Ese Bow-Window no es americano

Un auto fuera de lugar. Enterrado. Está clavado en el barro de un jardín ajeno. Esa casa no es de ellas. El dedo de un niño señala a la madre y a la hija, intrusas. La casa es tan grande, tan hermosa. Su propietaria pide explicaciones, pero hay más incógnitas que respuestas. Es imperioso dar marcha atrás. Accionar la reversa, revertir las cosas si fuera posible.

Ese Bow-window no es americano es una adaptación del cuento Nada de todo eso, relato con el que abre el premiado libro “Siete Casas Vacías” de Samanta Schweblin. Los tres títulos aluden a una falta, una negación, una ausencia que también sobrevuela esta historia. Mariana Obersztern adapta y dirige la obra con el enorme logro de aportarle nuevos elementos a un texto ya de por sí muy rico.

Las tres actrices son perfectas para cada rol. María Merlino, la hija, lleva el peso de la narración que se apoya también en material audiovisual. Mirta Busnelli es la madre descolocada: se abraza con tenacidad a una cama, a una alfombra, al silencio a veces. Deambula a sus anchas en territorios de otros con impunidad, cambiando muebles y objetos de lugar. Vanesa Maja es la dueña de casa que se planta firme pero afectada ante la irrupción. Los diálogos entre ellas en ocasiones se relatan y además se dicen, fluyen lúdicos.

Con anteojos oscuros y pañuelo en la cabeza como una estrella de cine, la madre se acomoda frente al volante. Gira las llaves que les dejó el padre. Salen a ver casas, como siempre, pero esta vez a la hija le parece demasiado rara esa costumbre. La puesta, que incluye un auto en escena, acompaña ese extrañamiento que recorre toda la obra. Las partes del auto se enrarecen, adoptan nuevos sentidos; los portazos, el cabezal del asiento, la marcha atrás. Algo se perdió en ese camino de casas de familia.

Paula Boente

Adaptación y Dirección: Mariana Obersztern Actúan: Mirta Busnelli, María Merlino y Vanesa Maja /Dumont 4040, Santos Dumont 4040; sábados a las 20 y domingos 18; desde $12000