
MADONNA. Fig. Estampa religiosa donde se muestra a la virgen María sola o junto al niño Jesús. / MADONNITA. Palabra que parece sufrir en diminutivo una transformación oscura y perversa.
¿Qué hay detrás de esta operación lingüística?
El interrogante empieza desde el nombre y se nos irá develando muy de a poco en un texto magistral.
La pieza teatral dirigida por Malena Miramontes Boim con dramaturgia de Mauricio Kartún comienza in medias res. Un hombre, un comerciante, reclama a otro, un fotógrafo, más material para la venta. Se van en discursos, uno parece más concreto y certero, el otro, el que se cree artista, se deshace en explicaciones técnicas y pasiones fotográficas. Lo que reclama el primero son las fotos de “La Madonnita”, que están siendo comercializadas entre hombres de cantina, o trabajadores recién llegados a la Argentina de la primera inmigración. El fotógrafo explica que no tiene material nuevo. Ofrece nuevos revelados de antiguas tomas. En el contenido de esas fotos está el desnudo, la pornografía y la vulnerabilidad histórica de la existencia de toda mujer. Discusión canalla y lenguaje elevado se mezclan en el acto. Parece no haber solución hasta que la Madonnita es sometida con decoro, pero en escena, a aquella foto procaz.
Los personajes se transforman: el redentor ahora es el explotador. No tenemos de quién aferrarnos para transitar estas emociones de injusticia. La Madonnita actúa rápido, responde a los pedidos, pero ya está claro que no quiere estar ahí, se escapa de tanto en tanto. Es muda, no habla con extraños, en su caminar vemos una limitación, tiene una discapacidad física.
La estructura clásica y el texto poético no son impedimento para observar que todo lo que sucede, en esa buhardilla del parque Lezama a principios del siglo XX, aún acontece al otro lado de cualquier muro. El viaje en el tiempo refuerza la idea de la continuidad histórica de todos los males cometidos sobre las mujeres. La vida de la Madonnita da cuenta de ello, un último acto bastará para darnos una idea acabada de su transitar por este mundo.
Los diálogos de estos dos personajes no dejan de hacernos ver y entender la ideología que todo lo envenena. La masculinidad hegemónica dando cuenta de su auge y fracaso. Sus explicaciones innecesarias ofrecen el sistema de ideas que reprime toda vida femenina pero también describe los barrotes de su propia cárcel. El fotógrafo suelta una pregunta que se suspende en el aire escénico “¿Y qué es una mujer?” Acaso un relato, edificado en las palabras de estos dos hombres o de todos los hombres. ¿Un objeto? ¿una estampa? Como la foto de la Madonnita, sacada solo para la reproducción del imaginario de quien, como quiere, construye para sí lo que desea, la carne para su sosiego, la virgen, la puta, la madre.
Días después de aplaudir a la Madonnita en Ítaca, me senté en la mesa de un bar y escuché sin esfuerzo la conversación que cuatro hombres, de mediana edad, tenían en la mesa de al lado. El tema del que hablaban los hacía elevar la voz sin ningún motivo. Intercambiaban opiniones y una impunidad eternizadora los cobijaba en su burbuja. ¿De qué hablaban? Es de ti y de mí que hablaban, y de ellas, las que se deslizaban con un dedo de foto en foto. Las que ellos figuraban y defenestraban en cada daga y cada baba escupida sobre la pantalla. Ellas en esa vidriera, en esa estampa a merced de la apropiación ajena, sometidas al escarnio y la pena por esta asamblea inquisidora que no ve y aun no logra ver que detrás del vidrio y del lente hay personas con vidas y emociones. Cuando llegó la cuenta aún seguían comiendo del único plato que conocen. Pagué y me fui pensando. Mientras los que reproducen estas ideas sigan sorbiendo el café sin conciencia, la importancia de historias como la de la Madonnita deberá seguir dando luchas en el teatro porteño.
Foto: Evann Violeta
---
LA MADONNITA
Actúan: Natalia Pascale, Fito Perez y Darío Serantes
Dramaturgia: Mauricio Kartún
Dirección: Malena Miramontes Boim
ÍTACA COMPLEJO TEATRAL
Humahuaca 4027
Domingos 19.30 h