El viento circula con un silbido rodeando el hostal anclado en un paraje patagónico. Marito lava la ropa con jabón blanco. “No me mires fijo”, le decía su madre, “no me sostengas la vista que me hacés mal”. Desde entonces sus ojos parecen deambular perdidos, inquietos. Pero alguien del pasado vuelve y todo cambiará.
Mariano Saborido hace un trabajo imperdible en este unipersonal. Una de esas actuaciones que de tan deslumbrantes dan ganas de volver a ver. Todos los elementos suman para una ecuación ideal, empezando por el texto de Santiago Loza y la dirección a cargo de Valeria Lois y Juanse Raush, junto al vestuario de Pablo Ramírez.
Con dominio de cada gesto y gran potencia en la mirada, el actor de Paraguay y Lo que el río hace lleva adelante este relato que conjuga deseo, represión, desamparo, erotismo clerical, muerte, cantos, secreto y transformación, con una pátina de melancolía a tono con el entorno de la naturaleza. El paisaje de acantilados, grutas y mar bravío tienen una incidencia profunda en el espíritu de la obra.
Loza arma un mundo de gran particularidad y entrega otro personaje memorable. Con una labor sensible de artesano de los detalles confecciona un texto poético y agudo donde se acuna el protagonista. Como en La mujer puerca o en Todo verde, las criaturas nacidas de su imaginación encarnan en el talento de los actores para encender la chispa.
Desde su cosmos doméstico Marito invita a una aventura redentora. El viento trae tierra que confunde la mirada, pero trae algo más: una mano a la que aferrarse en medio del vendaval que azota esas tierras del fin del mundo.
—
Foto de nota: Sebastián Freire
VIENTO BLANCO
Actúan: Mariano Saborido
Dramaturgia: Santiago Loza
Dirección: Valeria Lois, Juanse Rausch
DUMONT 4040
Santos Dumont 4040
Lunes 20 h
Domingos 20.30 h