberg
Diseño de escenografía: Sol Soto
Diseño de luces: Gustavo Lista
Redes Sociales: Diego Bocha Fernandez
Música: Sebastián Furman
Diseño gráfico: Manu Fanego, Patricio Vegezzi
Asistencia: Maribel Villarosa
Producción: Maribel Villarosa
Colaboración en dramaturgia: Gustavo Lista
Colaboración coreográfica: Jorge Thefs
Dirección: Francisca Ure